Enrique Colmena

Si el otro día comentábamos que el 2003 había sido un mal año para el cine español, tampoco el balance del cine mundial es como para tirar cohetes: de hecho, abundó el cine sin más intención que llenar los bolsillos de sus productores. Es cierto que ha habido algunas excepciones, en las que taquilla y calidad han ido de la mano, como en "El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey", el excepcional colofón de la saga de los anillos, espléndidamente puesta en escena por el neozelandés Peter Jackson; en la divertida comedia de corsarios "Piratas del Caribe. La maldición de la Perla Negra", de Gore Verbinski; o en la admirable "Buscando a Nemo", nuevo producto de la pareja de hecho Disney-Pixar, todas ellas con recaudaciones multimillonarias; pero, lamentablemente, la norma en cine comercial ha sido generalmente la inanidad. Otra gran película de amplio presupuesto y notable calidad, aunque inferior rendimiento económico, ha sido "Mystic River", el thriller de autor de Clint Eastwood (con una tripleta, Penn-Bacon-Robbins, que no tiene nada que envidiar a la delantera galáctica del Madrid...), pero poco más. Sería injusto no citar algunos productos atractivos, como los thrillers "ÚUacute;ltima llamada", "Identidad" y "El último golpe", más el Woody Allen anual, "Todo lo demás", y la cáustica comedia de los hermanos Coen, "Crueldad intolerable".
Pero, como casi siempre, el cine que más interés ha tenido ha sido el independiente, el que no tiene la taquilla como objetivo primero (aunque, desde luego, como cualquier hijo de vecino, aspire a ver recompensado su esfuerzo también económicamente). En ese segmento hemos podido ver obras de presupuesto escaso pero resultados satisfactorios, como la yanqui "Las mujeres de verdad tienen curvas" y las canadienses "Las invasiones bárbaras" y "Ararat", de dos consagrados de aquella nacionalidad, Denys Arcand y Atom Egoyan, e incluso cine de presupuesto holgado pero evidente intencionalidad intelectual, como la estupenda "Las horas", de Stephen Daldry, y la arriesgada "Dogville", del siempre polémico Lars Von Trier. Pero en total no llegan a veinte los títulos de interés, cuando se han estrenado en España más de cuatrocientas películas; vamos, escasamente un porcentaje del cinco por ciento: desolador, se mire como se mire...