CINE EN PLATAFORMAS
ESTRENO EN MOVISTAR+
Disponible también en Apple TV, Prime Video y Rakuten.
Nanni Moretti es, por antonomasia, el cineasta italiano (y no solo italiano...) rebelde por naturaleza, heterodoxo, ecléctico, inclasificable... En un panorama actual en el cine itálico que da miedo por su endeble nivel (solo aguantan el tipo Sorrentino, Garrone, Rohrwacher y Guadagnino, con el aditamento de algunos viejos al final de su carrera, como Bellocchio o Amelio), Moretti, por comparación, tiene talla como de Fellini o Rossellini (aquí es cuando me lapidan...).
Tiene dicho Moretti que él, como director, no busca tener una carrera al uso, sino que solo hace películas cuando siente que tiene algo que contar, algo que quiere compartir con otra gente. Con ese criterio, parecía que en este siglo XXI tenía menos cosas que compartir con el público, porque mientras durante el XX tuvo varios y apreciados éxitos críticos (y, a su escala, comerciales), como La misa ha terminado, Palombella rossa, Caro diario o Abril, en la centuria vigésimo primera en la que escribimos, esos títulos se han reducido, tanto en número como, ¡ay!, en interés: La habitación del hijo, Habemus Papam, Tres pisos...
Pero con esta El sol del futuro nos parece que Moretti recupera lo mejor de sí mismo: capacidad para crear historias esquinadas, a la vez realistas y fantásticas; una rara facultad para criticar, con las sutiles armas de la ironía y el sarcasmo, aquello que no le gusta; también reafirmación de sí mismo: Moretti siempre ha sido un narcisista y no va a dejar de serlo porque haya cumplido siete décadas...
El sol del futuro es eso y mucho más, una película de las que se suelen denominar “cine dentro del cine”, donde el aquí director, protagonista, coguionista y coproductor no deja títere con cabeza en ese mundo audiovisual actual en el que todo parece estar encaminado a que te llame Netflix y te financie la película o la serie, o te la encargue directamente. Como ocurre en una divertida escena (aunque en el fondo tan triste...), en la que los representantes de la poderosa plataforma de “streaming” ponen, figuradamente, los cataplines sobre la mesa al gr ...
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DISPONIBLE EN PRIME VIDEO
En su incesante búsqueda de series con las que captar a sus posibles clientes y retener a los ya poseídos, las plataformas de vídeo bajo demanda hace tiempo que han comprobado que es conveniente para sus intereses no solo estrenar productos de su país de origen (generalmente Estados Unidos, de donde procede la abrumadora mayoría de las plataformas), sino también producir “in situ”, con creadores, artistas y técnicos de los países en los que se distribuyen sus series y películas. Esta Los Farad encaja dentro de esa definición, un producto costeado auspiciado por la poderosa Amazon a través de su sello Prime Video, que la distribuye en todo el mundo, pero principalmente en las regiones del mundo de habla hispana y, por supuesto, especialmente en España.
En esta serie de 8 capítulos (que queda abierta para, en su caso, proseguir con nuevas temporadas, aunque se cierra razonablemente bien) se agradece que el “leit motiv” no sea, otra vez, el narcotráfico, ya tan pesado que resulta aburrido, con todo el mundo queriendo reeditar el éxito de Narcos. Los Farad, aunque también es un thriller que se desarrolla esencialmente en el mundo de la ilegalidad, tiene como tema otro asunto que, aunque de vez en cuando aparece en las tramas de este tipo de productos, no es tan frecuente: nos referimos en concreto al tráfico de armas, uno de los negocios más pingües de nuestro tiempo, de nuestro mundo, de Oriente y de Occidente, de Norte y Sur; allá donde haya dos pueblos (o mejor dicho, dos mandatarios felones…) dispuestos a matarse mutuamente, habrá un sagaz e inescrupuloso tipo que les suministrará armamento como para reventarse todas las veces que quieran o, al menos, que puedan pagarlo.
La trama se ambienta a mediados de los años ochenta del pasado siglo XX. La historia la narra, en off, el protagonista, Oskar (sic), un guapo pelanas de veintipocos años que se gana la vida en un modesto barrio de Madrid dando clases de aerobic, mayormente a mujeres a las que, aparte de ponerse e ...
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En los tres capítulos anteriores, y a raíz del estreno con pocas semanas de diferencia de dos versiones libérrimas sobre la novela La bestia en la jungla, de Henry James, hemos ido presentando algunas generalidades sobre la literatura del escritor anglo-norteamericano en la pantalla grande o pequeña, y en las dos entregas posteriores hemos espigado, cronológicamente (1949-1974, 1978-1991), algunos de los títulos de mayor relieve que se han rodado sobre la novelística jamesiana durante esos períodos.
Con la presente entrega de esta serie fílmico-literaria vamos a darla por concluida, comentando ahora los títulos que, tomando como referencia la obra de James, se han volcado al audiovisual en los últimos treinta años.
La primera película que traemos aquí es Retrato de una dama (1996), lógicamente adaptación al cine del relato homónimo de Henry James, film que realizó Jane Campion inmediatamente después de su éxito El piano (1993), ganadora de 3 Oscars, lo que la llevó a la primera línea mundial en la dirección cinematográfica. Sin embargo, la versión de la novela de James, a pesar del notable reparto (Nicole Kidman, John Malkovich, Shelley Winters, Shelley Duvall, Viggo Mortensen, Christian Bale), fue un estrepitoso fracaso en taquilla; tampoco la crítica fue elogiosa. Y lo curioso es que se trató de una costeada versión, como decimos con estupendos intérpretes y una muy cuidada ambientación. Pero la versión de Campion, con todas su ...
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