Enrique Colmena

En los dos artículos anteriores sobre los actores y actrices andaluces del siglo XXI revisamos los intérpretes de edad superior a los cincuenta años, utilizando en el título de ambos textos las canas como sinécdoque: ¡cuánto saben las canas!, decíamos, para reflejar la sabiduría de nuestros artistas llegados a su etapa de senectud. En los siguientes dos artículos vamos a hablar de las actrices y actores andaluces que están entre los cuarenta y los cincuenta años, en esa etapa, la madurez, en la que se está en la plenitud de la vida, tanto personal como profesionalmente: dejada atrás la efervescencia hormonal de la adolescencia y la juventud, aún se tienen ganas y fuerzas para empeños de todo tipo, y además ya se han ganado tablas y saberes para poder dar lo mejor de cada uno.

La madurez, esa plenitud, es entonces la etapa vital de los intérpretes andaluces que reflejaremos en este capítulo y el próximo del serial. Empezaremos con uno de los mejores, además recién galardonado con el más importante laurel del cine español: el gaditano Manolo Solo ha conseguido el Goya al Mejor Actor de Reparto por su prodigiosa composición en Tarde para la ira (2016). Estudió interpretación en el Instituto de Teatro de Sevilla, y a partir de principios de siglo su presencia se irá haciendo familiar en papeles secundarios pero crecientemente importantes. Al comienzo de su carrera se le vio sobre todo en películas de producción andaluza, como Cuando todo esté en orden (2002), Astronautas (2003), Recambios (2005), 15 días contigo (2005) y 7 vírgenes (2006), para poco a poco irse abriendo camino en producciones más allá de Despeñaperros: El laberinto del fauno (2006), Celda 211 (2009), Biutiful (2010), La herida (2013), La isla mínima (2014), B (2015), por la que obtuvo su primera nominación a un Goya, y El guardián invisible (2017), donde culmina su ascensión geográfica (tras pasar Despeñaperros, se entiende…), llegando hasta el muy navarro Valle del Baztán. Ha trabajado con la flor y nata de los directores del cine español, desde Alberto Rodríguez al neófito, pero ya tan esplendoroso Raúl Arévalo, pasando por Santi Amodeo, Manuel Martín Cuenca, Daniel Monzón y Fernando León de Aranoa, entre otros, además de con dos de los más talentosos cineastas mexicanos, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu. Manolo Solo es un actor de una ductilidad sorprendente, con una capacidad camaleónica que le permite hacer de indigente, juez, conductor de ambulancia, periodista, médico, ministro, quinqui, policía, cura o camello, y hacerlo todo con total verosimilitud, con una pasmosa facilidad para transformar su caracterización mediante simples recursos como peinados, gafas, bigotes o barbas. Es uno de los mejores de su generación, y su breve aparición en Tarde para la ira (junto a otros dos grandes como Luis Callejo y, sobre todo, un impresionante Antonio de la Torre) será difícilmente olvidada por quien haya visto la escena.

Si Manolo Solo es uno de los mejores de su quinta, el malagueño Antonio de la Torre es, directamente y sin ambages, el mejor de su generación. Licenciado en periodismo, trabajó como presentador en Canal Sur, pero pronto se derivó hacia su verdadera vocación, la interpretación. Sus primeros papeles, casi cameos, tendrían lugar durante los años noventa. Empieza a descollar en la miniserie televisiva Padre Coraje (2002), de Benito Zambrano, y de ahí en adelante todo será crecer. Estará en papeles aún secundarios en Te doy mis ojos (2003), Volver (2006), Azuloscurocasinegro (2007) y Una palabra tuya (2008), para llegar a papeles ya protagonistas a partir de Gordos (2009), para la que engordó desmesuradamente, a la manera de Robert de Niro en Toro salvaje. Estará escalofriante en Balada triste de trompeta (2010), sobrecogedor en La mitad de ÓOacute;scar (2010), sutilísimo en Grupo 7 (2012), aterradoramente humano en Caníbal (2013), impactante en Que Dios nos perdone (2016) y sencillamente sublime en Tarde para la ira (2016). Ha trabajado con la primera línea de los directores del cine español, de Pedro Almodóvar a Alberto Rodríguez, además de Álex de la Iglesia, Daniel Sánchez Arévalo, Icíar Bollaín, Carlos Saura, Mario Camus, Manuel Martín Cuenca, Gracia Querejeta… Ha ganado ya un Goya y ha estado nominado otras seis veces, además de una gran cantidad de premios. Su talento no parece tener límites, es capaz de matizar cada personaje hasta hacerlo único. Sin duda, el mejor actor español de su edad.

La cordobesa Marisol Membrillo se inició en la interpretación audiovisual en la serie televisiva de Canal Sur Plaza alta, para después hacerlo en las televisiones estatales en seriales como Al salir de clase, Policías, en el corazón de la calle y Hospital Central. Paralelamente comienza a trabajar en cine en pequeños papeles, en filmes como Una pasión singular (2003), Planta 4ª (2004) y el musical ¿Por qué se frotan las patitas? (2006). Su carrera ha simultaneado ambos medios: en televisión se la ha visto a lo largo del siglo XXI en series tan populares como Amar es para siempre, Cuéntame cómo pasó, Física o Química y Víctor Ros; en los últimos años su participación en la pantalla grande ha sido inferior, si bien ha sido relevante su aparición en filmes como Los niños salvajes (2012) y la estupenda Magical girl (2014). Dotada de un físico ciertamente atractivo, Marisol Membrillo siempre brilla en la pantalla, generalmente en papeles de mujeres seguras y lúcidas.

El cordobés Fernando Tejero, forjado en la actuación en la compañía teatral Animalario, saltó a la fama con su interpretación de portero de la serie televisiva Aquí no hay quien viva. A partir de ahí, se hizo una presencia familiar en las pantallas grande y pequeña. En la primera su gran éxito llegaría casi simultáneamente a la serie televisiva, en Días de fútbol (2003), por la que obtendría un Goya. Otros títulos relevantes de su filmografía en cine son El penalti más largo del mundo (2005), Días de cine (2007), El club de los suicidas (2007), Fuera de carta (2008) y La chispa de la vida (2011). En los últimos tiempos su estrella parece haber decaído, quizá encasillado en el tipo de personaje que le dio popularidad.

El malagueño Pepón Nieto se ha convertido en un imprescindible actor de reparto, quizá limitado por su físico, que compensa con sutileza y una fuerte interiorización de sus personajes. Aunque su primer papel en el audiovisual fue en el cine, en un papel secundario de Días contados (1994), sus primeros personajes populares los hizo en televisión, en la década de los noventa, en series como Farmacia de guardia, aunque el cine lo vuelve a llamar pronto para comedias (el género en el que más se ha prodigado, aunque como actor dramático consigue interesantes resultados) como Más que amor, frenesí (1996), Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí (1997) y El grito en el cielo (1998). Ya en el siglo XXI prosigue su carrera alternando sin distinción televisión y cine. En el primero de esos medios tiene papeles relevantes, a nivel de protagonista o coprotagonista, en muy populares series como Periodistas, Los hombres de Paco y Amar es para siempre; además de en esta última serie, su vena más dramática aparecerá también en la serie Sé quién eres. En cine ha hecho películas en clave de comedia negra: Descongélate (2003), Las brujas de Zugarramurdi (2013) y Mi gran noche (2015).

Vicente Romero, sevillano y actor de teatro, es una presencia interesante en las pantallas españolas. Le suelen adjudicar personajes de villano, o marginales, o delincuentes, en un encasillamiento que no se termina de entender, a la vista de su evidente talento y ductilidad. Empezó en Periodistas y, sobre todo, en la miniserie Padre coraje, en la que estaba estupendo. A partir de ahí lo disfrutamos en otras series televisivas como Policías, en el corazón de la calle, para después empezar a hacerse un hueco también en cine, en filmes como 7 vírgenes (2005), 3 días (2007) y Celda 211 (2009), casi siempre en personajes broncos, violentos, duros. Su vena de comediante, sin embargo, se ha podido apreciar en Cuerpo de élite (2016). En televisión ha sido relevante su aparición en Sin tetas no hay paraíso, Con el culo al aire y, en un tono muy distinto, en la serie histórica 14 de Abril. La República.

La jerezana Ana Álvarez es una de las actrices más estimulantes de su generación, aunque quizá no ha llegado todo lo lejos que de ella se esperaba. Se mudó en plena adolescencia a Madrid para terminar de formarse. Tras una primera etapa como modelo, se adentra en el mundo de la interpretación, al principio con papeles episódicos, para empezar a descollar en filmes como Solo, o en compañía de otros (1991). Para Gonzalo Suárez hace un pequeño papel en Don Juan en los infiernos (1991), para poco después hacer uno de sus primeros papeles protagonistas, el de La madre muerta (1993), para Juanma Bajo Ulloa, que abre su mejor época, encadenando varios títulos apreciables: Los peores años de nuestra vida (1994), El rey del río (1995), Brujas (1996), Cha-cha-cha (1998). A partir del siglo XXI, sin embargo, su estrella parece palidecer, aunque sigue siendo llamada para cine y televisión. En la pantalla grande hará algún título de relieve, como GAL (2006), siendo más importante su presencia en la pequeña, en series como Quart, Sin tetas no hay paraíso y La memoria del agua.

Bélen López, sevillana que estudió en el Centro Andaluz de Teatro, CAT (de donde han salido muchos de los talentos de la interpretación andaluza de los últimos veinticinco años), ha desarrollado su carrera audiovisual fundamentalmente en televisión, en papeles generalmente secundarios pero relevantes, en series como Motivos personales, R.I.S. Científica, Pelotas, Luna, el misterio de Calenda, Águila Roja y Mar de plástico. En cine su presencia ha sido menor, pero también interesante, en películas como 15 días contigo (2005), 8 citas (2008) y Holmes & Watson. Madrid days (2012). Es una actriz con evidente magnetismo personal, muy segura y versátil.

La malagueña Mariola Fuentes empezó a hacer cine en pequeños papeles en los años noventa. Tras algunos personajes secundarios es llamada por Pedro Almodóvar para intervenir, con un papel de reparto pero relevante, en Carne trémula (1997), lo que la pone en el escaparate de los actores y actrices españoles. A partir de ahí trabaja, casi siempre en registro de comedia, en filmes como Torrente. El brazo tonto de la ley (1998), El grito en el cielo (1998), La primera noche de mi vida (1998) y Manolito Gafotas (1999). En el siglo XXI consolida su posición actuando de nuevo a las órdenes de Almodóvar en Hable con ella (2003) y Los abrazos rotos (2009). Sigue trabajando también con los más interesantes cineastas de comedia, desde Santiago Segura a Miguel Albaladejo, pasando por José Luis García Sánchez, Dunia Ayaso y Félix Sabroso. En televisión ha sido estimable su aparición en series como Mis adorables vecinos y Vive cantando. Entre sus últimos títulos cinematográficos destaca su intervención en Kiki, el amor se hace (2016), de Paco León. Es una apreciable actriz, fundamentalmente de comedia, dotada de una natural vis cómica.

La televisión ha sido el medio fundamental en la carrera del sevillano Antonio Garrido. Estuvo inicialmente en miniseries como La Mari y pequeños roles en series como Los Serrano o Un paso adelante, aunque su primer gran papel lo consigue en La chica de ayer, en un torvo papel de policía franquista. A partir de ahí ya consigue papeles relevantes en series como Los protegidos y Amar es para siempre. En cine su participación ha sido menor, pero ha estado en películas como El camino de los ingleses (2006), La chispa de la vida (2011) y Fin (2012). Alterna comedia y drama, aunque lo suelen requerir curiosamente para interpretar papeles de facha.

José Luis García Pérez, sevillano, es de los más interesantes de esta generación. Estudió interpretación en el CAT, es director de la compañía Digo Digo Teatro y tiene una muy significativa carrera audiovisual. En cine debutó en Amar y morir en Sevilla (2001), de Víctor Barrera, apareciendo posteriormente, cada vez con papeles más relevantes, en filmes como Cachorro (2004), que le valió una nominación al Goya, El Lobo (2004), Los aires difíciles (2006), Lola, la película (2007), donde hacía nada menos que de Manolo Caracol, Retorno a Hansala (2008) y El país del miedo (2015). En televisión ha tenido también una apreciable participación en series como Ana y los siete, Hospital Central, Vive cantando y Carlos, Rey Emperador, donde interpretaba a un bragado Hernán Cortés, y en las miniseries Alfonso, el príncipe maldito y El Rey (donde hacía de Don Juan de Borbón). José Luis es un actor de gran técnica interpretativa, capaz de cualquier registro, igualmente bueno como protagonista que como intérprete de reparto.

La sevillana Mari Paz Sayago es una presencia relativamente nueva en cine y televisión, al menos en cuanto a popularidad, si bien está interviniendo en ambos medios desde hace más de una década. Estuvo en series como Ácaros, hasta que se la descubrió en su divertido papel en Carmina o revienta (2012); a partir de ahí hemos disfrutado de su vis cómica en El mundo es nuestro (2012) y Carmina y amén (2013), aunque también en papeles muy diferentes en The extraordinary tale of the times table (2013) y Kiki, el amor se hace (2016); en televisión ha hecho furor con su personaje en la serie Allí abajo. Es una actriz dotada de una prodigiosa capacidad cómica pero que también se ha revelado como notable intérprete dramática.

Álex O’Dogherty, de obvia ascendencia irlandesa, es un gaditano que también se formó en teatro en el CAT. En televisión apareció en la serie Policías, en el corazón de la calle, y en cine su primer papel fue en la opera prima de Alberto Rodríguez y Santi Amodeo, El factor Pilgrim (2000). En cine aparece inicialmente en cine andaluz: Astronautas (2003) y María querida (2004), entre otras, hasta empezar a hacer cine a nivel nacional: Azuloscurocasinegro (2006), Alatriste (2006), Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la Tierra (2008) y Felices 140 (2015). En televisión tiene una amplia carrera, destacando sobre todo en su faceta cómica en series como Camera Café, pero también en series más dramáticas o policíacas como Sin tetas no hay paraíso y Olmos y Robles. Dotado de poderosa voz, suele tener tendencia a la comedia, pero se desempeña igualmente en el policíaco y en el drama, componiendo a veces personajes torvos, que borda con destreza.

Pie de foto: Antonio de la Torre, el mejor actor español de su generación, junto a Luis Callejo, en una imagen de Tarde para la ira.

Próximo capítulo: Intérpretes andaluces del siglo XXI, la pléyade (II): La madurez, esa plenitud (y 2)