Enrique Colmena

Continuamos con el censo por edades de esa pléyade de actores y actrices andaluces que se han destapado durante este siglo XXI. Si en anteriores artículos de esta serie comentamos en primer lugar a los intérpretes ya entrados en (o en puertas de entrar a) la senectud, y después a los que están ahora en plena madurez, tanto física como creativa, en los siguientes dos textos vamos a hablar de los más jóvenes de esta pléyade, de aquellos que están entre la mayoría de edad y los cuarenta años, aproximadamente, por situar en esa cifra la frontera entre la juventud y la edad realmente adulta, cuando ya no hay (salvo Peter Pan…) vuelta atrás.

Es curioso que, hecho el recuento de los actores y actrices andaluces relevantes que se encuentran entre ambas edades, de 18 a 40 años, nos encontramos con una cifra, veintinueve, que nos permite el juego de palabras del título de este artículo: hablamos entonces, sí, de (veinti)nueve novísimos, por hacer una analogía con los poéticos Nueve Novísimos de Castellet.

Curiosamente también, el primero del que hablaremos resulta no ser uno, sino dos, porque ambos han trabajado juntos con gran frecuencia, y de hecho saltaron a la fama gracias a una celebrada interpretación conjunta. Hablamos de los sevillanos Alberto López y Alfonso Sánchez, que saltaron a la fama gracias al extraordinario éxito que tuvo en YouTube el vídeo Esto ya no es lo que era, una divertida parodia de dos canis hispalenses con un chispeante diálogo ante cámara con todos los clichés y tópicos que se adjudican a los individuos de esta extracción social; ese éxito se repitió, sucesivamente con señoritos y perroflautas, en los vídeos Eso es así y Aquello era otra cosa, respectivamente, lo que finalmente los lleva a interpretar los papeles (El Culebra y El Cabesa) del primero de esos vídeos, Esto ya no es lo que era, en el largometraje para pantalla grande El mundo es nuestro (2012), dirigido por Sánchez, la desvergonzada puesta de largo de los dos canis en medio de la atroz crisis que asoló en esos años la sociedad española (y por ende la sevillana, en la que se ambientaba). Aparte de esas numerosas intersecciones debidas a la fecunda colaboración entre ambos, cada uno tiene también una carrera por separado. Así, López, que estudió en la Escuela de Arte Dramático de Sevilla, da sus primeros pasos como actor en teatros de la capital hispalense, para pasar después a interpretar pequeños papeles en series televisivas, como Padre Coraje, de Benito Zambrano. 4.000 euros (2008), una muy modesta producción andaluza dirigida por el inglés afincado en Sevilla Richard Jordan, es su primer contacto con el largometraje cinematográfico, con un personaje además muy dramático, alejado de su vis cómica, más reconocible. En la televisión autonómica andaluza interviene en la serie Padre Medina, para posteriormente trabajar, de nuevo en registro dramático, en Grupo 7 (2012), el thriller de Alberto Rodríguez ambientado en la pre-Expo 92 de Sevilla. Tras la mentada El mundo es nuestro su presencia se hace habitual en televisión, en series como Luna, el misterio de Calenda y Allí abajo, donde vuelve a coincidir con Alfonso Sánchez, como también en dos de los más comercialmente exitosos largometrajes del cine español de la última década, Ocho apellidos vascos (2014) y Ocho apellidos catalanes (2015), ambos de Emilio Martínez Lázaro, en cómicos personajes tópicamente sevillanos.

Alfonso Sánchez, por su parte, además de las películas y series en las que ha compartido pantalla con López, tiene también una carrera en solitario. Aunque sevillano de nacimiento, se formó actoralmente hablando en Málaga. Sus comienzos son también en el teatro, y sus primeras apariciones en pantalla lo serán en papeles episódicos en series como Policías, en el corazón de la calle y ¡Ala… Dina! Tras algunos cortos, debuta en el largometraje cinematográfico en la producción andaluza Recambios (2005), aunque la mayor parte de sus trabajos actorales de la época son para televisión (El auténtico Rodrigo Leal) y en cortometrajes cinematográficos. Ha intervenido también en personajes episódicos en algunos “blockbusters” rodados en Andalucía, como Star Wars: Episodio II - El ataque de los clones (2002) y El Reino de los Cielos (2005). Ya en la década de los años diez de este siglo ha tenido un papel relevante, aparte de en las citadas producciones junto a Alberto López, en la serie televisiva Alatriste. Alfonso, como Alberto, es un actor especialmente dotado para la comedia, aunque los personajes en los que es necesario un aliento dramático los interpreta igualmente bien.

Cristina Peña, granadina, se formó teatralmente a las órdenes del prestigioso maestro de actores Juan Carlos Corazza. En el audiovisual empezó a hacerse conocida en la serie televisiva Compañeros. De hecho, la mayor parte de su trayectoria interpretativa ha tenido lugar en series o miniseries televisivas, habiendo intervenido, entre otras, en títulos como Casi perfectos, 7 vidas, Alfonso, el príncipe maldito, Gran Reserva, Bienvenidos al Lolita y Los misterios de Laura. En cine su presencia es prácticamente testimonial, con algún título como Gitano (2000). Actriz segura y con vis cómica, su presencia como secundaria no pasa nunca desapercibida.

Estefanía de los Santos, sevillana y formada con Cristina Rota, como tantos otros buenos intérpretes españoles, empezó haciendo cortos hasta que explotó en un personaje bombón, La Caoba, en Grupo 7 (2012), de Alberto Rodríguez, que le deparó la nominación al Goya a la Mejor Actriz Revelación. A partir de ahí su rostro se ha hecho familiar en series de televisión como Luna, el misterio de Calenda y Bienvenidos al Lolita. En cine también ha intervenido en varios títulos relevantes, como Carmina y amén (2014), Hablar (2015), De chica en chica (2015) y Que Dios nos perdone (2016). Actriz dúctil, da lo mejor de sí en personajes dramáticos.

La sevillana Paz Vega es una de las actrices de mayor proyección no sólo nacional, sino internacional, del actual panorama de intérpretes andaluces y españoles. Sus comienzos en el audiovisual fueron en pequeños papeles en series televisivas como Menudo es mi padre y Compañeros; de mayor peso será su intervención en la serie 7 vidas. En cine, tras algunos secundarios, alcanza la fama por su papel protagonista en Lucía y el sexo (2001), de Julio Medem, que la convierte instantáneamente en la intérprete de moda, además de reportarle un Goya a la Mejor Actriz Revelación. A partir de ahí encadena una larga lista de películas de éxito: Hable con ella (2002), de Almodóvar, El otro lado de la cama (2002), de Emilio Martínez Lázaro, Carmen (2003), de Vicente Aranda. Paz inicia entonces una andadura internacional que la lleva a rodar en el extranjero, en filmes como Spanglish (2004), de James L. Brooks (uno de los creadores de Los Simpson, para entendernos), El destino de Nunik (2007), de Paolo y Vittorio Taviani, Bajo la piel (2008), de Jada Pinkett Smith, Triage (2009), de Danis Tanovic, y Grace de Mónaco (2014), de Olivier Dahan. Además, ha tenido tiempo de trabajar de nuevo para Almodóvar en Los amantes pasajeros (2013). Paz Vega es el paradigma de la actriz de raíces andaluzas que consigue triunfar mundialmente gracias a una sabia combinación de talento interpretativo y belleza física.

El granadino Antonio Pagudo, con orígenes teatrales, como prácticamente todos los actores y actrices de esta serie, empezó fuerte: en GAL (2006) interpretaba nada menos a un secretario de Estado. Su carrera, sin embargo, pronto se decantó hacia las series televisivas, en las que compone con acierto personajes de gran comicidad, en títulos como Cuéntame cómo pasó y, sobre todo, La que se avecina, en la que se ha convertido en uno de sus personajes más populares. No obstante, también es capaz de papeles dramáticos, como lo demuestra con su intervención en la serie Lo que escondían sus ojos, interpretando al falangista Dionisio Ridruejo, uno de los hombres importantes del franquismo que, con el tiempo, evolucionó hacia posiciones democráticas. En cine ha tenido también algunas apariciones afortunadas, como en Villaviciosa de al lado (2016).

El carmonense Félix Gómez hizo sus pinitos audiovisuales en la serie televisiva andaluza Plaza Alta, para posteriormente hacerse un hueco en series nacionales como Al salir de clase, donde consiguió notable popularidad. Estuvo en otras series de la época, como Un lugar en el mundo, Los 80 y Amar en tiempos revueltos. En ese tiempo hace también varias apariciones en largometrajes de cine, como El camino de los ingleses (2006), de Antonio Banderas, y Las 13 rosas (2007), de Emilio Martínez Lázaro. Posteriormente se ha especializado en series y miniseries televisivas, siendo su rostro muy conocido por títulos tales como Herederos, Raphael, una historia de superación personal, 14 de Abril. La República y Carlos, Rey Emperador, en las que ha demostrado una interesante mezcla de apostura y capacidad interpretativa.

La sevillana Verónica Sánchez, una de las más listas de la clase, se inició muy fuerte protagonizando Al sur de Granada (2003), de Fernando Colomo, biopic de escritor Gerald Brenan en su juventud. A partir de ahí se suceden los títulos que interesan: El calentito (2005), de Chus Gutiérrrez, Camarón (2005), de Jaime Chávarri, donde interpreta a La Chispa, la mujer del genio de La Isla, Los 2 lados de la cama (2005) y Las 13 rosas (2007), ambas de Emilio Martínez Lázaro, y Gordos (2009), de Daniel Sánchez Arévalo. En televisión su presencia es mayor en los últimos años; al principio sólo participó en Los Serrano, pero últimamente la hemos visto en 14 de Abril. La República, Gran Reserva. El origen, Sin identidad y El Caso. Crónica de Sucesos. Es una actriz dúctil, que sirve igualmente tanto para drama como para comedia.

Fran Perea estudió teatro en su Málaga natal. A partir de ahí se da a conocer, como muchos jóvenes actores de la época, en la serie televisiva Al salir de clase. En cine estará en El camino de los ingleses (2006), Las 13 rosas (2007) y Balada triste de trompeta (2010), aunque la mayor parte de su trayectoria ha transcurrido en series y miniseries televisivas como Hospital Central, Los Serrano, B&B, de boca en boca y La sonata del silencio.

La cordobesa Macarena Gómez estudió Arte Dramático en Londres. Actriz de peculiar rostro, se adapta igualmente a comedia y drama, aunque parece encontrarse más a gusto en el primero de esos registros. En cine se inicia en el género del terror con Dagon, la secta del mar (2001), de Stuart Gordon, curiosa aproximación al universo Lovecraft. En pantalla grande la veremos también en Una pasión singular (2003), de Antonio Gonzalo, Romasanta, la caza de la bestia (2004), de Paco Plaza, de nuevo en el género de terror, pero también en 20 centímetros (2005), de Ramón Salazar, en clave entre comedia y musical. Además de en multitud de cortos, en los últimos años la hemos visto en cine en largometrajes como Carne de neón (2010), de Paco Cabezas, Holmes & Watson. Madrid days (2012), de José Luis Garci, Las brujas de Zugarramurdi (2013), de Álex de la Iglesia, y Secuestro (2016), de Mar Targarona. En televisión su serie más conocida, que la ha hecho tremendamente popular, es La que se avecina.

Salva Reina es una de las más agradables sorpresas del panorama interpretativo andaluz de los últimos años. Canario de nacimiento pero criado y formado en Málaga, su primer papel de cierta relevancia tuvo lugar en la serie televisiva andaluza Padre Medina, para después explotar interpretativamente en dos largometrajes de cine, 321 días en Michigan (2014), de Enrique García, y, sobre todo, La isla mínima (2014), de Alberto Rodríguez. En ambos filmes llama poderosamente la atención su frescura y facilidad interpretativa, lo que le abre las puertas de la serie Allí abajo y le permite su intervención en filmes como Villaviciosa de al lado (2016). Actor dúctil, funciona igualmente en registros dramáticos como cómicos, aunque en estos últimos resulta especialmente brillante.

La malagueña Virginia de Morata estudió teatro con maestros como José Carlos Plaza y Andrés Lima. Antes de debutar en el largometraje interpretó varios cortos, algunos de ellos para el director Enrique García, quien la elige para su primera película comercial, 321 días en Michigan (2013), donde estaba espléndida. Con el mismo director ha repetido en su segundo largometraje, Resort Paraíso (2016). Es una actriz que tiene mucho recorrido por delante, con evidente técnica pero también una sorprendente intuición, que puede dar mucho de sí.

El malagueño Dani Rovira es una de las estrellas de su generación. Nacido a la interpretación desde el afluente de los monólogos, en los que es un consumado maestro, Rovira hace algunos cortos antes de afrontar el papel por el que posiblemente pase a la Historia del Cine Español, el Rafa de Ocho apellidos vascos (2014), de Emilio Martínez Lázaro, record de taquilla del cine español que seguramente tardará años en ser batido. A partir de entonces el cine lo reclama para papeles generalmente de comedia, como la secuela Ocho apellidos catalanes (2015), Ahora o nunca (2015), de María Ripoll, y El futuro ya no es lo que era (2016), de Pedro L. Barbero, pero también para otro tipo de registros más dramáticos, como 100 metros (2016), de Marcel Barrena. Rovira es un actor de fortísima vis cómica que ha sabido poner al servicio de una carrera que puede (y debe…) ser muy provechosa.

El norteamericano Ken Appledorn, afincado en Sevilla hace ya años por razones sentimentales (está casado con el humorista Jorge Cadaval, del dúo Los Morancos), tiene ya una apreciable carrera interpretativa en nuestra tierra. Ha tenido papeles episódicos en filmes como Madre amadísima (2009), de Pilar Távora, y Anochece en la India (2014), de Chema Rodríguez, y de mayor enjundia en series televisivas como Flaman o webseries como Malviviendo, para componer su primer protagonista en la notable The extraordinary tale of the times table (2014), de José F. Ortuño y Laura Alvea. Aunque tiene limitaciones por su obvia apariencia de “guiri” y su evidente acento extranjero, Ken es un actor interesante que puede dar mucho juego.

Pie de foto: Paz Vega en una imagen de Lucía y el sexo.

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