Enrique Colmena

A lo largo de seis entregas hemos venido desarrollando el censo de los intérpretes andaluces que se han dado a conocer durante el presente siglo (aunque algunos comenzaron a finales del pasado), segmentándolo por edades. Decíamos en el primer capítulo que, aunque la vocación del empeño era la de ser un censo lo más amplio posible, no podíamos aspirar a la exhaustividad. Publicadas esas seis partes en las que hemos dividido este estudio, añadiremos hoy una en la que recogeremos aquellos actores y actrices que, por mor de la memoria, esa traidora, o de circunstancias varias, no han sido reflejados en las mismas, aunque tienen igual derecho, e incluso en algunos casos más, que los que ya han sido recogidos en este trabajo.

Aquí, por tanto, vienen aquellos olvidados que no debieron serlo, ya sin segmentación por edades; están aquí porque tienen que estar, indubitablemente, en un análisis de los intérpretes andaluces de este siglo XXI.

La granadina Mary Carmen Ramírez, además de actriz (más bien incluso antes que), es cantante de ópera, mezzosoprano, cualidad que ha sabido utilizar para sus interpretaciones en cine, teatro y televisión. En el primero de esos medios se dio a conocer en La corte de Faraón (1985), la comedia en clave musical de José Luis García Sánchez, donde, lógicamente, ejercía de actriz y de cantante; a partir de ahí aparecerá intermitentemente en comedias (su género preferido, para el que está especialmente dotada) en películas como Pasodoble (1988), de nuevo para García Sánchez, Las cosas del querer (1989), de Jaime Chávarri, y Belle epoque (1992), de Fernando Trueba, que le da gran popularidad al ganar el Oscar a la Mejor Película Extranjera. A partir de entonces empieza a trabajar también en series televisivas como Los ladrones van a la oficina, Manos a la obra y La casa de los líos, que simultanea con sus apariciones cinematográficas, siempre en sabrosos papeles secundarios, en películas como Las cosas del querer 2 (1995), de nuevo con Chávarri, y Así en el Cielo como en la Tierra (1995), de José Luis Cuerda. En el siglo XXI ha seguido compatibilizando sus apariciones televisivas en series como ¡Ala… Dina! y Escenas de matrimonio con intervenciones cinematográficas, aunque cada vez más espaciadas, quizá ya por su avanzada edad, en filmes como Desde que amanece apetece (2005), de Antonio del Real, y Luna caliente (2009), de Vicente Aranda, en la que compondrá uno de sus escasos papeles dramáticos.

El sevillano Juan Fernández se ha hecho imprescindible en cualquier película o serie que requiera un personaje bronco, duro, dominante, que el notable actor hispalense borda como pocos. A punto de alcanzar los sesenta años, Juan es requerido con frecuencia por cine y televisión. Actor de honda raigambre teatral, aparece por primera vez en pantalla en Solas (1999), de Benito Zambrano, donde su brutal personaje no pasará desapercibido. A partir de ese momento intervendrá en papeles episódicos en algunos filmes nacionales, como Lucía y el sexo (2001), de Julio Medem, y Hable con ella (2002), de Pedro Almodóvar, aunque de nuevo donde deja su fuerte impronta será en otro producto ambientado en Andalucía, la serie televisiva Padre Coraje, otra vez a las órdenes de Zambrano. A partir de ahí su presencia será constante ya en filmes y series en los que se precisan actores que representen roles duros, fuertes: así aparece en La caja 507 (2002), de Enrique Urbizu, La mala educación (2004), de nuevo para Almodóvar, El Lobo (2004), de Miguel Courtois, y en series televisivas como El comisario y Hospital Central. En ese mismo registro interpretativo estará en El corazón de la tierra (2007), de Antonio Cuadri, aunque se permitirá (dentro del mismo tono) algún excurso de comedia, como en la serie televisiva Los hombres de Paco. En los últimos años se dedica mayoritariamente a series televisivas, destacando en Tierra de lobos y Víctor Ros.

Manuel Bandera, malagueño como su cuasi homónimo Antonio Banderas, se dio a conocer en el siglo XX con su protagonista de Las cosas del querer (1989), de Chávarri, donde interpretaba un personaje inspirado en el cantante Miguel de Molina; a partir de ahí se hace un rostro popular en cine y televisión. En el primero de esos medios estará en dos filmes para Almodóvar, Átame! (1989) y Kika (1993), pero también en Tirano Banderas (1994), de García Sánchez, y Las cosas del querer 2 (1995), en el mismo personaje que interpretó en la primera parte, ahora en Argentina, país al que, efectivamente, tuvo que exiliarse Miguel de Molina. Durante el último lustro del siglo XX, Manuel intervendrá en filmes para directores de prestigio que, sin embargo, no consiguieron sus mejores títulos con él (aunque no por culpa suya, por supuesto…): fue el caso de Bigas Luna y su Bámbola (1996), Pedro Olea y su Más allá del jardín (1996), sobre la novela homónima de Antonio Gala, y Carlos Saura y su Pajarico (1997). Ya en el siglo XXI sus apariciones cinematográficas han sido escasas, en filmes como El lado oscuro del corazón 2 (2001), de Eliseo Subiela, habiendo intervenido más en series televisivas como Amar es para siempre y Bandolera, en las que interpretó papeles relevantes.

Pepe Quero, granadino de nacimiento pero asentado desde joven en Sevilla, es uno de los integrantes del grupo teatral Los Ulen, junto a Paco Tous y Maite Sandoval. Como ellos, también tiene una apreciable trayectoria en cine y televisión, no grande en número pero sí interesante en personajes. Empezó en el siglo XX con un pequeño papel en Las dos orillas (1987), de Juan Sebastián Bollaín. Ya en nuestro siglo aparecerá en Los muertos no se tocan, nene (2011), de José Luis García Sánchez, sobre la novela de Rafael Azcona, y en la andaluza El mundo es nuestro (2012), de Alfonso Sánchez, donde está estupendo. Simultánea sus apariciones en series televisivas, donde nunca pasa desapercibido: lo hemos visto fundamentalmente en Águila roja y en El príncipe. Quero es un actor que domina todos los registros interpretativos, capaz de cualquier personaje, al que solo limita su físico.

Aunque madrileño de nacimiento y formación, Pepo Oliva lleva afincado en la provincia de Cádiz desde hace más de veinte años, por lo que es un actor andaluz de adopción. Se inicia en el cine en la primera película del vasco Enrique Urbizu, la comedia romántica Tu novia está loca (1988), para el que hará también su segundo filme, la celebrada aportación al “noir” nacional Todo por la pasta (1991), y el tercero, Cachito (1996), sobre un relato original de Arturo Pérez Reverte. A partir de ahí su presencia en personajes secundarios, siempre perfectamente identificables, se hará habitual en comedias como Brujas (1996), de Álvaro Fernández Armero, dramas cuasi existenciales como La pistola de mi hermano (1997), ópera prima como director del escritor Ray Loriga, o dramas sociales como En la puta calle (1997), de Enrique Gabriel. A partir del siglo XXI su presencia será constante en cine y televisión; lo hemos visto en películas como Silencio roto (2001), de Montxo Armendáriz, Los lunes al sol (2002), de Fernando León de Aranoa, Héctor (2004), de Gracia Querejeta, y Las ovejas no pierden el tren (2014), de Álvaro Fernández Armero, entre otras muchas; en televisión lo hemos disfrutado en series como Compañeros, Mis adorables vecinos, La señora y Allí abajo. Pepo es un actor todoterreno, perfecto en cualquier género, manejándose igualmente bien en comedia y drama.

La malagueña Fanny de Castro es una de las más relevantes actrices de reparto que ha dado Andalucía en los últimos treinta años. De orígenes teatrales, no será hasta principios del siglo XXI que comienza a intervenir en cine y televisión. Debuta en la pequeña pantalla en un personaje episódico de la serie Hospital Central. En ese medio aparecerá, con personajes de mayor calado, en series como Cuéntame cómo pasó y Los hombres de Paco. En cine intervino en una primera etapa en varios filmes de producción andaluza, como Carlos contra el mundo (2002), de Chiqui Carabante, La luz prodigiosa (2003), de Miguel Hermoso, y Eres mi héroe (2003), de Antonio Cuadri, para posteriormente incorporarse a producciones de ámbito nacional, como 20 centímetros (2005), de Ramón Salazar, Camarón (2005), de Jaime Chávarri, y Volver (2006), que hace a las órdenes de Pedro Almodóvar. Posteriormente la hemos visto en muy diversos papeles de carácter en películas como Clandestinos (2007), de Antonio Hens, Los girasoles ciegos (2008), de José Luis Cuerda, Amador (2010), de Fernando León de Aranoa, y Rumbos (2016), de Manuela Burló Moreno. Fanny es una actriz dúctil, que se desempeña con igual fortuna en drama y comedia, aunque quizá en este último registro da lo mejor de sí.

El sevillano Juan Motilla tiene una sólida formación teatral. Alumno (y años más tarde profesor) en el Instituto de Teatro de Sevilla, pronto su rostro se hizo popular en el ambiente de la farándula de la capital hispalense, interviniendo en multitud de montajes. Su primera aparición en una pantalla tiene lugar en El Lute: Mañana seré libre (1988), de Vicente Aranda. A partir del siglo XXI su nombre aparecerá con frecuencia, siempre en papeles de reparto, en numerosas producciones. En una primera etapa aparecerá fundamentalmente en filmes con producción andaluza, como El traje (2002), de Alberto Rodríguez, Una pasión singular (2003), de Antonio Gonzalo, Astronautas (2003), de Santi Amodeo, 15 días contigo (2005) y Déjate caer (2007), ambas de Jesús Ponce, 3 días (2008), de F. Javier Gutiérrez, Yo, también (2008), de Antonio Naharro y Álvaro Pastor, y El vuelo del tren (2011), de Paco Torres. Posteriormente lo hemos visto ya en producciones de ámbito nacional, como Miel de naranjas (2012), de Imanol Uribe, La mula (2013), de Michael Radford (que firmó como “Anónimo”), y El Niño (2014), de Daniel Monzón. En televisión ha tenido una menor presencia, generalmente de corte episódico, en series como El secreto de Puente Viejo y Vis a vis.

El malagueño Jaime Ordóñez se dio a conocer popularmente en la serie Aquí no hay quien viva, aunque anteriormente ya había aparecido, todavía en el pasado siglo, en pequeños papeles en seriales como Médico de familia, Todos los hombres sois iguales y La casa de los líos. Ya en el siglo actual, su rostro se va haciendo familiar en series como Hospital Central y sus intervenciones en los programas humorísticos del dúo Cruz y Raya y posteriormente en los de José Mota. En cine lo veremos en ese tiempo en papeles secundarios en películas como Reinas (2005), de Manuel Gómez Pereira, Torrente 3. El protector (2005), de Santiago Segura, e Isi & Disi, alto voltaje (2006), de Miguel Ángel Lamata. Más adelante sus papeles toman mayor relevancia a partir del comienzo de su colaboración con Álex de la Iglesia, para el que ha trabajado en Las brujas de Zugarramurdi (2013), Mi gran noche (2015) y El bar (2017), y con quien muestra otros registros aparte del cómico. Ordóñez es un actor polifacético y muy seguro, con una vis cómica evidente, pero con capacidad más que demostrada para manejarse en otro tipo de papeles.

Con este último capítulo cerramos este censo de intérpretes andaluces del siglo XXI (aunque algunos comenzaran en el XX…), en el que hemos recopilado un total de noventa actrices y actores de toda laya, que constituyen esa pléyade a la que alude el título general de este estudio. A pesar de esta coda que ha pretendido rescatar a aquellos que injustamente se nos quedaron olvidados, es posible que algunos, algunas, se hayan quedado todavía en el tintero, o en el disco duro, para ser exactos. Contamos con su indulgencia: ya saben, la exhaustividad, esa imposibilidad metafísica…

Pie de foto: Jaime Ordóñez, en una imagen de El bar, de Álex de la Iglesia.