Enrique Colmena

Si hay un cineasta actual cuya filmografía gire, inexorablemente, en torno a Irlanda, ése es, sin duda, Jim Sheridan. Hay otros directores que también han tocado el tema, como Pat O'Connor ("Cal", "Un mes en el campo", "Círculo de amigos") o Neil Jordan ("Danny Boy", "Juego de lágrimas", "Michael Collins"), pero sólo el dublinés Sheridan puede presumir que sus cinco títulos como realizador se refieren, por presencia o por ausencia, a Irlanda. Procedente de la dirección teatral, saltó a la fama internacional con su primera película, "Mi pie izquierdo", basada en un hecho real, con un tetrapléjico irlandés que se sobrepone a su discapacidad para llevar una vida más o menos normal, sensible historia que le valió a Daniel Day-Lewis y a Brenda Fricker, sus protagonistas, sendos Oscar. Su segundo y muy telúrico filme, "El prado", planteaba un tema de puro irredentismo irlandés, con un viejo patriarca (un magnífico Richard Harris) con tierras arrendadas a su propietario, que verá como su mundo se viene abajo cuando aparece un americano que compra el terreno que él labra, lo que supondrá el fin de su forma de vida. Entre la tragedia griega y la shakespeareana, no es la mejor película de Sheridan, quizá demasiado acre. Pero el dublinés remontó el vuelo en 1993 con "En el nombre del padre", otra historia real, la de cuatro irlandeses que se pasaron 14 años en la cárcel por un crimen del IRA que no cometieron, y que de nuevo dio oportunidad a Day-Lewis para lucirse, aunque esta vez, ni él, ni las otras seis nominaciones al Oscar, fructificaron.
Precisamente sobre el vidrioso tema del IRA, Irlanda del Norte y la pacificación de aquella zarandeada región trata la penúltima película de Jim Sheridan: "The boxer" planteaba la necesidad de la negociación entre las comunidades católica y protestante, para llegar a la paz, todo ello a través de la figura de un ex boxeador, miembro del execrable grupo terrorista, aunque arrepentido, lo que no le perdonarán sus antiguos colegas. Lo curioso de Sheridan es que, incluso cuando hace un filme como "En América", actualmente en cartel (por cierto, ha tardado casi dos años en llegar), ambientado en Nueva York, historia veladamente biográfica del propio director, también aparece Irlanda, aunque no sea más por su ausencia y su nostalgia. Y es que hay tierras que marcan...