Rafael Utrera Macías

“¿Qué es la crítica de cine?”, se pregunta el profesor Luis Navarrete Cardero en el volumen que, con este título, ha publicado recientemente la editorial Síntesis. El autor, docente en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, es un especialista en el género cinematográfico de “la españolada” a la que estudia en sus diversas vertientes, históricas, literarias, estéticas, etc.; además, en libro posterior, ha analizado críticamente periodos históricos contemporáneos según resultados y formulaciones efectuados por el cine español en una temporalización que abarca desde la España romántica hasta la actualidad. En ambos casos, los resultados son los propios de rigurosas investigaciones que, si tienen en su base la Historia del Cine, no escatiman referencias a otras áreas artísticas o sociológicas, por lo que estos volúmenes se sitúan en el complejo ámbito de los estudios culturales.

El crítico francés André Bazin titulaba “¿Qué es el cine?” a un texto recopilatorio de su extensa producción; se trataba de un conglomerado de estudios y ensayos que comenzaba planteándose los fundamentos ontológicos del arte cinematográfico y terminaba enjuiciando una tendencia del entonces cine contemporáneo llamada “neorrealismo”; como bien se decía en el prefacio del mismo, el carácter interrogatorio del título no suponía tanto la promesa de una respuesta como el anuncio de una pregunta que el autor se formulaba a lo largo de su enjundioso trabajo.

El autor del volumen “¿Qué es la crítica de cine?”, tiene en cuenta algunos criterios bazinianos a lo largo de sus variados capítulos pero, a diferencia del autor francés, ofrece múltiples respuestas a la genérica pregunta del título. Sus doscientas páginas son el producto cruzado de dos experiencias distintas pero complementarias llevadas a cabo por Navarrete Cardero. De una parte, como docente de la asignatura “Crítica cinematográfica” impartida durante años en la hispalense Facultad  de Comunicación; de otra, como coordinador, en la sección Eurimages del “Sevilla Festival de Cine Europeo”, de un jurado formado por estudiantes universitarios. Ambas prácticas se funden solidariamente para pensar y desarrollar este pionero trabajo de preguntas y respuestas sobre funciones y usos de la crítica cinematográfica.

El texto se estructura en organización tripartita de manera que, si en el primer bloque se analiza el cambio de paradigma crítico, en el segundo se procede a la ubicación del objeto de estudio  y a sus diversas posibilidades metodológicas; en la última, se revisan los estados de la crítica española en su pasado y en su presente. Esta trimembración se expande en bloques que permiten un desarrollo de los temas tanto desde perspectivas historicistas como literario-cinematográficas, además de ofrecer tipologías, estrategias y estilos de las modalidades posibles a la hora de ejercitar pragmáticamente la variedad de modelos posibles.

Este libro, junto a otros valores que posteriormente se señalarán, no puede dejar de preguntarse, como ya se hace desde el propio título, qué es la crítica. La respuesta, las respuestas, exigen centrar la atención sobre una diversidad de contenidos que, lejos de analizarlos separadamente, ofrecen mejor resultado estudiados en su conjunto y en su mutua imbricación; así pues, se trataría de verificar la esencialidad de la misma, desentrañar sus ingredientes más habituales, ubicarla en los paradigmas más significativos de las artes, situarla en el proceso de la comunicación y relacionar el carácter del mensaje con el emisor/crítico y el receptor/lector-espectador; aún más, podría comprobarse su evolución histórica atendiendo a la específica contextualización en la que nace así como sus diversos condicionamientos.  

Cualquier crítica, cualquier proceder crítico, al margen del medio en que se realice y del tiempo en que se haga, tiende a preguntarse por su identidad, por su carácter, por su modo de ser y de actuar.

En tal sentido, permítasenos recordar los números monográficos de las revistas “Film Ideal” y “Nuestro Cine”, que, en la década de los sesenta y setenta, bien mediante coloquios o cuestionarios, analizaron el proceder de la crítica en general y de su crítica en particular; o el monográfico de la revista “Reseña” que, una década después, elaboraba un ejemplar donde el análisis descriptivo de la “crítica cinematográfica” era un elemento más de la crítica general, literaria, pictórica, musical, etc. Y lo mismo podríamos decir de otras publicaciones especializadas, de ayer, “Nickel-Odeón”, o, de hoy, “Cahiers du cinéma/España” y su continuadora “Caimán. Cuadernos de Cine”, que han planteado el estado y la situación dedicándole estudios donde los contenidos historiográficos se han combinado con sucesivos análisis enjuiciados desde planteamientos diversos y heterogéneos. En el ámbito de Internet, podrían ponerse semejantes ejemplos: “Miradas de Cine”, con entrevistas y reportajes sobre la situación de la crítica española e internacional, o la propia CRITICALIA, con el artículo de nuestro editor, Enrique Colmena, titulado “Repensar la crítica de cine” (13. 09. 2008).

Volviendo al texto del profesor Navarrete, comprobamos en él la combinación de dos factores: de una parte, la tendencia a situarse en la línea del clasicismo científico en cuanto a establecer lo que ha sido la crítica artística; de otra, a analizar, actualmente, los cambios operados en el sistema comunicacional basado en Internet; al tiempo, de qué modo este medio comunicativo ha subvertido no sólo la institución cinematográfica en general sino el carácter y el sentido de la crítica cinematográfica.

Desde sus propuestas iniciales, al lector le quedan claras dos cosas: que no estamos ante un mero estudio histórico sobre la crítica sino ante una extensa reflexión sobre el “hecho crítico”, argumentada en sus distintas partes y desarrollada con el noble propósito de devolverle prestigio mientras se revisan sus gastadas herramientas.

Como libro universitario que es, el autor sienta las bases de su investigación en la historiografía clásica y efectúa un recorrido por la misma no sin dejar de contrastar aquellas opiniones con la más moderna versión de hechos o cuestiones vistos desde distintas focalizaciones. Croce y Elliot, Hauser y Baxandall, Calabrese y Moren, Rosenbaum y Martin, guiados por el autor,  ven cruzadas sus opiniones para componer un mosaico donde se construyen las posibles versiones del concepto de crítica en el campo del arte; con este terreno, suficientemente abonado y organizado, la entrada en el específico sistema de la crítica cinematográfica está, sin duda, más despejado. O dicho de otro modo, según palabras del autor, “Nos urge y preocupa sobremanera la naturaleza artística del cine porque a raíz de su comprensión mantendremos la certeza de una crítica cinematográfica en los límites de la crítica de arte”.

Más allá de cuantas conceptualizaciones se vienen desarrollando, el libro se detiene en el análisis de casos prácticos para comprobar el funcionamiento de la crítica, del sector crítico, según  procedimientos, actitudes y medios desde los que se comunica. Y ello, teniendo en cuenta que el objetivo es efectuar un análisis de los cambios producidos en el paradigma crítico, un paradigma en completa evolución y necesitado, a día de hoy, de una redefinición. La publicación especializada, el periódico de tirada nacional y la revista de Internet le sirven para ejemplificar sobre modos y maneras, actitudes y tratamientos, al tiempo que permite clarificar la relación entre teorizaciones y pragmáticas.

De igual manera, el posicionamiento que adopta el autor desde el ámbito universitario le obliga a dotar a su obra de la necesaria capacidad pedagógica que permita no sólo describir y analizar sino enseñar. En tal sentido, el capítulo cuarto establece y explica diversas estrategias y estilos posibles en la crítica cinematográfica, exponiendo los rasgos de cada una así como sus elementos componentes; los diversos cuadros sinópticos y el conjunto de peculiaridades que los conforman distinguen entre dialógica, rizomática, estética y nomológica. Las ejemplificaciones sobre títulos, directores, géneros, etc. concretos ilustran  y clarifican el procedimiento a seguir.

No estamos lejos de concepciones pedagógicas y planteamientos docentes cercanos a los que, por citar dos ejemplos, expusieron en su día los críticos Norberto Alcover y Luis Urbez en el libro pionero “Introducción a la lectura crítica del film” y al que, posteriormente, publicó Ramón Carmona con el título “Cómo se comenta un texto fílmico”. Sin embargo, el libro del profesor Navarrete, aún universalizando el objeto de estudio y resolviéndolo con bagaje cultural y cinematográfico de amplísimo espectro, no abandona nunca las coordenadas espacio-temporales que le han sido propias al cine español y a su crítica cinematográfica.

Si Iván Tubau se centró en su libro “Crítica cinematográfica española. Bazin contra Aristarco: la gran controversia de los años sesenta” en un momento determinado de la historia, Luis Navarrete selecciona momentos específicos vinculados a tres directores que antes ejercieron como críticos y que, sin duda, son representativos de cada una de las épocas a las que se adscriben. La “vieja crítica cinematográfica” está representada por Rafael Gil; la “nueva crítica de los años sesenta”, por Víctor Erice; las “nuevas tendencias de la crítica” por Nacho Vigalondo. Si las dos primeras se conciben en contextos históricos muy concretos y tienen su genuina expresión en el ámbito de la prensa o la revista especializada, la última nace en el compartimento donde se alojan los blogs y las redes sociales; tras el nombre del director (también actor, guionista, cantante) se exhibe el subtítulo “Diario cinematográfico”.

Que este personal blog con este subtítulo pueda ser considerado como estricta crítica cinematográfica es algo que el autor del texto no sólo no lo pone en duda sino que lo elige como ejemplo peculiar de un paradigma contemporáneo cuyos parámetros ya no son los que eran.  La heteróclita información ofrecida por Internet permite hablar de una “nueva  opinión pública” dispersa por una infinidad de subesferas; en ellas es difícil establecer categorías por cuanto el mercado se encarga de clasificarlas atendiendo a que “lo mejor es lo mayoritario”;  “la razón”, en otra época procedimiento adecuado, ha perdido su valor. En este espacio globalizado, tratar de inscribir un planteamiento y un discurso localista puede ser equivalente a clamar en el desierto (aunque puede ocurrir que alguien lo oiga); el producto cinematográfico, como ya señaló Hollywood desde el principio de los tiempos, nunca como ahora se ha entendido tan universal; por la misma razón (o sinrazón) el crítico sabe que su magnífica web o su humilde blog pueden ser leídos desde cualquier lugar y por cualquier persona.

La nueva crítica en internet, salvo excepciones que confirman la regla (“Contrapicado”, “Blog&Docs, “Lumiére”), tiene escaso interés por el cine español, por la crítica cinematográfica española, a la que en ambos casos pueden sobrarle los adjetivos añadidos. Las redes sociales, con sus breves comunicaciones on line, pero con su mayoritaria presencia, orientan los caminos a seguir (o a olvidar). Los resultados generalizados, en elocuente expresión del autor, son “una aportación más a un indefinido y caprichoso muro de cinefilia perpetrado de infinitos ladrillos”.

En síntesis, Luis Navarrete contribuye con este volumen a enjuiciar la crítica cinematográfica desde planteamientos universitarios y desde el nuevo paradigma que impone Internet. Los procedimientos analíticos y el rigor investigador siguen por la misma senda que el autor ya estableció en sus precedentes “Historia de un género cinematográfico: la españolada” y “La Historia contemporánea a través del cine español”.