Enrique Colmena

Terminó el X Sevilla Festival de Cine Europeo, y con ello, como es habitual, llega el momento de hacer un balance de lo que ha sido el ya medianamente veterano certamen sevillano (en estos tiempos de crisis, diez años es una eternidad…). Como decía Jack el Destripador, vayamos por partes…

Un palmarés (in)esperado: Es ya un clásico: cada año, en el SEFF pero también en prácticamente cualquier festival que se precie, y da igual que sea de medio pelo o de primera línea (estoy hablando en este caso de Cannes, Berlín y Venecia, la tríada de oro de los festivales de cine), lo habitual es que los jurados oficiales salgan figuradamente por peteneras, aunque no tengan idea de quien era Silverio Franconetti ni siquiera Antonio Mairena. El caso es que lo normal en estos tiempos es que sus fallos fallen, valga el rebuscado calambur. Los del SEFF’13 no iban a ser menos, estaría bueno, y han decidido dar el Giraldillo de Oro, el más preciado de los trofeos del certamen, a El desconocido del lago, curioso filme de Alain Guiraudie que, como mucho, podría haber aspirado a alguna mención especial por tratar un tema generalmente oculto en el cine comercial, el cruising o ligue gay en espacios abiertos, con forma de thriller y fondo de riesgoso amor fou. Que una película tan limitada como ésta, tan reiterativa a ratos, haya sido considerada la mejor de toda una Sección Oficial, confirma el axioma: todo Jurado Oficial debe premiar cualquier cosa que no sea la mejor película del certamen. Pero donde ya han rizado el rizo es en conceder el premio a la mejor fotografía a esta misma película, cuando es evidente que en ese aspecto se trata de un filme de una vulgaridad ramplona, con una fotografía plana, sin personalidad alguna, que parece enteramente ser de alguna de aquellas espantosas películas del landismo (citaremos a No desearás al vecino del quinto, dado el tema de este El desconocido del lago).

El segundo premio más importante del Jurado Oficial, el Giraldillo de Plata, ha sido para Sacro GRA, el documental sobre la fauna humana de la circunvalación de Roma, galardón que ciertamente no es injusto, pues se trata de una película interesante, si bien es verdad que a sus fautores les habrá sabido a poco, tras haber conseguido el León de Oro en la Mostra de Venecia; es lo que tiene ir a jugar a un campo de segunda cuando has ganado la Liga, que no tienes gloria alguna si ganas, y no digamos si pierdes o empatas…

Pero donde los miembros del jurado vuelven a demostrar que su fallo falla es en el Premio al Mejor Director, otorgado al chino taiwanés Tsai Ming-Liang por su bostezante, irritante, cabreante Stray Dogs: si éste ha sido el mejor director del certamen, ¿cómo habrán sido los peores? Que un jurado premie el riesgo es loable; que lo haga con un experimento fallido es lamentable, que no es lo mismo aunque también termine en “able”…

El premio al Mejor Guión para Clio Barnard por The selfish giant, la muy libérrima adaptación del cuento de Oscar Wilde, parece justo: es una historia de nuestro tiempo, lacerante, y es un libreto bien construido. Otra cosa es que el parecido con el original roce el cero…

En cuanto a los premios a los intérpretes, encontramos plenamente justificados los de Mejor Actriz, Alexandra Finder, por The Police Officer’s Wife, y, sobre todo, el de Mejor Actor a Toni Servillo, por su espléndido papel protagonista de La gran belleza.

En el resto del palmarés, en los premios concedidos por otros jurados paralelos, prevalecen los galardones a apuestas vanguardistas, aunque ciertamente parece premiarse el valor o el riesgo, no el acierto. Es el caso de La jungla interior, pretenciosa y bastante aburrida, o Costa da Morte, con los diálogos más largos e insustanciales que se han rodado en mucho tiempo.

Así las cosas, menos mal que la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (ASECÁN) ha otorgado su premio a la mejor película de la Sección Oficial a La gran belleza, para mi gusto la más interesante, la más cinematográfica, la más inteligente de las películas de esa sección; menos mal, porque hubiera sido injusto que se hubiera ido del SEFF’13 sólo con el premio de Toni Servillo, con ser tan merecido. También el jurado EURIMAGES le concedió el galardón a la mejor coproducción europea, con lo que, a lo tonto a lo tonto, ha sido el filme que se ha llevado más premios del certamen. ASECÁN también concedió una Mención Especial para 10.000 noches en ninguna parte, del malagueño Ramón Salazar, y otorgó a No tiene gracia, de Carlos Violadé, el premio al mejor corto de la sección Panorama Andaluz.

Los olvidados: El palmarés se ha dejado en la recámara algunos títulos que hubieran merecido algún tipo de reconocimiento. Estoy pensando, por ejemplo, en My fathers, my mother and me, el espléndido documental de Paul-Julien Robert sobre la comuna austríaca de Friedrichshof, un experimento (éste real) que duró veinte años, y cómo ha influido en quienes lo sufrieron; en The inmigrant, la interesante historia de época de James Gray, sobre una inmigrante polaca y su relación, entre el amor y el odio, con el hombre que la engaña y sin embargo la ama (a su manera…); en Jimmy P., quizá demasiado americana para un certamen de cine europeo, el caso de un soldado indio de la Segunda Guerra Mundial, atormentado por sus fantasmas interiores, y cómo un médico que no lo era consiguió restablecer su equilibrio emocional; en Un episodio en la vida de un chatarrero, conmovedor docudrama del bosnio Denis Tanovic, que se ha quedado injustamente sin ningún reconocimiento, cuando es una lacerante ventana abierta a la más dura realidad; y en El gran cuaderno, que se reputa la respuesta húngara a La cinta blanca, de Haneke, un filme sobre el peligro del maltrato infantil y cómo ello repercute en su formación y en el resto de su vida.

Nivel del SEFF: Hasta aquí llegó el agua en la riada del año…: Es relativamente frecuente encontrar en las calles de Sevilla unos azulejos que indican “Hasta aquí llegó el agua en la riada del año…”, y en los puntos suspensivos, la fecha correspondiente. Podríamos hacer una extrapolación sobre el nivel de calidad del X Sevilla Festival de Cine Europeo, y si fuera así, me temo que el azulejo de este año tendría que estar situado más abajo que el del año pasado. No deja de ser curioso: el año 2012 el SEFF se montó aprisa y corriendo, prácticamente en los meses del verano, y sin embargo salió una programación de lo más entonada. Este año, con más tiempo y más posibilidades de enhebrar una programación en condiciones, el nivel ha bajado. Me temo que la respuesta es tan sencilla como ésta: en 2012, ante la falta de tiempo, se fue sobre seguro, con filmes de reconocida valía; este año, pudiendo contar con más antelación, se han (re)buscado más películas innovadoras, arriesgadas, experimentales, y ya se sabe que eso tiene un peligro, y es que no siempre lo innovador, lo arriesgado, lo experimental, es bueno. Filmes como O Quinto Evanxeo de Gaspar Hauser, o las mentadas Stray Dogs o La jungla interior, evidencian que la gaseosa sigue siendo el mejor de los materiales cuando se quiere experimentar. Así las cosas, se entiende que el nivel de calidad del SEFF se haya resentido; es un riesgo apostar por nuevas propuestas, aunque parece claro que es algo que se debe hacer, aunque tal vez con cierto sentido de la medida.

Visitantes, premios honoríficos y espectadores: No es el SEFF un certamen que se distinga por la asistencia de estrellas rutilantes, ni, la verdad, le hace falta alguna. Es cierto que la ausencia de rostros conocidos (en este caso, salvo Paz Vega, no ha habido personajes de relumbrón) limita, y mucho, la aparición del SEFF en los medios de comunicación, en especial en las televisiones, pero también que la vocación del festival sevillano, y sus contenidos, no se prestan a ese tipo de oropeles que en otros certámenes estará muy bien, pero que aquí suenan a impostados, a falsos, a artificiales.

Los premios honoríficos otorgados saben a más que merecidos: es el caso del concedido a Claude Lanzmann, el mítico autor de la monumental Shoah, el mayor documento sobre el Holocausto que se haya filmado jamás, quien además presentó una coda o estrambote a aquella su opera magistra, El último de los injustos. Sobre el premio a Antonio P. Pérez, qué decir: además de amigo, Antonio es uno de los productores clave del cine español del último cuarto de siglo, y además es responsable, con Solas, del reverdecimiento del cine andaluz desde principios del siglo XXI. El de Josefina Molina, otorgado por la RTVA, sobradamente merecido, una cordobesa, andaluza, que empezó escribiendo críticas en el sevillano Cineclub Vida y terminó rodando la mejor versión que se haya hecho nunca sobre la santa abulense en la serie televisiva Teresa de Jesús.

En cuanto al público, que en un certamen de cine es una de las piezas fundamentales de su éxito, y sin el que no cabría pensar en la continuidad del festival, lo cierto es que los espectadores siguen acudiendo en masa al SEFF. Es cierto que la política de precios, sobre todo con los abonos, es muy buena, dando acceso por poco dinero a muchas películas, lo que confirma lo que tenemos dicho en este mismo foro: si el cine es barato, el público acude. Pero no es sólo eso: aquí estamos ante un cine difícil, no sólo por sus contenidos, sino también porque se proyecta siempre en versión original con subtítulos en español, en una ciudad, Sevilla, donde ver cine en esas condiciones se limita a un único complejo cinematográfico y a algunos otros foros de corte no comercial. Que un público que generalmente no va a ver ese cine durante todo el año, abarrote las salas durante poco más de una semana, parece evidenciar que la oferta del SEFF es atractiva, y sus condiciones (pecuniarias, en este caso) también.

Esa X…: Visto el (espantoso, ya lo sé) cartel del SEFF’2013, que ilustra este artículo, alguno hizo chistes sobre el destacado tamaño de la equis, la X, que más parecía catalogarlo como un festival de cine porno en vez de indicar que es su décima edición en números romanos; lo cierto es que, teniendo en cuenta que la ganadora del certamen, El desconocido del lago, tiene insertos de corte abiertamente pornográfico, aquellas bromas han resultado casi visionarias: así que la X no era por el numeral del festival, sino por el contenido hardcore de la película premiada… Entonces, el autor del cartel, ¿no habrá sido Rappel?