Enrique Colmena

Parecía que iba a ser el año en el que los académicos salieran del armario (metafóricamente hablando...), premiando con sus Oscar a una película declaradamente filogay, "Brokeback Mountain. En terreno vedado", pero la osadía no ha llegado a tanto. Finalmente, los Oscar que se entregaron ayer día 5 de Marzo, en Estados Unidos (madrugada del 6 ya en España y resto de Europa) no han sido totalmente rosas sino que se han quedado a mitad de camino. La verdad es que hubiera sido injusto que un filme como "Crash" se quedara sin nada (ha conseguido uno de los premios gordos, el de Mejor Película, además de dos de pedrea), como injusto es que la matizada, austera, sobria hasta la extenuación "Buenas noches, y buena suerte", se haya quedado sin ninguna estatuilla.
Lo curioso del caso es que, si los académicos de Hollywood hubieran decidido ponerse rosas totales, lo habrían tenido a huevo (con perdón, dado el tema...): podrían haber dado los Oscar principales a "Brokeback..." (además del de Director, Guión Adaptado y Banda Sonora Original, que ha conseguido, el de Película, que no ha logrado), y, junto al de Philip Seymour Hoffman otorgado a "Truman Capote", por su espléndida intepretación del famoso escritor gay, hacerlo también con Felicity Huffman (por cierto, "casi" homónima de Philip Seymour Hoffman: ya es casualidad) por su personaje de transexual (siendo ella mujer) en "Transamerica".
Como no ha sido el caso, estos Oscar semi-rosas se recordarán por esa media salida del armario académica, además de por haber sido el año en el que más repartidas han estado las estatuillas de las últimas ediciones: tres para "Brokeback...", "Crash", "Memorias de una geisha" y "King Kong" (estas dos últimas con premios de pedrea), y el resto a razón de un galardón como máximo por cabeza.
A la vista de la cosecha del año, ciertamente no puede decirse que haya sido malo en los USA: títulos de la entidad de "Crash", "Brokeback...", "Buenas noches...", "Truman Capote", "Una historia de violencia", confirman que hay un cine norteamericano, al margen de las grandes superproducciones, que sigue apostando por temas importantes y que afectan a la sociedad actual: la marginación por razón sexual, el racismo que anida en todos nosotros, la represión de las libertades, la pena de muerte, la redención... También es verdad que todas esas películas son obras de presupuesto minúsculo (para lo que se estila en Hollywood), en torno a los cinco millones de euros, salvo "Brokeback..." que salió algo más cara, unos doce millones de euros, en cualquier caso una miseria en comparación con los ciento noventa millones de euros de costo del mastodóntico (en todos los sentidos, menos en el de la calidad) "King Kong". Y, evidentemente, hay muchísimo más cine en cualquiera de esas cinco películas que en el "blockbuster" de Peter Jackson o cualquier otra superproducción de este año.
Así que, a lo mejor, tampoco hay que ser tan pesimistas en cuanto al futuro del cine: en esas producciones medianas y pequeñas es donde está el horizonte de una industria que no desdeña ser, también, un elemento cultural y, a veces, incluso una obra de arte.