Pelicula:

La comedia es, seguramente, el género más difícil de hacer: conseguir atemorizar al público, o hacerle llorar, es relativamente fácil: hay determinados relés en la mente del ser humano que, adecuadamente pulsados, funcionan casi como un movimiento reflejo, como el martillito del médico en el punto exacto de la rodilla. Pero en comedia la cosa es más complicada: es relativamente fácil hacer reír a mandíbula batiente a públicos poco formados, acudiendo al chiste fácil, pero a públicos de cierta formación hay que ganárselos mediante buenos diálogos, intrigantes situaciones de enredo, un poco de picante y una historia bien urdida.


Lamentablemente, no es el caso de este 3 bodas de más, que evidentemente no se dirige a los públicos que en los setenta hozaba en el landismo, en los ochenta en el estesopajarismo, en los noventa en vodeviles televisivos como Hostal Royal Manzanares, en lo que podríamos llamar el linamorganismo, y ahora en el siglo XXI ríe con las (dudosas) gracias de series catódicas como Con el culo al aire. Este público pide más, bastante más que eso, y la película de Javier Ruiz Caldera no se lo da.


El filme busca la complicidad de las clases medias urbanas, sin problemas económicos y con cierto nivel cultural; gente cuyas relaciones sexuales han dejado de suponer un problema de culpa y pecado para convertirse, en el mejor de los casos, en fuente de placer y realización, y en el peor, en origen de conflictos con sus ex o incluso con sus parejas vigentes. En este contexto, 3 bodas de más no termina de funcionar: le faltan los buenos diálogos, las situaciones están siempre pilladas por los pelos, como si los guionistas (los de El internado, qué horror…) hubieran decidido incluir cualquier cosa que se les pasara por las mientes, sin cribarlo con un mínimo sentido de la autoexigencia. El colmo es cuando, no se sabe si ejerciendo un homenaje, o directamente plagiando, toman escenas calcadas de algunas de las grandes comedias de todos los tiempos, como ocurre, por ejemplo, con La fiera de mi niña.


Así las cosas, Ruiz Caldera abunda en el sexo oral (al hablado nos referimos, no al otro…), en psicotrópicos para justificar comportamientos lunáticos, en trillados tópicos sobre bodas, hasta en humor marrón, que es el último recurso del (mal) cómico. Hay algunos detalles de interés, como la situación inicial, que parece evidenciar que hay cierta capacidad para sorprender y para enhebrar una historia curiosa y que mueva a la sonrisa, pero la novedad se queda en la primera secuencia. El resto (al contrario que en Hamlet) no es silencio, sino una verborrea continua, casi siempre sin vis cómica, con recurso inmoderado a la gracia subida de tono, a ésa que fía en la aparición de los fluidos humanos la capacidad para hacer reír.


Inma Cuesta, que ha sufrido lo indecible en el cine reciente español (La voz dormida, Grupo 7, Invasor, Blancanieves), y para la que pedíamos una comedia, demuestra aquí que no parece precisamente dotada para este género difícil, y que lo suyo va a ser seguir haciendo como que sufre. Del resto del reparto me quedo con un impagable Paco León que hace de vasco con rastas, que debe ser algo así como la cuadratura del círculo…



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90'

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3 bodas de más - by , Jul 25, 2017
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