Animal/Humano

Alessandro Pugno (Casale Monferrato, 1983) es un cineasta italiano, afincado desde hace más de tres lustros en España, ciertamente peculiar: y es que no es frecuente que los directores de cine, como él, se hayan licenciado en Filosofía con una tesis sobre Heidegger... Poeta, fotógrafo, pensador, Pugno se afincó, como queda dicho, en España desde que tenía poco más de veinte años, obviamente enamorado de nuestro país. Desde entonces, y con su propia productora, viene desarrollando una carrera como director y guionista, con audiovisuales sin duda especiales, como A la sombra de la cruz (2012), un curioso documental que pone en imágenes la muy desconocida existencia de un colegio dentro del perímetro del Valle de los Caídos, donde estudia un grupo de niños.

Pugno no filma películas al uso, sino que, está claro, le interesa un cine distinto, muy personal, como esta Animal/Humano que es su último proyecto, un film ciertamente difícil de clasificar. La historia se ambienta en dos contextos geográficos y temporales distintos: por un lado, Italia, unos 10 años atrás, donde conocemos a Matteo, un chico como de 9 años, hijo, nieto y biznieto de empresarios funerarios, con una madre permanentemente enferma; cierto día el niño resulta fuertemente impactado al contemplar en televisión la muerte en directo de un torero en la plaza de toros y su posterior e hiperbólico entierro; desde entonces el niño concibe la idea de ser matador de toros y, algún día, morir él también en el ruedo y tener un funeral como de estrella del pop; por otro, nos situamos en España, en Sevilla concretamente, en nuestros días, y vemos a Matteo ya plenamente incorporado en el país, alumno de una escuela de tauromaquia que regenta un antiguo torero que no llegó a triunfar. Allí Matteo es muy amigo de César, el hijo de Eduardo Tejera, famoso diestro mexicano, que quiere que su hijo siga sus pasos... A la par, en la dehesa andaluza, conocemos al capataz de la ganadería Tierra Alta, quien tiene total confianza en un ternero, llamado Fandango, aunque su jefe, el patrón, le ha ordenado que lo destine al matadero al no creer en su bravura...

La película de Pugno está articulada en seis capítulos y un epílogo. Los seis capítulos se corresponden con otros tantos epígrafes que aparecen en pantalla al comienzo del film, de los que tres de ellos definirían las características de un animal, y los otros tres lo que supondría ser un miembro de la especie humana. A lo largo de los seis capítulos, sin embargo, Pugno, con buen criterio, mezcla esas definiciones indistintamente en las escenas de los dos protagonistas, el itálico Matteo que quiere ser, sobre toda las cosas, matador de toros, y el novillo Fandango, cuyo crecimiento a escondidas del patrón supone también parte de la trama de este tan peculiar film.

En contra de lo que pudiera suponerse, no hay en Animal/Humano una postura protaurina, como tampoco antitaurina, siendo este el debate actual en la sociedad española sobre la cuestión. Pugno opta por presentarnos esas dos vidas paralelas, la del aspirante a torero (bien que por una obsesión infantil que, ciertamente, resulta más bien improbable...) y la del toro al que finalmente Matteo habrá de enfrentarse, cuando confluyan ambas líneas argumentales. Hay en esa igualación algo ciertamente inusual, porque no es frecuente que se le dé el mismo trato, la misma deferencia, a seres humanos y animales. Hay también, es verdad, una cierta mirada telúrica sobre esa lucha casi trimilenaria entre hombre y toro: recordemos el mito del Minotauro, con la aventura de Teseo y el hilo de Ariadna, o el del Toro de Creta, que tuvo que ser capturado por Hércules en uno de sus famosos trabajos.

Pugno se nos muestra como un cineasta estiloso, incluso con algunos detalles de buen cine, de gran cine, como un par de elipsis muy notables que hablan de una exquisita sensibilidad cinematográfica, y no digamos un final que cierra admirablemente la cinta. Es cierto que la película puede adolecer de cierta dispersión en su doble historia; sin embargo, nos parece que, en su conjunto, alcanza una razonable armonía, hablando de cuestiones tales como las obsesiones, como la fascinación por la tauromaquia que marca la vida del protagonista, pero también de fatales imposiciones, como la del padre torero que no concibe que su hijo sea otra cosa que lo mismo que él, y de vocaciones, como la del maestro de la escuela de toreros, que intenta que sus alumnos, a más de futuros diestros, sean también gente juiciosa y centrada.

Film peculiar, por tanto, este Animal/Humano, hasta en el título, con esa barra que divide, a la vez que hace contiguos, dos sustantivos, también dos adjetivos, que a su vez son también, en tan gran medida, y en sentido de ida y vuelta, a modo de sinónimos. Habrá que seguir la carrera de Alessandro Pugno, un heterodoxo donde los haya, un cineasta tan raro que no nos extraña que Brontis Jodorowsky, el hijo del gran Alejandro Jodorowsky, el nonagenario creador (junto a Arrabal y Topor) del Teatro del Pánico, haya participado en el film como el intransigente matador de toros mexicano que, con su intolerancia, propiciará la ruina moral de su familia.

(27-11-2023)