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Tras el vendaval de la serie Harry Potter, que tanto en libros como en películas ha recaudado una fortuna y se ha constituido en un auténtico fenómeno social, parece que el futuro de J.K. Rowling, la autora de la saga, sigue marcado por el universo de la magia. Tras algunas novelas “para adultos”, como Una vacante imprevista y El canto del cuco, que han tenido cierta repercusión pero, ni de lejos, la de la serie del niño mago de gafitas redondas, el cine vuelve sus ojos de nuevo a ese universo mágico, tirando para la ocasión de otro original rowlingiano, Animales fantásticos y dónde encontrarlos, que supone además el debut como guionista de la propia J.K. Rowling.

Nueva York, a mediados de los años veinte. El magizoólogo Newt Scamander, que está haciendo una gira por todo el mundo recuperando animales mágicos en riesgo de exterminio, se encontrará involucrado en una aventura inesperada, al estar produciéndose en la ciudad una serie de extraños ataques por lo que parece una fuerza extraña y maléfica. En el gobierno mago se intenta no exponer a su comunidad a la vista de los no-mágicos (“no-majs”, en la terminología yanqui, similar a los “muggles” británicos: usted y yo somos “muggles”, para entendernos…), buscando evitar la confrontación entre ambas civilizaciones.

Pero Animales fantásticos y dónde encontrarlos parece agotar su imaginación en el curioso título. Después lo que nos encontramos es un embarullado guión, con flecos sueltos por todos lados, escaso en creatividad y ahíto de tópicos. Sólo algunos de los animales mágicos tienen realmente entidad, como la bestia que se acomoda automáticamente al espacio en el que se encuentra, con una capacidad para crecer y disminuir realmente proteica. También la bestia central de la historia, el llamado “obscurial”, es potente, una portentosa fuerza de la Naturaleza atormentada por una infancia atroz y una adolescencia aún peor, una metáfora de las consecuencias de los traumas de la niñez.

Aparte de esos aciertos aislados, la historia es aburrida, con sensación de “déjà vu”, de nuevo con los magos con sus varitas mágicas, su vicario malvado, sus adustos ministros; menos mal que no sale Voldemort, hubiera sido lo último… La primera parte parece pensada para satisfacer a la grey infantil, con mucho recurso al humor de baja estofa, hasta con “slapstick” mal entendido, y también con animalitos la mar de monos y graciosos, como si estuviéramos en un Disney de los de antaño; después la historia intenta adensarse, hacerse más adulta, sin mucho éxito, salvo cuando aparece el “obscurial”, que es el único con entidad para darle algún empaque a una aventura bostezante, dos horas y pico que podrían haberse reducido a hora y media y no hubiera pasado nada; bueno, sí, hubiera sido más llevadera…

David Yates, el director, lleva camino de convertirse en el realizador “de cámara” de J.K. Rowling; dirigió las últimas cuatro películas de la serie Harry Potter, y ahora retoma este nuevo episodio del universo mágico rowlingiano, y, lo que me temo es peor, se anuncia como director de las próximas cuatro partes de esta nueva saga. Yates siempre fue un cineasta no precisamente excelso y tampoco muy imaginativo, así que aquí aplica sus escuálidas recetas del mundo mágico potteriano y poco más.

En cuanto a los intérpretes, a Eddie Redmayne se le ve en todo momento fuera del personaje, como si dijera, qué hago yo aquí después de haber hecho de Stephen Hawking en La teoría del todo y haber ganado un Oscar por ese papelón… Colin Farrell hace su rol de villano, que ya le tocaba, aunque no da mucho miedo que digamos. Jon Voight pasa por allí con el piloto automático puesto para hacer caja, y entre las féminas nos quedamos con la sabiduría de Samantha Morton. Ah, y Johnny Depp hace un cameo...


(23-12-2016)


 


Animales fantásticos y dónde encontrarlos - by , May 05, 2022
1 / 5 stars
Regreso al universo mágico potteriano