Broadway Danny Rose

Tras la excursión campestre que supuso La comedia sexual de una noche de verano, que afortunadamente le reconcilió con público y crítica, Woody vuelve a la comedia urbana, a su querido Nueva York, con su siguiente película, esta Broadway Danny Rose, en la que el paisaje es el mundo de los cómicos, las variedades, la farándula, con un equívoco enredo amoroso a tres bandas. La visión que del mundo de las bambalinas nos muestra Allen es una visión tierna, con los típicos apuntes ácidos propios del autor de Annie Hall, pero benévola al fin y al cabo. Los faranduleros salen bien parados en esta hermosa historia sobre la bonhomía de un agente artístico, interpretado por el propio Woody. Siendo una obra quizá menor dentro de la filmografía de los años ochenta del cineasta neoyorquino, lo cierto es que mantiene el tono equilibrado, sencillo, sin aspavientos, que era la marca de la casa en aquella época.

Entre los intérpretes, aparte del propio Allen y de la entonces inevitable Mia Farrow, en la tercera de las trece veces que ambos colaboraron (coincidiendo con su vínculo sentimental, que terminó como el rosario de la aurora, como es sabido), aparecen interpretándose a sí mismos gente del espectáculo como el cómico Milton Berle, el productor Jack Rollins (quien ha producido o coproducido la mayor parte de las películas de Woody como director) y el director y actor Howard Storm.