Bruc. El desafío

Durante la Guerra de la Independencia tuvo lugar la batalla del Bruc, en Cataluña, a la que se refiere esta película, que sucedió el 6 de junio de 1808, fecha en la que un joven tamborilero frenó a las aguerridas tropas de Napoleón, fraguándose así la conocida leyenda del tambor del Bruc.

Este hecho histórico ha tenido, que recordemos, dos versiones cinematográficas anteriores. La primera se tituló El tambor del Bruch (1948), y fue dirigida por Ignacio F. Iquino, protagonizada por José Nieto y Ana Mariscal. La segunda, más reciente, La leyenda del tambor (1981), cuya dirección se debió a Jorge Grau, con Andrés García y Diana Bracho en los principales papeles. En ambas se contaba la gesta de Juan Clussa, un carbonero de unos veinte años que consiguió detener a las huestes del emperador.

Esta vez se ha preferido casi obviar el hecho histórico y contar lo que los guionistas suponen debió suceder después, convirtiendo el relato en un film de aventuras al estilo de los de Rambo, en el que el protagonista lleva a cabo la venganza de su familia muerta a cargo de los secuaces de Maraval, un militar francés a quien Napoleón le encargó le llevara la cabeza del pequeño héroe hispano que había cometido aquella hazaña. Pero éste los lleva a su propio terreno, la abrupta montaña de Monserrat, y va acabando sucesivamente con cada uno de ellos.

Se convirtió así en un símbolo de libertad y esperanza y un héroe para su país y de ello surgió la leyenda. Como diría John Ford, entre la realidad y la leyenda, siempre es preferible esta última.

Daniel Benmayor, director procedente del terreno publicitario, que realizó su ópera prima con la cinta de terror Paintball (2009), que era una especie de videojuego, se basa en el relato original escrito por Jordi Gasull para realizar su segundo largometraje.

El guión se inspira libremente en este hecho de la guerra napoleónica, tan elemental como un cuento, sin darle mucha importancia al hecho histórico, pensando más en hacer una película de aventuras de corte juvenil, con escenas de acción, que en reflejar lo que ocurrió en realidad, a lo que casi no hace referencia.

La dirección realiza con una correcta factura este entretenido film de género que abusa de la violencia en la lucha del bien y el mal. Está llevado a cabo con una planificación sencilla, con un ritmo interesante, con buen uso de la síntesis y sacándole partido al paisaje del que obtiene interesantes soluciones en lo fotográfico.

Los actores cumplen con sus cometidos, con un Juan José Ballesta más hecho en el papel de Juan Clussa, la joven actriz franco-española Astrid Bergès-Frisbey como Gloria, la novia, y Vincent Perez en el oficial francés Maraval.