Pelicula:

El cineasta cántabro Manuel Gutiérrez Aragón tiene orígenes familiares cubanos, y de alguna forma Cosas que dejé en La Habana viene a ser un homenaje a la tierra de sus mayores, aunque afortunadamente no se queda sólo en eso. Para el guión, Gutiérrez Aragón contó, con buen criterio, con Senel Paz, el libretista cubano autor del texto de la exitosa Fresa y chocolate.

La historia se ambienta en Madrid, donde llegan, de la devastada Cuba del régimen castrista y del bloqueo yanqui, tres hermanas (Nena, Rosa y Ludmila), a la búsqueda de un Eldorado que pronto comprenderán que no es tal. Cuentan, al menos, con el recurso de Marta, una tía emigrada a España muchos años atrás, pero enseguida se percatan de que la tía, perfectamente imbuida de las virtudes del capitalismo salvaje, pretende explotarlas en su taller de peletería. Por si fuera poco, la tía quiere casar a la pequeña con el hijo de una amiga, que resulta ser gay. Una española será el amparo y el consuelo de la muchacha, hasta que, al aparecer un chico cubano, un donjuán con acento caribe, provocará un terremoto sentimental al enamorar simultáneamente a la benjamina y a su protectora española.

Manuel Gutiérrez Aragón forma parte, a qué dudarlo, del mejor cine de la España contemporánea; películas como El corazón del bosque, Camada negra, Demonios en el jardín o Maravillas, han sido justamente elogiadas como de lo mejor realizado en su momento. Además, Manolo es un cineasta con un especial interés por temas políticos y sociales, si bien es verdad que siempre desde una perspectiva muy personal que confiere a su cine un aspecto que no se corresponde con el cine militante al uso. Cosas que dejé en La Habana no es, tampoco, un film político, pero sí tiene sus connotaciones políticas, desde la intención depredadoramente capitalista de la tía cubana reciclada al ultraliberalismo hasta la impresión de que salir de La Habana devastada para entrar en el turbio universo de la inmigración semiclandestina en España no es mejorar gran cosa.

Estamos ante una película fundamentalmente “de seres humanos” o, como diría Vicente Aranda, “de actores y paredes”, en los que las únicas armas con las que juega el director, como un torero en medio del ruedo, es con un buen guión, bien estructurado, y un puñado de acertados actores. Jorge Perugorría vuelve a demostrar su calidad y su amplio espectro interpretativo. Del resto del reparto nos quedamos con la siempre estupenda Daisy Granados (que borda su papel de capitalista a ultranza, tan lejano a su auténtica forma de ser) y con los andaluces Kiti Mánver y Pepón Nieto, excelentes, como siempre.

Cosas que dejé en La Habana participó en el Festival de Valladolid, donde consiguió la Espiga de Plata a la mejor dirección para Gutiérrez Aragón, que logró también por ese concepto el Premio Ondas; en el Festival de Chicago obtuvo el Premio del Público, y su carrera comercial fue satisfactoria, contando, en general, con el respaldo de la crítica especializada.


(15-01-2015)


 


Cosas que dejé en La Habana - by , May 18, 2023
3 / 5 stars
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