Costa da Morte

El documental es un género difícil: no cuenta generalmente con la capacidad para intrigar y enganchar al espectador del que dispone la ficción, aunque tiene la ventaja de, si presenta un tema atractivo y lo muestra de forma novedosa o al menos interesante, tiene mucho camino recorrido para ser del gusto del público.

Costa da Morte cuenta con un tema atractivo, la presentación en pantalla de las muy diversas facetas de la zona costera gallega conocida por ese apelativo, al parecer por las numerosas embarcaciones que han naufragado en sus aguas, en esa franja marítima donde las aguas del Atlántico se confunden con las del Cantábrico.

Lois Patiño, casi un debutante (hasta ahora sólo había hecho un corto, Montaña en sombra), nos ofrece un muy amplio caleidoscopio de las bellezas naturales de la zona, que son muchas y muy variadas: desde la tempestuosa mar, que arrasa con todo, hasta los frondosos bosques (por cierto, inmisericordemente talados: después hablarán de la sostenibilidad…), las formaciones graníticas de las montañas, las playas en las que se recolectan almejas, las vistas naturales que atraen a un turismo más de alpargata… un largo etcétera de hermosuras de la tierra, que Patiño nos da en largos planos que, ciertamente, podría haber acortado sin que se resintiera en absoluto el filme. Quizá el hecho de tener que completar algo parecido a un metraje estándar ha jugado en su contra en ese sentido.

El director opta en algunos casos por una curiosa técnica, que no es nueva pero sí que él utiliza con soltura y cierta gracia: en varias ocasiones nos presenta diálogos de varios lugareños, en diversos paisajes de la Costa da Morte, pero con el audio en primer plano y, sin embargo, los individuos filmados a gran distancia, casi en el horizonte. Se da entonces la curiosa paradoja de escuchar las conversaciones como si los protagonistas estuvieran en primer plano, aunque los veamos en la lejanía, sin siquiera poder distinguir los rostros de los contertulios.

Quizá el pecado capital de Costa da Morte sea su indefinición: parecería que indaga sobre el etnicismo de la zona, una tierra dura y agreste que ha marcado, necesariamente, el espíritu de los que moran en ella, pero por otro lado da la impresión de que juega a las postalitas de corte turístico, como si fuera un documental patrocinado por el Instituto Galego de Turismo, un producto bastante más estándar de lo que parece prometer. Si Patiño pretende representar el alma de la Costa da Morte, me temo que se le ha escapado viva. No es éste el documental definitivo sobre esta tierra, sobre este mar, sobre este confín del mundo en el que tantos han muerto en sus aguas y donde tantos otros (cfr. los percebeiros, por ejemplo) se la juegan a diario.