Pelicula:

La confrontación (más o menos pacífica: no estamos hablando del llamado Estado Islámico…) entre culturas suele dar bastante juego en cine. Además, en estos tiempos de corrección política, una comedia con este tipo de ingredientes interraciales se puede permitir, con la cosa de la guasa y la chufla, poder sacar la patita un poco de los rígidos corsés establecidos al respecto.

Se ha citado, no sin razón, Adivina quien viene esta noche (1967), de Stanley Kramer, como modelo clásico que toma Philippe de Chauveron para este filme, si bien es cierto que el cineasta norteamericano se lo tomaba muy en serio (era lo que tocaba entonces) y el francés se lo toma en plan chacota. Visto lo visto, casi se agradece, porque una de mestizajes en plan dramático y políticamente correcta, hoy día, sería bastante indigesta, me temo, y desde luego tendría que ir como por un campo de minas, para no herir susceptibilidades.

Una pareja de franceses conservadores (gaullistas, repite el protagonista, aunque De Gaulle haga cuarenta y cinco años que se murió y el partido que creó, sucesivamente refundado, no pase por sus mejores momentos), católicos a machamartillo, tienen cuatro hijas casaderas. Pero, para su horror, una se casa con un judío, otra con un musulmán, la tercera con un chino, así que sólo les queda la cuarta con la esperanza de que matrimonie con un cristiano apostólico y romano: y, efectivamente, a la cuarta va la vencida. Sólo que el muy católico novio resulta ser… negro, concretamente de Costa de Marfil.

Comedia divertida en sus excesos, se permite algunos pildorazos que recuerdan que el racismo no es cosa sólo de blancos: los yernos, que cuando cenan en casa de los suegros parece que la ONU ha ido en masa a comer, también son bastante racistas con respecto incluso a las personas de su propia raza. No digamos el padre del chico negro y católico, un furibundo racista antiblanco de tomo y lomo.

Por supuesto, tanta incorrección política no puede terminar más que en un hermanamiento que, aunque suene un tanto forzado, es necesario en las películas de este tipo. Es obvio que el mestizaje es el futuro, y que oponerse a ello es como intentar poner puertas al campo, pero no está mal que nos echemos unas risas con respecto a un tema delicado.

Philippe de Chauveron, todavía de corta carrera como director, aunque tiene más experiencia como guionista, no es que sea Ernst Lubitsch (y perdón por la forma de señalar), pero conoce los resortes que mueven a la risa. Lo suyo no es la sutileza, pero tampoco la astracanada. A medias entre una cosa y la otra, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? resulta una agradable comedia muy contemporánea (hubiera sido inimaginable hace treinta años, por ejemplo), y al final llega a la conclusión obvia: blancos, negros, musulmanes, judíos… da igual. Lo importante es ser personas, y mejor todavía si se es (o al menos se intenta) buenas personas…

El protagonista, Christian Clavier, que tuvo su momento de gloria hace veintitantos años con el taquillazo de Los visitantes… no nacieron ayer (1993), después prolongado al dar vida al pequeño galo Astérix en la serie de películas sobre los personajes de Goscinny y Uderzo, vuelve ahora con este éxito del cine francés; se le dan bien este tipo de roles, evidentemente sobreactuados, pero es algo muy adecuado para este tipo de comedia, no precisamente exquisita.


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97'

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Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? - by , Dec 27, 2014
2 / 5 stars
Cenar con la ONU