Pelicula:

Atenazada por la doble e intolerable presión de un régimen despótico que se perpetúa en tanto en cuanto viva su dictador (Castro, tras el cual, previsiblemente, el castrismo se diluirá como un azucarillo) y el bloqueo insensato de la primera potencia económica y militar del mundo (USA, ahora con Bush, pero antes con todos los presidentes precedentes, cualquiera que fuera su color), que hace pagar a justos por pecadores, la en otro tiempo bellísima ciudad de La Habana, como una metáfora de la propia Cuba, se desmorona sin dinero para su mantenimiento y regeneración. Hay un plano en este Habana Blues, corto pero clarividente, una panorámica general de la ciudad, que muestra la devastación cuasi bélica de una urbe que es, de alguna forma, la de un pueblo que no puede acabar con la doble maldición que lo oprime.


Parece que Benito Zambrano, tras el gran éxito de Solas, una de las mejores películas españolas de los años noventa, ha querido pagar una deuda de gratitud con Cuba, donde se formó, cinematográficamente hablando, en la prestigiosa Escuela de San Antonio de los Baños. Está bien, porque es de bien nacidos ser agradecidos, aunque está claro que allí le enseñaron la técnica, que no el talento, que ya llevaba puesto el lebrijano. Claro que, como casi siempre que se paga algo, no estamos estrictamente ante un acto cultural o artístico, y eso se nota. No tiene Habana Blues la extraordinaria altura de su anterior film, la ya citada Solas, ni por supuesto su gran intensidad dramática. Pero es cierto que, a ráfagas, la historia llega y convence, sobre todo en los momentos de mayor tensión emocional, cuando la ex del protagonista estalla dentro de su mortecina existencia, soñando con una vida mejor, o en la catarsis final entre los dos amigos, dos formas de entender la vida. Claro que la coproducción con Cuba impide crítica alguna hacia el régimen, aunque también es cierto que no hay alusión al bloqueo yanqui, aunque sí cierta crítica soterrada a los exiliados de Miami.


No deja de ser curioso que, siendo tan cara a cierto progresismo (no sé si "de salón"....) la idea del compromiso del artista y el intelectual con la realidad de su entorno, etc., sin embargo aquí el protagonista sólo quiera hacer su música, sin prestarse a ningún tipo de manipulación política, ni de los exiliados anticastristas, pero tampoco del ominoso régimen que sojuzga la isla hace ya tantos años. Así que, mira por donde, al final resulta que el artista se debe a su arte, y no a otra cosa...


No es una gran película: con frecuencia suenan a artificial los enfrentamientos tontos de los miembros de la banda de música, y los productores españoles (catalanes, para más señas) parecen más bien una versión actualizada de la Bruja de Blancanieves, o unos tentadores Mefistófeles que ofrecieran a los personajes centrales las (relativas) mieles de la opulencia capitalista a cambio de vender sus almas revolucionarias. Pero también es cierto que, con sus defectos, es un film bien construido, que habla de personas y no de entelequias, de seres humanos de carne y hueso, consigue apreciables dosis de emoción y, por fin, aunque quizá no sea lo más importante, salda la deuda de Zambrano con Cuba: ahora, a hacer cine de verdad...


(02-04-2005)


 


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115'

Año de producción

Habana Blues - by , May 08, 2023
2 / 5 stars
En la ciudad que se desmorona