La celda

Tan efectista como plásticamente fascinante, tan tributaria en lo argumental de El silencio de los corderos como de Matrix en sus aspectos visuales, esta La celda es una película extraña, de fácil estética publicitaria pero también de originales enfoques de guión a la hora de tratar el manido tema de los asesinos psicópatas.

La historia mezcla una investigación policíaca en torno a una serie de asesinatos de jóvenes rubias con otra investigación, esta vez científica, de una psicóloga capaz de meterse en otras mentes para influir en sus conductas. Una y otra labor acabarán uniéndose cuando sea necesario localizar el paradero de la última víctima, todavía con vida en la guarida del asesino.

Dirigida por el principiante y exótico realizado Tarsem Singh, naturalmente procedente del campo de la publicidad, La celda es una cinta capaz de lo mejor y de lo peor, de obtener visualizaciones excelentes y de caer en gratuidades elementales, al margen de la ya nombrada influencia de El silencio de los corderos, quizás excesiva y evidente en todo el entorno que rodea al joven criminal.

Lanzada al estrellato, Jennifer López no pasa de ser aquí una máscara decorativa y, en lo interpretativo, es mucho más destacable la labor de Vince Vaughn como el atormentado investigador e incluso la de Vincent D’Onofrio en el exagerado papel del psicópata.

Una música estridente pero adecuada de Howard Shore completa el cuadro de una obra oportunista y nada especial, pero que se deja ver.