Pelicula:

Parece que el cine que revisa la colonización de Gran Bretaña por parte del Imperio Romano está de moda; no hace mucho pudo verse Centurión, que recreaba el siglo II d.C. de las huestes latinas en las duras tierras anglosajonas. En una fecha parecida se ambienta esta La legión del águila, que plantea inicialmente un esquema de redención, en este caso por persona interpuesta: un centurión destinado en Inglaterra está traumatizado por la considerada como cobardía de su padre, el general que mandaba la Novena Legión de Roma, cuyos cinco mil soldados murieron a manos de los aborígenes anglos, al parecer por la impericia de su general, y cuyo estandarte, el famoso águila dorada de las legiones romanas, fue secuestrado por sus enemigos y aniquiladores.


El joven general, entonces, vive deseoso de enmendar el yerro de su padre y recuperar tan preciado talismán, pero graves heridas de guerra, en un descomunal y desigual enfrentamiento con el enemigo, le pone a las puertas del licenciamiento con honores. Un esclavo anglo al que ha salvado la vida se convertirá entonces en su cómplice perfecto (o quizá no tanto) para recuperar el águila y el honor de su familia.


Lo curioso del caso es que el film va de más a menos: las primeras imágenes, con el protagonista, taciturno y cariacontecido, defendiendo la pequeña fortaleza encomendada contra los indígenas, está hecha con una estremecedora solvencia, sin recurrir (loado sea Dios) a la dichosa infografía para salpicar constantemente la cámara con sangre más falsa que Judas, sino que Kevin Macdonald, el director, opta por la lucha a la antigua usanza, con las coreografías habituales de este tipo de cine, sin caer en la molicie de los cineastas que pusieron de moda hacer que las luchas estuvieran en el disco duro de su ordenador en lugar de en el campo de batalla. Macdonald, por el contrario, opta por la acción pura, con combates verosímilmente rodados, con profusión de planos medios y primeros planos combinado con un entrecortado montaje, que otorga dinamismo y credibilidad a las secuencias bélicas.


Pero conforme van transcurriendo los minutos parece que la historia va perdiendo fuelle. Ya la entrada del protagonista y su esclavo en la terra incognita que supone la existente allende el Muro de Adriano, la tétrica Caledonia (para entendernos, la Escocia actual), tiene un punto como de wéstern, como si el esclavo fuera el indio y el romano el blanco y se adentraran en territorio semínola o cheyenne. Incluso la caracterización de los aborígenes anglosajones recuerda moderadamente a la de tantos pueblos indios como ha popularizado el cine, sobre todo los mohicanos.


También el sentido de la historia, que no es sino la redención a la manera de Lord Jim (recuérdese la celebrada novela homónima de Joseph Conrad, en la que un hombre deshonrado por su cobardía tendrá la oportunidad de expiar su culpa), en este caso a través de otra persona, el hijo del supuesto cobarde, termina diluyéndose, aunque es verdad que hay un tono como de telurismo tenebroso que conviene bien al film.


Un final que parece como de (mala) película americana, con sus protagonistas buenísimos en comparación con el politicastro penco de turno, no ayuda precisamente a mejorar una película que, sin embargo, no puede considerarse fallida por sus iniciales virtudes y por situarse en un contexto histórico de lo más interesante y poco trillado por el cine, una época, en los primeros siglos después de Cristo, cuando la poderosa maquinaria de guerra y de colonización del Imperio Romano no pudo, a pesar de todo, conquistar totalmente esa isla infestada de hijos de la Gran Bretaña…


(18-04-2011)


 


La legión del águila - by , Jan 25, 2023
2 / 5 stars
Lord Jim por persona interpuesta