Pelicula: Dirigida por Roland Joffé, tiene un punto de partida rigurosamente histórico: el destino de las misiones de indios guaraníes regidas por la Compañía de Jesús, en el siglo XVIII, víctimas unos y otros de los conflictos políticos entre España y Portugal; ahí se inscribe la experiencia personal del Padre Gabriel y de un cazador de esclavos, Mendoza, fratricida que se redime haciéndose jesuita.

El guión se ha servido del eclesiástico Altamirano, enviado del Papa, para darnos su visión de los hechos; él es pues el narrador y desde su punto de vista vamos conociendo el desarrollo de la aventura y el devenir de los acontecimientos tanto bélicos como espirituales.

El director organiza un espectáculo cuyo género es perfectamente inscribible tanto en el histórico como en el religioso. Acaso en el primer aspecto podrían considerarse defectos la insuficiencia de un contexto que justificara al espectador las causas de los hechos emanados de la Ilustración, así como la inexistencia de un planteamiento más dialéctico en las relaciones colonizadores-colonizados y una mayor presencia de la cultura nativa. Del mismo modo, el guionista debió conceder un mayor desarrollo dramático para justificar plenamente la conversión de Mendoza.

La faceta religiosa de La misión orienta hacia una lectura política contemporánea; la simbología de la aventura jesuítica es un anticipo de lo que se ha venido llamando "teología de la liberación"; en tal sentido, la película ofrece un testimonio donde la fe se hace obra y caridad en la persona  del indio; Gabriel y Mendoza, la cruz y la espada, son dos brazos de un mismo cuerpo cuya misión es la defensa del prójimo; el comportamiento personal, enfrentado no sólo a las decisiones políticas de los gobiernos europeos sino a la Iglesia oficial de la que es representante Altamirano, termina en el martirio, dando su vida junto a quienes mueren imbuidos ya de su mismo credo.

Pocas veces una hagiografía tendrá más fuerza que la razón de ser y de vivir de estos dos hombres; pocas veces, una cinematográfica vida de Ignacio de Loyola podrá aportar más razones espirituales para el creyente que el testimonio de la caridad obsesivamente llevado a cabo por Mendoza, por Gabriel; y es que el necesario maniqueísmo del filme, acaso el mismo que en la Historia, sea un enfrentamiento entre nativos y jesuitas de un lado y monarquías europeas e Iglesia de Roma por otro; al final, Altamirano se debatirá entre opiniones personales y razón de estado pero serán las vivencias religiosas, de vida y muerte, el testimonio de una fe, resuelto en acción y pasión, lo que se perpetúa en el espectador.

Cuando el pequeño indígena recoja el violín roto arrastrado por las aguas, habremos comprendido el valor de la música como transmisor de emociones y de sentimientos, acaso el único lenguaje que está por encima de las lenguas y por ello capaz de asegurar la comunicación incluso más allá de lo natural.

Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

115'

Año de producción

La Misión - by , Mar 14, 2013
4 / 5 stars
Anticipando la teología de la liberación