Los guardiamarinas

Una endeble comedia española de los años sesenta es lo que supone este rutinario producto dirigido por el adocenado (y ya difunto) Pedro Lazaga, con guión de Pedro Masó (después director de éxito en televisión con series como Anillos de oro y Brigada central, y director de productos cinematográficos generalmente endebles, como Las adolescentes o Un hombre como los demás) y el nefasto Rafael J. Salvia.

Cuenta la historia de un oficial de la Marina Española, destacado en la Escuela Naval, que habrá de lidiar con los problemas de su matrimonio, dada su permanente dedicación a su trabajo, y además con una nueva tanda de novicios en la Armada.

Película añeja, franquista en la peor acepción del término (¡ah!, ¿pero tiene alguna buena?), tiene sus mejores valedores en un excelente reparto, cuajado de lo mejor del cine español de la época, desde el prolífico José Luis López Vázquez a Alfredo Landa, pasando por solventes actores foráneos que se asentaron en España, como Alberto de Mendoza, y la saga de los Gutiérrez Caba, con la notable Julia y su hermano Emilio, además de una pléyade de actores secundarios, de los que el cine español ha estado siempre tan bien servido, como Manolo Zarzo, Andrés Mejuto o José Rubio.