Pelicula:

Al final de nuestra crítica sobre el anterior segmento de esta saga, Millennium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, nos temíamos lo peor, y hasta recurríamos al Dante (ya saben, “lasciate ogni speranza”) para augurar un último capítulo de la serie imaginada por Stieg Larsson lejos del buen nivel del primer episodio, Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres. Afortunadamente, me la tengo que envainar a medias, porque este último capítulo, sin ser para tirar cohetes (eso se lo dejamos a los de la NASA…), es cierto que mejora el lamentable nivel del episodio segundo y mantiene razonablemente bien el tono.


Estamos ante la conclusión de la trilogía, en el episodio en el que, tras el enfrentamiento entre Lisbeth Salander y su padre, el agente secreto Zalachenko, la primera queda gravemente herida con un disparo en la cabeza y el segundo, que también está malherido, será rematado por un ex compinche de los tiempos en los que el espionaje sueco se aprovechó del que fuera agente huido del Telón de Acero.


A partir de ahí, parte una intriga en la que conoceremos una oscura congregación de espías que durante los años setenta y ochenta actuaron al margen del Estado, y que ahora, aunque ya están en buena parte para sopitas y buen vino, han de intentar, con sus todavía muy poderosas influencias, acabar con la amenaza que supone que Lisbeth esté viva y pueda desenmascarar los desmanes de esta panda de desalmados.


La lucha tendrá varios frentes, desde el judicial, donde la chica tendrá fuertes competidores, como el psiquiatra que supuestamente es una eminencia en su parcela, aunque en la realidad sea un taimado pederasta, hasta el puramente físico, con el gigantón Ronald Niedermann, su hermano de padre, cuya analgesia congénita (absoluta ausencia de dolor), además de más de dos metros de músculo entrenado para la lucha, le convierten en un enemigo formidable. Lisbeth contará con la ayuda incondicional de su amigo/amante/compañero (que todas las cosas es, y no necesariamente de forma simultánea) Mikael Blomkvist.


Los errores del segundo segmento aquí se han arreglado, o al menos se ha mejorado en su exposición. Daniel Alfredson, el director, parece haberle pillado ya el tono a la saga y esta tercera entrega discurre con aceptable ritmo, hay un buen tono narrativo y la puesta en escena no es de vergüenza, como ocurría en el anterior capítulo. El guión está mejor trabado, e incluso Michael Nykvist parece espantarse la carajera que arrastró en los dos episodios anteriores, poniendo la “carne” que hasta ahora le faltaba a su personaje.


Por supuesto, Noomi Rapace sigue igual de espléndida que en el resto de la saga, componiendo una Lisbeth Salander memorable, un personaje al que la sociedad ha convertido en poco menos que una sociópata, pero cuya capacidad intelectual y habilidad le permitirá luchar con posibilidades contra enemigos oscuros y arteros, que usan los muchos resortes del poder contra una (teóricamente) desvalida adulta con mente de niña.


Bien está lo que bien acaba: el primer capítulo, sin duda el mejor, nos abrió las puertas a una saga policíaca que deja el paso franco a nuevos caminos para el género, tanto en literatura como en cine; aunque el segundo fue muy inferior, este tercero cierra en positivo una historia que, a buen seguro, influirá muy poderosamente en la cultura de nuestro tiempo. Lástima que Stieg Larsson ya no esté entre nosotros: una mente capaz de urdir una trama como ésta bien podría darnos muchos buenos momentos de lectura y películas. Lo diremos en sueco: vila i frid (o lo que es lo mismo, descansa en paz, según asegura el traductor en red español-sueco que he utilizado…).



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Duración

148'

Año de producción

Millennium 3: La reina en el palacio de las corrientes de aire - by , Sep 20, 2015
2 / 5 stars
Aceptable culminación