Padre nuestro

Francisco Regueiro es uno de los grandes malditos del cine español. Sus películas Si volvemos a vernos, Duerme, duerme, mi amor, Las bodas de Blanca, entre otras, suponen una permanente toma de postura radical contra las costumbres de una sociedad, la española, alegre y confiada.

Cuando en 1985 hace Padre nuestro, Regueiro parece encauzarse hacia un cine más comercial, aunque tal vez fuera un espejismo. Con todo, la película tuvo un cierto éxito de público que le permitió volver, de nuevo, al cripticismo con Diario de invierno, cuyo fracaso comercial le hundió durante varios años, hasta que hizo Madregilda.

Un viejo cardenal vuelve al pueblo español que le vio nacer, para encontrarse con sus recuerdos y con la muerte. Allí estará su hermano, su madre, su tata, incluso la hija bastarda que engendró antes de cantar misa. Su memoria de las cosas se solapará con la tangible, percutante visión de la realidad, en una España más telúrica que tecnológica.

Bella historia de humanismo paradójicamente agnóstico, el filme se beneficia de un espléndido reparto: Rey, Rabal, Abril, Aparicio, Penella.