Pelicula:

Esta película se pudo ver en la Fnac de Sevilla, dentro del ciclo Una mirada documental que dirige y coordina el crítico Miguel Olid.

Cuando ves este espléndido documental, Plot for peace, recuerdas hasta qué punto esta fórmula cinematográfica, en otro tiempo considerada de segunda clase por su carácter (generalmente) académico, tiene en realidad innúmeras posibilidades. Entre otras, la de recrear historias como la que aquí se nos cuenta, la narración de cómo fue posible la paz en el Cuerno de África, cómo fue posible que Mandela, contra toda esperanza, saliera de un encarcelamiento de 30 años para dirigir una nación que supo integrar en su seno a todas sus razas, a todas sus clases.

El responsable en último término de que todo llegara a buen puerto en esta serie de operaciones diplomáticas que se alargaron durante varios años fue el llamado en nombre clave “Monsieur Jacques”, en realidad Jean-Yves Ollivier, un empresario franco-argelino del que, en un momento dado, se dice algo así como “sin familia, sin hijos, sólo le quedaba ser recordado por algo realmente memorable”. Ollivier actuó durante finales de los años ochenta y principios de los noventa entre bambalinas para poner de acuerdo a los irreductibles bandos de, por una parte, la segregacionista administración surafricana, dominada por los blancos “afrikaaners”, que mantenían una política de “apartheid” sobre la mayoritaria raza negra, cuyo líder y jefe del Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela, llevaba ya más de dos décadas encarcelado por su oposición a tan aberrante política; del otro lado estaban los gobiernos marxistas de varias de las naciones recién nacidas tras la descolonización producida por la Revolución de los Claveles en Portugal: Angola, Mozambique, pero también con otros orígenes coloniales, como Congo (Brazzaville), e incluso potencias ajenas a la región que apoyaban, por motivos ideológicos, a sus correligionarios, como era el caso de Cuba. Que gente que se odiaba a muerte y que mantenía una cruenta guerra entre ellos fueran capaces de encontrarse y llegar a acuerdos razonables es una de esas maravillas que a veces, en contadas ocasiones, reconcilian con el ser humano.

Jean-Yves Ollivier, entonces, alcanza la categoría de héroe, de héroe real, no de plástico, como suele darnos el cine. Este hombre rechoncho, con gafitas, un Juan Nadie cualquiera, fue capaz de mover resortes, tocar influencias, convencer a testarudos gerifaltes de uno y otro lado, hasta llegar a confluir, con numerosos problemas que hubo que resolver “in situ”, en una solución que el tiempo ha confirmado fue la menos mala para todos. Si por su parte hubo otras intencionalidades u intereses ocultos, no se nos revelan; de cualquier forma, como quiera que el fin fue tan grata, inesperadamente feliz, se puede decir sin empacho que se nos da una higa si los hubo: nunca una actuación, si tuvo algo de torticero, fue tan elogiada, con razón, por tirios y troyanos. El hecho de que tanto el régimen segregacionista sudafricano como su sucesora, la administración democrática y multirracial de Mandela, condecoraran a “Monsieur Jacques”, confirma que, al margen de cualesquiera otras consideraciones, la actuación de Jean-Yves Ollivier en este complejo puzle fue ejemplar.

Recuerda Plot for peace a otro documental algo más antiguo, Garbo: el espía (2009), de Edmon Roch, que traía a la palestra la figura de otro héroe, en ese caso un "topo" que jugó un papel fundamental en la resolución de la Segunda Guerra Mundial. Como aquel conserje catalán llamado en clave Garbo, este hombre de negocios franco-argelino supo engatusar a unos y a otros, a la manera de un Paesa filántropo y desinteresado (recuérdese la estupenda El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez, que lo biografiaba espléndidamente), consiguió llevar el agua a su molino, y Sudáfrica pasó de ser un régimen ignominioso a una democracia plena, y la guerra en el Cuerno de África pasó a ser un mal recuerdo en el continente más torturado sobre la Tierra, aquel donde parece que nació el ser humano y donde, probablemente, acabaremos como especie.

La película ha contado con un extraordinario archivo que nos sitúa en cada momento histórico, incluso con documentos excepcionales como la liberación del capitán Du Toit, un espía militar sudafricano que fue capturado al intentar boicotear una instalación esencial de la Angola independiente, liberación que sería la chispa inicial para todo el complejísimo proceso de paz que muñó Ollivier. Además, la historia se enriquece con entrevistas con varios de los líderes que tuvieron que ver en aquella historia, desde Winnie Mandela, activista del Congreso Nacional Africano y exmujer de Nelson Mandela, hasta Pik Botha, exministro de Asuntos Exteriores en el régimen segregacionista sudafricano, pasando por Joaquim Chissano, expresidente de Mozambique, Michael Ledeen, del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, o Jean-Christoph Mitterrand, a la sazón hijo del que fuera presidente François Mitterrand y encargado de asuntos africanos en el gabinete francés de principios de los noventa.

En gran medida las evidentes virtudes de esta historia y del documental en el que se nos cuenta radican en un magnífico montaje, del que se ha encargado el especialista en esta disciplina Carlos Agulló, también codirector junto a la cineasta Mandy Jacobson. Entre ambos consiguen una obra medida, madura, muy bien narrada, con un ritmo trepidante y sin concesiones a la galería, una historia adulta sobre uno de los episodios más vidriosos, a la postre más esperanzadores, de la Historia del siglo XX. Que Cine e Historia se den de esta forma la mano no es habitual: cuando pasa, parece que los planetas se alinearan, como debió de ocurrir para que aquel casi anónimo individuo franco-argelino lograra lo inaudito...



Interpretada por

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84'

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Plot for peace - by , Jul 09, 2017
4 / 5 stars
Fascinante thriller documental