Sorrow and joy

Esta película se pudo ver en la Sección Special Screening del Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF’2014).

A la manera de Crónica de una muerte anunciada, la novela de García Márquez, en esta Sorrow and joy también nos enteramos de lo fundamental en los primeros momentos, en este caso la muerte de una cría de nueve meses a manos de su madre, con serios problemas psíquicos de corte maniaco-depresivo. A partir de esa tragedia que hiela la sangre, el padre de la asesinada y esposo de la asesina intentará averiguar qué ha podido pasar para que se llegue a ese extremo. Asistiremos entonces a una indagación entre policíaca y psiquíatrica, y a una denodada lucha del marido y padre por salvar a su mujer de la reclusión en un manicomio.

Lo primero que llama la atención de un filme como éste es el hecho de que, evidentemente, los escandinavos reaccionan de forma muy distinta a como lo hacemos los latinos. Un caso como éste, en cualquiera de los países mediterráneos o iberoamericanos, supondría sin duda la generación de un sentimiento de odio atroz hacia la autora de semejante barbaridad, pero allá donde el frío hiela las gónadas, ese sentimiento, lejos de generarse, se torna, si tenemos que creer a Nils Malmros, en una generosa oleada de arropamiento hacia la filicida. Como además, según se indica en los créditos, está basada en un hecho real, se supone que ese respaldo de sus familiares y amigos fue cierto.

Malmros, el veterano guionista y director danés, nos muestra la historia de esta pareja y el día de autos con sencillez, sin efectismos, a veces casi con demasiada gelidez, aunque es evidente que la demostración de sentimientos es algo también cultural, y por la península de Jutlandia son bastante parcos en expresarlos: si por ellos fuera no existiría la palabra, ni el concepto, de plañidera…

Rodada con austeridad, Sorrow and joy resulta ser finalmente reconfortante: demuestra, quizá algo optimistamente, que el ser humano es capaz de perdonar incluso los más graves delitos que se puedan cometer en su contra. No estoy muy seguro de que su tesis sea la mayoritaria en el mundo, pero al menos es cierto que contribuye, aunque sea de forma modesta, a difundir la sensación de que la civilización humana, la cultura que nos hemos dado, no está abocada, como parece, a su extinción.