Después de esto (The here after)

Es legendaria la querencia del cine sueco por el drama, cuanto más trágico mejor. Supongo que será inevitable teniendo en cuenta que su cineasta por excelencia, Ingmar Bergman, hizo sus mejores películas en ese género, y además lo alzó hasta alturas considerables (aunque el director y guionista de Gritos y susurros también hizo algunas comedias en sus primeros tiempos, todo hay que recordarlo).

Así que drama y cine sueco parece que van asociados, como Pili y Mili u Ortega y Gasset. Después de esto (The here after) plantea una situación de entrada interesante: un adolescente vuelve a casa tras pasar dos años en un centro de menores. Descubrimos a lo largo de la historia que estuvo allí por matar, en un arrebato de furia, a su ex novia. Pero el regreso a su casa, a su instituto, se revelará pronto como una fuente de conflictos: el joven resulta una mala influencia para su hermano pequeño, y en el centro escolar sus condiscípulos no le perdonan la felonía que lo llevó al correccional. Así las cosas, se masca la tragedia…

Entre el melodrama y cierto tono de thriller, Después de esto se queda un poco a medias en los resultados. Magnus von Horn, su autor, se revela como bastante mejor director que guionista. La historia, a pesar de su interés teórico, no está bien desarrollada, y los bandazos en el guión, los comportamientos arbitrarios de los personajes, en función de los intereses del libretista, resultan inverosímiles y restan credibilidad a los hechos narrados. Sin embargo, Von Horn se muestra como un director competente, con personalidad, jugando con habilidad con los recursos del lenguaje cinematográfico, marcando su impronta.

Así las cosas, queda la sensación de que una mejor definición de la historia hubiera permitido un filme más sólido, quedándose en una medianía lo que podía haber sido una poderosa película sobre la adolescencia problemática y el difícil trato con las generaciones adultas, pero también con sus coetáneos. Y lo curioso es que se trata del primer largometraje de ficción de Magnus von Horn como director, aunque anteriormente se había baqueteado en cortos y documentales.

Tampoco juega a favor del filme la escasa personalidad y mediocre interpretación del joven cantante Ulrik Munther, en su primera actuación para el cine; y es que puede que este chico esté dotado para la música, pero me temo que no para la gran pantalla. Del resto nos quedamos con la presencia, en un personaje secundario, de Inger Nilsson, la mítica Pippi Langstrump, Pippi Calzaslargas, de nuestra infancia, aquí ya estragada por la edad: sic transit gloria mundi…