Pelicula:

En el verano de 1997 coincidieron en el Reino Unido dos acontecimientos: por un lado, desde el punto de vista político, la llegada al número 10 de Downing Street (como es sabido, la residencia oficial del “premier” británico) del primer ministro laborista en quince años, tras el largo gobierno de Margaret Thatcher y, en menor medida, de John Major. Por otro, desde una perspectiva más social y humana, la muerte en accidente de tráfico en París de la princesa Diana, ex esposa del príncipe de Gales y madre del futuro heredero de la Corona Británica. Esa doble conjunción permite a Stephen Frears (autor de obras excelentes, como la versión del clásico de Choderlos de Laclos Las amistades peligrosas, pero también de adaptaciones poco memorables, como la visión del mito de Jekyll & Hyde a través de su criada en Mary Reilly) poner en escena los días que pusieron en jaque a la Reina de Inglaterra y a toda su corte, por mor de una evidente falta de sintonía con su pueblo, que esperaba el acercamiento de su soberana, quien sin embargo se dejó guiar por su educación elitista y no supo lo que tenía que hacer en aquellos trágicos momentos.


La forma en la que un joven y todavía idealista Tony Blair tuvo que hacer de tripas corazón para, con su evidente alma republicana, salvar a la monarquía del desbarajuste que la acechaba es el tema de esta curiosa cinta que, sin llegar a la altura de Las amistades… (seguramente la obra maestra de Frears), sí que tiene evidentes atractivos: la visión desde dentro de la austera aunque arrogante familia real británica, donde, a excepción de la Reina (que aparece como una mujer adusta, pero en el fondo deseosa de servir, a su manera, a su pueblo, como ha hecho durante más de medio siglo), no se salva nadie: el príncipe Felipe de Edimburgo, su marido, es retratado como un arrogante que desprecia a todos, especialmente al pueblo; el príncipe de Gales, Carlos, heredero de la Corona, aparece como un taimado, un astuto que busca la forma de que aquella conmoción no le alcance a él, aunque para ello tenga que sacrificar a la monarca; la Reina Madre, a la que se supone que adoraban sus súbditos, es aquí retratada como una vieja arpía que aconseja a su hija ser dura ante los deseos de proximidad del pueblo y no dejar traslucir su dolor. Tampoco el entorno de Blair sale demasiado bien parado: su mujer, Cherie, es pintada como una antimonárquica irreflexiva que disfruta haciendo falsísimas reverencias a la Reina, o su principal asesor, Alastair Campbell, es retratado como un demagogo, deseoso de usar en su propio provecho la crisis provocada en la nación por la muerte de Lady Di.


Bien contada, con las habituales buenas maneras de Frears en la realización, se beneficia del contraste entre las posturas estiradas de la familia real y todo su entorno (esos lacayos que parecen más reyes que los propios reyes…) y los aires nuevos que los laboristas de finales de siglo insuflaron en una nación a la que, ciertamente, le venía bien un cierto aireamiento: la naftalina no suele casar mucho con la vida.


Muy ajustado a su papel el protagonista, Michael Sheen, al que habíamos visto antes como vampiro en Underworld, y que ahora es el primer ministro (vaya cambio… o quizá no tanto…); excelente Helen Mirren dando vida a una Reina a la que, seguramente, le gustaría tener la presencia de esta formidable actriz londinense; el resto de actores están bien, aunque es cierto que los encargados del “casting” deberían ir al oculista: Alex Jennings se parece muchísimo más a Orson Welles de joven que al príncipe Carlos; al propio Michael Sheen le hubiera venido bien un cierto aclaramiento del color del pelo, porque Blair no es de cabello tan negro como este actor. Y menos mal que no sale Margaret Thatcher, porque habría que echarse a temblar sobre quién la interpretaría, conociendo el antitatcherismo militante del director, Stephen Frears…



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Duración

95'

Año de producción

The Queen (La Reina) - by , Sep 24, 2017
3 / 5 stars
La humanidad de la Reina