Pelicula:

Realizar un “remake” del clásico de ciencia ficción Ultimátum a la Tierra (Robert Wise, 1951) podía reputarse como descabellado, y seguramente lo es. De todas formas, me quedo, más allá de la operación comercial que se esconde tras esta actualización del humilde clásico wiseano (director al que habría que reivindicar: títulos como Marcado por el odio, ¡Quiero vivir!, West Side Story, Sonrisas y lágrimas y La amenaza de Andrómeda lo justificaría plenamente), con el recuerdo para la raza humana de que mañana (entiéndase la semana que viene, el mes que viene, el año que viene, la década que viene) esto se acabará: llevamos el germen de la autodestrucción en nuestro propio seno, y la inteligencia que nos adorna se irisa de perversiones (llámense codicia, ambición, latrocinio, crimen, desprecio) que más temprano que tarde harán que acabemos con nosotros mismos. Así que, con ese recuerdo que sobrenada en la evidente intención comercial del producto, con la imposible posibilidad (qué me gusta un retruécano…) de que la Humanidad pueda redimirse, esta nueva versión del clásico se reputa, cuando menos, prescindible.


Hombre, hay que apreciar detalles como que el protagonista alienígena mantenga su original nombre, Klaatu, o que el robot que le acompaña también haya sido mantenido, en lo esencial, en cuanto a su peculiar forma, aunque lógicamente bastante “aggiornado”, teniendo en cuenta que sobre su predecesor ha transcurrido más de medio siglo, casi tres generaciones de diseñadores y todo un mundo de sucesos en estos cincuenta y siete años entre el rodaje de una y otra película.


La actualización del guión también es plausible, ambientando la historia en esta inicial década del siglo XXI, quizá la última o penúltima que (mal) administremos la Tierra como especie dominante. Ahora la coprotagonista será una mujer con hijastro con problemas afectivos hacia su madrastra (qué tiempos aquellos de Cenicienta…), y el extraterrestre, en lugar de los rasgos serenos de Michael Rennie, presenta la jeta de zombi lobotomizado de Keanu Reeves, que ahí sí que se ha perdido…


La trama central, con los políticos sobrepasados por el poder cuasi omnímodo de la nueva civilización, se mantiene, aunque la forma en que ese desarbolamiento tiene lugar nada tiene que ver con su antecesor. Así las cosas, quedan detalles, como esa pavorosa nube que, como plaga de langosta, asuela cuanto se pone a su paso, con escenas inolvidables como el estadio de fútbol americano que desaparece en segundos bajo lo que se antoja una demoledora piqueta instantánea; también hay que agradecer a los guionistas que no hayan terminado con un final en el que los seres humanos se convencen a sí mismos de la futilidad de sus desavenencias y de la irracionalidad con la que encaran su quehacer diario, empeñados en machacar al otro; y es que un final estilo Heidi o Sissi Emperatriz no casaría con estos tiempos ni, a qué negarlo, tampoco cuadraría con la impresión general imperante en nuestra raza, tal vez sólo a un nivel subconsciente, de que no hay redención posible para el ser humano; no es cuestión de religiones, ni de filosofías, ni de políticas: es cuestión de que nuestra propia inteligencia nos conduce al magma abisal del que, seguramente, nunca debimos salir.



Dirigida por

Nacionalidad

Duración

103'

Año de producción

Ultimátum a la Tierra - by , Aug 12, 2018
2 / 5 stars
Mañana sucederá