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Definitivamente, la franquicia de Marvel sobre los X-Men goza de excelente salud. Este sexto capítulo de la saga se muestra en plena forma, de nuevo de la mano de Bryan Singer, director de los episodios primero, segundo, quinto y sexto. Singer es uno de los más estimulantes cineastas norteamericanos de los últimos veinte años, con títulos de interés como Sospechosos habituales (1995), Verano de corrupción (1998) o Valkiria (2008), además de los mentados capítulos de la franquicia de los mutantes. Es Bryan un director brillante, que conjuga con habilidad la tensión narrativa, la buena utilización de los efectos digitales y, afortunadamente, el adecuado cincelado de sus personajes.

En el cómic, en general, pero sobre todo en el cómic que en los últimos años se está llevando a la pantalla, hay una cierta tendencia, que no seré yo el que critique, a glosar grandes temas, a trascender el mero entretenimiento (con ser este loable) para hablar de cuestiones de mayor calado. En este nuevo episodio de la saga el tema llega a mayores, pues el mutante villano en cuestión no es otra cosa que un trasunto de Dios, del dios judeocristiano, se entiende; él mismo dice de sí: Yahveh, Jehová, Ra, son algunos de los nombres que el hombre me ha dado. Así que, como decimos, hablamos de palabras mayores. El permanente acompañamiento de cuatro figuras devastadoras, a la manera de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, no hace sino confirmar que los tiros, aunque de forma un tanto ambigua (no hay que pisar los callos a las religiones cristiana y judía, so pena de estrellarse en taquilla si se decreta un boicot por parte de éstas: con las cosas de comer no se juega…), van por ahí. Así las cosas, el filme trata, como siempre, de la diversidad del diferente, tema recurrente en la saga, pero sobre todo de la posibilidad de que esta deidad crípticamente judeocristiana (también egipcia, de donde procede el sujeto en cuestión: al final todo es panteísta…) imponga un nuevo orden en el mundo, cree una nueva civilización sobre los escombros de la actual.

Singer, que domina desde hace tiempo los resortes cinematográficos, nos presenta aquí un amplio repertorio de escenas que visualmente dejan sin aliento: la destrucción de la Escuela de Talentos, y la forma en la que Quicksilver salva a los alumnos y profesores, es deslumbrante, por más que ya hayamos conocido a este mutante de velocidad prodigiosa en el episodio anterior, X-Men: Días del futuro pasado (2014) y sepamos de su virtuosa capacidad para hacer que, a su lado, las alas de un colibrí parezcan las patas de un oso perezoso con narcolepsia; o toda la parte final, en la que todos (y todos son todos…) los metales de la Tierra vuelan pasmosamente ingrávidos por la taumatúrgica capacidad telequinésica de Magneto. Se suceden las brillantes ideas visuales, resueltas con imaginativas soluciones, pero también hay meollo en el filme: la amargura de Eric, que le llevará a convertirse en el más letal acólito del villano; el proceso de maduración y aceptación de su propia diferencia en personajes como Jean Grey o Cíclope; la tristeza de la polimórfica Mística tan disconforme consigo misma como decidida ya a apostar, a toda costa, por la Humanidad.

Del guión se encarga Simon Kinberg, que tiene entre sus créditos varios títulos de interés, como X-Men: La decisión final (2006) y X-Men: Días del futuro pasado (2014), aunque también algunas tonterías como Sr. y Sra. Smith (2005) y Jumper (2006). Convendremos en que hay que comer todos los días…

Es curioso como este tipo de franquicias, como ya ocurrió, por ejemplo, con la de Harry Potter, concita un notable cónclave de buenos intérpretes: aquí tenemos nada menos que a Jennifer Lawrence, la más talentosa de las actrices de su generación, ganadora ya de un Oscar (y con otras tres nominaciones) con apenas veinticinco años cuando se escriben estas líneas; Michael Fassbender, el portentoso actor germano-irlandés, capaz de hacer igual de bien X-Men y Macbeth; Nicholas Hoult, cuya interpretación en Mad Max: Furia en la carretera (2015) le valió numerosos reconocimientos; Oscar Isaac, que ha trabajado ya con directores como Oliver Stone, Ridley Scott, Alejandro Amenábar, Nicolas Winding Refn, los hermanos Coen y J.J. Abrams; Sophie Turner, famosa por su papel de Samsa en la saga metahistórica Juego de tronos; Kodi Smit-McPhee, el sucesor natural del talento del Haley Joel Osment de El sexto sentido (1999), sólo que en el caso de Kodi parece que, afortunadamente, está haciendo bien el tránsito de niño a hombre, lo que no se puede decir del pobre del protagonista de A.I. Inteligencia artificial (2001); o Tye Sheridan, el diamante descubierto en la espléndida Mud (2012).

Notable filme este X-Men: Apocalipsis. Que haya costado un potosí no significa que no tenga valores cinematográficos, porque los tiene y muchos. Otra cosa será que sus propietarios, Marvel y Fox, se hagan de oro con productos como éste, pero ésa es otra historia…



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144'

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X-Men: Apocalipsis - by , May 24, 2016
3 / 5 stars
Yahveh, Jehová, Ra