Rafael Utrera Macías

Ana Rosa Diego (Sevilla, 1969) pertenece a la denominada Generación CinExin. Quiere ello decir que lleva más de 25 años siendo testigo directo no sólo del cine que se ha hecho en Andalucía sino de títulos significativos del cine español. Forma parte de la primera promoción de licenciados en Comunicación Audiovisual salidos de la entonces denominada Facultad de Ciencias de la Información (hoy Facultad de Comunicación) de la Universidad de Sevilla. Más allá de su formación académica, de la que, como profesor, hemos sido testigos directos, siempre ejerció de inquieta cineasta que ha ido recalando en buena parte de los oficios cinematográficos: directora, guionista, ayudante de dirección o producción, organizadora de casting, etc.

Activa participante del colectivo Letra M, ha intervenido como jefa de producción en los cortometrajes o mediometrajes El millón, de Alberto Rodríguez, Marisma, de Modesto González, Los Díaz felices y Bailongas, ambas de Chiqui Carabante, Los Almendros-Plaza Nueva, de Álvaro Alonso, Por donde rayos sale el sol, de Paco R. Baños, y otros. En funciones de ayudante de dirección ha participado en los largometrajes Saca la plata, de Kits Hilaire, Carlos contra el mundo, de Ch. Carabante, Una pasión singular, de Antonio Gonzalo, yAcosada, de Pedro Costa.

Y en tareas de producción ha intervenido en Yerma, de Pilar Távora, Solas y Padre Coraje, de Benito Zambrano, Celos, de Vicente Aranda, Km. 0, de Juan Luis Iborra y Yolanda García Serrano, y Menos es más, de Pascal Jongen. Como script participó en películas de Antonio Gonzalo, Chema Rodríguez, Paco R. Baños, Antonio Cuadri, Ángeles González-Sinde, Jesús Ponce y Dácil Pérez de Guzmán.

Su filmografía personal agrupa las tareas de dirección y guionista. Así es en los cortometrajes Las Flores del Argelino, T, El cine Andaluz, Puzzle, Aminetu Haidar y Mayte y las nubes.

Su ópera prima, el largometraje Siempre hay tiempo (Héctor y Bruno), fue exhibido en la 35ª Edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (2009) y recibió, entre otros premios, el del público. Con producción de Letra M y de Basque Films, son sus intérpretes Txema Blasco, Edu Bulnes, Montserrat Carulla, Sergi Calleja, Maite Sandoval y Fermí Reixach. La directora establece una línea quebrada entre abuelo y nieto que, con la buena voluntad de ambos, más la ayuda de familiares y amigos, se convierte, progresivamente, en una recta cargada de nobles sentimientos y afectos.

Con su dilatada experiencia, Ana Rosa Diego podría escribir (o filmar) un apasionante documento de memorias donde quedaría bien retratado el cine andaluz y, por extensión, el español. En esta ocasión, centramos la entrevista en la Generación CinExin, de la que, como hemos dicho, fue miembro activo y personaje destacado.

Pregunta: ¿A qué se denomina “Generación CinExin”?

Respuesta: El término de “generación” ha aparecido en 2014, cuando han surgido varios intereses por revisar las obras de carácter colectivo que dieron lugar a esa obra titulada “CinExin”. A mí no me cabe duda que esta revisión se produce porque algunos de los directores, como es el caso de Alberto Rodríguez y Álex Catalán, están teniendo mucho éxito y eso hace que exista curiosidad por ver cuáles fueron sus inicios. Y como si fuera un tsunami, ese interés hace que se nos visualice también a otros directores o productores que, después de veinte años, formamos parte del tejido audiovisual andaluz.

P.-¿Quiénes forman el grupo inicial?

R.-El grupo se forma por lazos de amistad y de trabajo. No recuerdo exactamente el grupo motor, pero intuyo que fuimos los componentes de la productora Letra M, junto a Mariano Agudo y Julio Sánchez, de Intermedia. Alberto Rodríguez conectó con gente de televisión con la que él trabajaba, como Manolo Raya o Miguel Ángel Carrasco (éste no dirigió pero fue ayudante de Alberto en CinExin I). También contactó con Gervasio Iglesias, David Cantero y Álex Catalán, a quienes conocía por medio de su padre, técnico de TVE. Y luego había compañeros de la Facultad de Ciencias de la Información, con los que seguíamos manteniendo relación, como fue el caso de Juanjo Domínguez (que además de ser alumno pertenecía al sector de administración y servicios), de Miguel Aparicio, de Daniel Cuberta. Por último, Daniel de Zayas, que procedía del Instituto Néstor Almendros, se lo propuso a Jesús Ponce y a Daniel Sosa. Y por aquel entonces, Álvaro Alonso había conocido a Antonio Lobo, así que ya estábamos todos para empezar a maquinar.

P.-¿Fue usted la única mujer directora integrante del grupo?

R.- No. El caso de la otra integrante femenina, que es Inmaculada Rodríguez Cunill, se explica porque, entonces, ella era la pareja de Juanjo Domínguez, y aunque no tenía experiencia audiovisual, pues estaba acabando Bellas Artes, formó parte del grupo.

P.- ¿Qué significado tiene la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Sevilla en cuanto a la formación del grupo?

R.- En términos generales, la Facultad fue el elemento aglutinador de la mayoría del grupo, ya que muchos de nosotros, antes de CinExin, ya habíamos realizado juntos un montón de cortometrajes, mientras estábamos estudiando, pero fuera de prácticas académicas, por el placer de hacerlos y aprender. Por citar algunos títulos: La procesión, Ciudad, ciudad, Dos gotas… Con algunos de ellos ganamos premios y sobre todo, nos sirvió para ir dilucidando cuál era el puesto que más nos gustaba a la hora de hacer los cortos, ya que en muchas ocasiones rotábamos o experimentábamos en otra actividad diferente.

P- ¿Qué representa Letra M en relación a CinExin o a esta generación?

R.- Letra M estuvo muy implicada desde el primer momento en que decidimos hacer los cortometrajes y como productora, éramos los que más experiencia teníamos en ficción. Intermedia estaba más enfocada a documentales y a tareas de “e.n.g” (sic). Así que hubo unanimidad en cuanto a que nuestra productora fuera la que coordinara. Imagino que sirvió para que nuestra experiencia aumentara, en el terreno de la producción también, e iniciamos la relación con Canal +, que durante años estuvo comprando nuestros cortos y exhibiéndolos.

P.- ¿Cómo se produce el encuentro de estos incipientes cineastas? ¿Cuál es la motivación y el punto de partida por el que se crea el grupo y comienza la producción?

R.- Recuerdo que estábamos tratando de ganar dinero con la productora (Letra M se monta en el 94), haciendo no siempre trabajos que nos gustaban y cuando nos enteramos de que no salían las ayudas para los cortometrajes, nos indignamos mucho. De ahí surgió la idea de hacer algo, pero acompañándolo de un mensaje que informara de lo que estaba ocurriendo para los futuros espectadores. Tuvimos muchas reuniones. Julio Sánchez era el dueño de un bar en la sevillana Alameda de Hércules: ofreció un espacio anexo que tenía como almacén, así que entre cerveza y cerveza, gestamos el proyecto y decidimos que fuera nuestra productora la que coordinara y gestionara los gastos comunes: negativo, revelado, telecinado… y, luego, el montaje de la “torta” final.

P.- ¿De qué forma empieza a funcionar el grupo?

R.- En cuanto a CinExin I, de las reuniones previas, sacamos un requisito fundamental, que consistía en que cada uno sólo podía utilizar un rollo de 30 metros de 16 mm (tres minutos escasos). El tema era libre y sabíamos que lo editaríamos en vídeo. Cada director se había de encargar de componer el equipo que le hacía falta para su producción y pagar los gastos que se generasen. Buscaría su equipo de producción, que se coordinaría con Letra M para la parte común, pero cada corto tenía su propio equipo y presupuesto. Claro, en mi caso, yo además de dirigir, trabajé en la producción de los de Letra M, de Antonio Lobo y de Alberto Rodríguez, por lo que fue bastante extenuante, especialmente en la segunda parte, donde las producciones eran más largas y complejas.

P.- La filmografía del grupo parece tener dos partes: el bloque denominado CinExin I y CinExin II. ¿Atiende esta división a cuestiones sólo cronológicas o depende de otros factores?

R.- Es una cuestión cronológica. En CinExin II, los requisitos cambiaron. Si Canal + no nos hubiera comprado la “primera hornada” dudo que hubiéramos hecho una segunda parte, porque en realidad, estábamos empezando a trabajar y producir cortos conlleva mucho tiempo y esfuerzo. Al tener un adelanto del dinero de la segunda parte, fuimos más ambiciosos. Nos impusimos que el tema de todos los cortos fuera el de los viajes, pero, luego fuimos bastante flexibles en ese aspecto. No teníamos limitación de material virgen, es decir, cada uno podía rodar la película que quisiera gastar, que pagaría proporcional a su gasto, el revelado y telecinado.

P.- Y ya pudieron cambiar la primitiva cámara, comprada de segunda mano y con deficiencias graves…

R.- Sí, alquilamos una de súper-16. Al tiempo, elaboramos un ajustado calendario, de forma que, en ocasiones, había un corto que se rodaba durante el día y, por la noche, la nueva cámara pasaba al equipo de otro cortometraje.

P.- Y de ahí, el lento proceso de la profesionalización…

R.- Cada director armó su equipo. En términos generales eran historias no sólo más largas si no que, además, conllevaban más producción. Dejamos un poco el mensaje reivindicativo y la sencillez de las historias, para en definitiva, empezar a “profesionalizarnos”. Aún ninguno de nosotros había trabajado en ninguna película; los primeros fuimos Daniel Zayas (como microfonista) y yo (como ayudante de producción) en Yerma, de Pilar Távora, allá por 1998.

P. - En líneas generales ¿qué caracterizaría a CinExin I?

R.- La frescura y el ímpetu de una gente con mucha pasión por hacer cine. La muestra de ello es que muchos de nosotros seguimos intentando vivir del cine y lo que es más difícil, dirigir historias. En mi caso personal, no podría seguir intentándolo si no tuviera, en ocasiones, el apoyo económico de mi familia.

P.- ¿Y a CinExin II?

R.- El CinExin II fue un gran estímulo para todos nosotros, ya que ganamos el concurso que Canal + presentó y que exigía sólo los guiones. En realidad, el concurso lo hicieron inspirándose en nuestro modelo de CinExin I, pero el hecho de ganarlo y saber que se iban a exhibir los cortos en Canal + hacía que nos tomásemos más en serio las producciones y nos sabíamos tocados por una buena dosis de fortuna.

P.- CinExin I se compone de 14 cortometrajes. Recuérdenos títulos y autores.

R.- La vaca lechera, de Mariano Agudo y Julio Sánchez. El caminante, de Alejandro Catalán. T, de Ana Rosa Diego. Deuce, de Daniel de Zayas. Historia de los fluidos, de David Cantero y Gervasio Iglesias. La muerte de nuevo, de Antonio Perumanes. Spots, de Jesús Ponce. El ladrón de sueños, de Alberto Rodríguez. Islas, de Miguel Aparicio. Piscinas, de Daniel Cuberta. Angelitos negros, de Paco Rodríguez Baños. Pipipipiripi o el teorema de la felicidad, de Juanjo Domínguez e Inma R. Cunill. Hola, soy John Ford y hago películas, de Daniello Mortimore (pseudónimo de Antonio Lobo). Al final, fin: el rollo de la caja, de Álvaro Alonso.

P.- ¿Cómo se planteó el suyo, de título T?

R.- Yo opté por hacer una videocreación porque por aquel entonces era un género que manejábamos y había acumulado una serie de imágenes en mi cabeza. Cuando me puse a escribir, me salió esa reflexión sobre el tiempo, así que no busqué más, me lancé a hacer lo que surgió de mí en un primer instinto.

P.- Son, pues, 14 los títulos iniciales pero ¿qué pasó con alguno de ellos?

R.- Hay que recordar que en el primer proyecto el cortometraje de Manolo Raya no se llevó a término, porque la cámara no rodó bien. No estaba presionada la pestaña que sujeta la película y todo el material estaba inservible; no obstante, como “homenaje”, lo utilizamos para las cortinillas que separan los cortos, ya que nos parecía sugerente y, de alguna forma, estaba en el proyecto.

P.- ¿Qué características generales tiene CinExin II respecto a su precedente?

R.- Básicamente éramos los mismos directores, excepto Daniel de Zayas y Antonio Perumanes que no repitieron (no recuerdo el motivo que tuvo Antonio). También permitimos que se independizaran en la dirección aquellos que habían codirigido en la primera parte y entró Jesús Carlos Salmerón, que codirigió con Manolo Raya, y Miguel Ángel Carrasco, que como ya he dicho, había sido ayudante.

P.- ¿Se puede decir que CinExin simboliza el kilómetro 0 o punto de partida del cine contemporáneo hecho en Andalucía?

R.- Creo que CinExin recoge algunos de los alumnos de la Facultad y “allegados” que se empeñaron en hacer cine, pero está claro que no están todos, porque luego ha habido generaciones posteriores (salidas de la Facultad de Comunicación) que también están produciendo o dirigiendo. Por ejemplo, Gonzalo y Pilar Crespo, Laura Alvea, Beatriz Mateos, Francisco Ortuño, Mercedes M. del Río, Agus Jiménez, Ana Álvarez-Ossorio, Alfonso Sánchez, Paz Piñar, Manuela Ocón, Sara Sánchez, Laura Gamero, María Cancio…

P.- La nómina de mujeres cineastas parece haberse enriquecido notablemente de entonces a ahora…

R.- Como se puede apreciar hay muchas mujeres, sin embargo en la dirección y realización aún somos muy pocas. Desde la “Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales” (AAMMA), a la que pertenezco, queremos que esta situación cambie. Porque el 65% de los licenciados de las Facultades de Comunicación son mujeres y, sin embargo, sólo el 7% nos dedicamos a la dirección de largometrajes y sólo un 15% somos guionistas. Confío en que esta situación mejore y que la Ley del Cine y del Audiovisual, que en la actualidad están en situación de anteproyecto, ayude a paliar esta desigualdad.

Foto: Ana Rosa Diego directora de T en CinExin I y del largometrajeSiempre hay tiempo (Héctor y Bruno).