Amor a la siciliana

Amor a la siciliana (2016) es el título español de esta romántica y tierna comedia, dirigida, co-guionizada y protagonizada por el cómico Pierfrancesco Diliberto, más conocido como Pif, ambientada en julio de 1943, cuando las fuerzas aliadas desembarcaron en Sicilia. Arturo es un camarero italiano de un restaurante de Nueva York que está enamorado de Flora, la sobrina del dueño, un jefe de la mafia, mano derecha de Lucky Luciano, que pretende casarla con un joven de su entorno mafioso. Para evitarlo, la única forma que hay es pedirle la mano directamente a su padre, que vive en un pueblo de Sicilia, y se alista en el ejército para viajar hasta allí. Pero la Cosa Nostra en Italia tratará de impedírselo a toda costa.

"A veces las cosas se pueden cambiar pero sólo depende de ti". Esta es una de las frases de la segunda película de este director italiano, que aunque empezó en la televisión, su sueño siempre fue hacer cine. La primera que hizo como director fue La mafia uccide solo d'estate (2013), ambientada en los años 70/80, que después dio origen a una serie televisiva con ese argumento, y ahora nos ofrece esta otra, también sobre la organización criminal, pero esta vez situada en los 40, que es como una precuela de aquella, que ha sido todo un éxito en Italia con más de seis millones de espectadores.

En ella se nos dice que los americanos no inventaron la mafia pero sí le dieron legitimidad acercándola a la política. Comienza como una típica comedia italiana divertida, pero conforme avanza tiene más fondo de lo que aparenta en un principio y se convierte en una crítica contra los EE.UU. y la mafia con un desenlace rotundo, como el del cine político italiano en su momento.

En el simpático film se critica duramente la corrupción que hubo entre el ejército americano y la mafia durante la Segunda Guerra Mundial y acaba con la firme denuncia de uno de los protagonistas contra un militar norteamericano real, que tomó una decisión en la que ponía en evidencia unas irregularidades que se dieron durante la contienda en el sur de Italia, mediante las cuales entregaron Sicilia a la mafia, cuyas consecuencias llegan hasta nuestros días. Cine lúcido, que sabe reírse, pero también es capaz de ponerse serio en su momento, lo que le dignifica tremendamente.

Está bien interpretada y con una buena ambientación; con agudeza política, homenajea al cine italiano de toda la vida, en la línea de las cintas de Roberto Benigni, Giuseppe Tornatore o Ettore Scola, director este último al que está dedicada.

Pif, que es mejor director que actor, que se hizo popular como presentador de televisión, ataca con sus películas a la mafia, mezclando ingredientes de la comedia italiana, en una fórmula que le funciona bastante bien a juzgar por el éxito obtenido en Italia con sus dos primeros largometrajes.