Pelicula: Tiempo ha que no veíamos una producción australiana dirigida por el artesanal Bruce Beresford, quien durante algún tiempo se estableció en el cine norteamericano, donde llegó a ganar cuatro Oscar con su cinta Paseando a Miss Daisy (1989), pero ninguno fue para él.

Ahora nos ofrece un guión con la autobiografía del bailarín chino Cunxin Li, basado en su propio libro, en el que cuenta su vida desde que, con once años, fue elegido en su pueblo para ser enviado a Pekín donde el Partido Comunista descubriría sus aptitudes para el ballet clásico, y decidiría cuál sería su destino.

Cunxin Li terminaría revelándose cuando, tras recibir las lecciones del Partido Comunista sobre la revolución maoísta y decirle lo malo que es el capitalismo, pudo comprobar por sí mismo, cuando pisó suelo americano, que esas enseñanzas no eran verdad, quedando ciertamente admirado de que viviendo en libertad se bailaba mejor. Allí se enamoró y se casó con una chica americana, mediante cuyo matrimonio adquirió el derecho a quedarse en Estados Unidos y tener la posibilidad de hacer realidad su sueño, siendo aclamado en China primero como héroe y despreciado después como desertor.

Esta historia de redención y ansias de libertad la hemos contemplado otras veces reflejada en el cine, con distintos protagonistas, por lo que no nos ofrece nada que sea diferente. El guión le da un poco de sentimentalismo y de dramatismo a este relato de superación personal en el que el protagonista venció todas las dificultades que le imponían las autoridades chinas para que se quedara y así poder cumplir finalmente su ideal que en principio le parecía imposible. Aprovecha para denunciar y atacar al autoritario régimen comunista chino, en las postrimerías de la Revolución Cultural, que secuestra al individuo y humilla la dignidad de la persona.

No se priva, por otro lado, de ensalzar las virtudes democráticas de la era Reagan como paraíso de libertad, que es el momento en que se desarrolla este hecho real. En ese sentido es un tanto maniqueo. La cinta pone de manifiesto los valores primordiales del individuo, el amor a los padres, el respeto y la admiración al maestro, el afán de superación cuando Cunxin Li es retado un día en la clase de danza.

En esta historia había materia suficiente para hacer una gran película, pero Bruce Beresford se limita a contarla de forma artesanal, sin otorgar demasiado relieve a los números de ballet, casi siempre rodados en planos generales, sin acercamiento a los danzantes para mostrarnos su esfuerzo.

Chi Cao cumple como actor pero le falta experiencia, ya que su oficio es la danza, en la que demuestra mejor sus virtudes como buen bailarín clásico.

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117'

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El último bailarín de Mao - by , Jan 01, 2011
1 / 5 stars
Danzando en libertad