Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS


Disponible en FILMIN.


La década de los años sesenta empezó muy bien para Billy Wilder, con la magistral El apartamento, pero el resto del decenio la cosa no estuvo al mismo nivel: Uno, dos, tres, a pesar de ser una comedia frenética y estupenda, se estrelló en taquilla. Irma la Dulce sí funcionó muy bien, pero la siguiente comedia, Bésame, tonto no gustó demasiado ni al público y a la crítica, así que En bandeja de plata se planteaba como un intento de recuperar el favor del espectador, pero la película tampoco volvió a reeditar los laureles de sus pelis de los años cincuenta, quizá su mejor etapa creativa.

Ello no quiere decir que este film carezca, ni mucho menos, de méritos, aunque sí es verdad que no raya a tanta altura como los mejores Wilder, sean de los géneros que sean: hablamos, por supuesto, de títulos como Días sin huella, Perdición, Con faldas y a lo loco, El crepúsculo de los dioses, El apartamento y Primera plana

La historia se desarrolla a lo largo de 16 segmentos o capítulos, desde el inicial, titulado “El accidente”, hasta el último que se llama “El marcador final”. En la primera escena vemos como Harry Hinkle, un cuarentón cámara televisivo de profesión, sigue con su tomavistas al hombro un partido de fútbol americano desde la línea lateral del campo. En uno de los lances de juego uno de los jugadores derriba accidentalmente al cámara, que tiene que ser evacuado en ambulancia. Ya en el hospital está, además de su exmujer y su madre, también su cuñado, Willie, un tipo miserable y marrullero que, además, es abogado, y que le intenta persuadir de hacer creer que su lesión es mucho más importante de lo que realmente es, para sacarle mucho dinero al seguro… Harry no quiere hacerlo, pero finalmente (haciéndole ver el felón del cuñado que podría con ello recuperar a su exmujer) lo convence. Pero entonces viene lo realmente difícil, conseguir que todos los demandados (la cadena de televisión para la que trabaja Harry, el estadio de fútbol americano en el que se desarrollaron los hechos, etc.) aflojen el dinero que el ladino picapleitos planea sacarles…

La película fue la última que rodó Wilder en blanco y negro; el resto de su filmografía (solo le quedaban cinco cintas por hacer) ya fue toda en color, como mandaban los cánones del cine de esa época, años setenta, fundamentalmente, en el que el cine en blanco y negro prácticamente desapareció, salvo casos muy excepcionales.

En bandeja de plata habla, sobre todo, de honestidad, y de su contraria, la deshonestidad o inmoralidad; aunque pudiera parecer que en ambos casos los elementos protagonistas de esa cualidad y defecto, respectivamente, serían el personaje de Lemmon, el cámara lesionado, y el de Matthau, su cuñado, en realidad el personaje clave, porque es el único realmente honrado a carta cabal, sería el del jugador que produce, involuntariamente, la (bastante leve…) lesión de Lemmon; ese personaje, el del jugador, será el único que se moverá por sentimientos puros, el que, con el remordimiento de haber causado sin querer un daño (ya decimos que nada del otro jueves, aunque él no lo sabe…) a un semejante, se vuelca absolutamente en él, hasta el punto de descuidar su brillante carrera como jugador de fútbol americano e incluso cayendo en la bebida cuando siente que ha destrozado (supuestamente…) la vida de otra persona.

Pero el resto… el resto solo actúa por intereses espurios: Matthau porque es un tipo infecto, un miserable que solo goza con el mal ajeno, a ser posible en beneficio propio; Lemmon porque, aunque renuente a que su cuñado intente sacar tajada de donde no hay nada, sin embargo termina por entrar en el juego con la etérea esperanza de recuperar a su ex, que tampoco es trigo limpio, porque, mientras se tira al guaperas de turno, hace como que se reconcilia con su ex con la única intención de (ella también…) sacar una pasta gansa del estado de enamoramiento casi adolescente hacia ella en el que permanece el pamplinoso de su exmarido. Y, desde luego, tampoco salen bien paradas las grandes corporaciones, incluidas las compañías de seguros, siempre buscando la forma de minimizar daños, cuando no irse de rositas de cualquier fregado en el que se vean inmersas, tengan o no responsabilidad.

Una mirada, entonces, acre y sin concesiones hacia la sociedad humana, aunque con los divertidos ropajes de la comedia (con frecuencia comedia negra, muy negra…), lo que hace más llevadera la historia y con la que, desde luego, el espectador puede sonreír a placer con los disparates que se le ocurren al lechuguino del cuñado abogado, imaginando trampas a cual más cutre, pero también, a veces, efectivas, para que los que tienen dinero a espuertas aflojen el bolsillo.

Juega Wilder con la pésima fama de que ¿disfrutan? los abogados en Estados Unidos (es legendario el chiste: dos amigos se reencuentran en Nueva York; uno viene del pueblo del otro, en la América profunda; el catetito le pregunta al cosmopolita, ¿cómo te va en la ciudad? El otro le dice, muy bien, trabajo como abogado en un bufete… pero, por favor, dile a mi madre que estoy de pianista en un burdel…). El personaje de Matthau atesora, por decirlo de alguna forma, todos los defectos que caben en una sola persona humana (e incluso no humana…), y ese cúmulo de defectos, y sus actos con tal de llenar su cuenta de ceros, resultan divertidos a fuer de (es verdad…) miserables, confirmando que la figura del ”cuñao” no es un invento de ahora, pudiendo llamarse lo suyo algo así como “paleo-cuñadismo”, ejerciendo además de pícaro que está a la que salta, siempre atento a ver a quién puede desplumar aunque sea saqueando la hucha para las madres solteras, escena del comienzo del film con la que el espectador ya se hace una idea de la catadura moral del individuo.

No es En bandeja de plata la mejor película de Wilder, pero se puede decir con honestidad que mantiene bien el tipo, con un humor inteligente y buenos diálogos, aunque no tiene la gracia alada de otras pelis de su director. La música de André Previn (ex que fuera de Mia Farrow) resulta un tanto estándar, poco inspirada, aunque el compositor europeo introdujo acordes de jazz para intentar dar brío al film. 

Un final inteligente cierra una película que, por supuesto, no sería la misma sin la calidad interpretativa y el “feeling” de su dúo protagonista, Jack Lemmon y Walter Matthau, que trabajaron juntos a las órdenes de Wilder hasta en cuatro ocasiones.

(02-07-2025)


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

125'

Año de producción

Trailer

En bandeja de plata - by , Dec 18, 2025
3 / 5 stars
Paleo-cuñadismo