Pelicula: Hasta el día anterior al estreno de esta sexta parte del serial Fast & Furious, la saga había recaudado en todo el mundo la bonita cifra de 1228 millones de dólares USA, de los que algo más de la mitad lo había conseguido el capítulo inmediatamente anterior, Fast Five. Así las cosas, no es raro que se haya hecho esta sexta entrega, e incluso que en la propia película se dé pie a la settima puntata, como dicen los italianos. No han debido ir muy desencaminados los fautores de este nuevo capítulo en cuanto a las previsiones recaudatorias, cuando el primer fin de semana de estreno, sólo en el mercado norteamericano-canadiense (que ya saben actúa, a estos efectos, como una unidad), ha ingresado la nada desdeñable cifra de 97 millones de dólares.

Vamos, que estamos ante lo que se puede llamar un filón, y lo demás es cuento. Otra cosa será los valores cinematográficos que pueda tener la saga, y en concreto esta película, que ya adelantamos son escasos. Ciertamente, tal cosa no es para rasgarse las vestiduras: los filmes de Fast & Furious juegan en otra liga, no se dedican al cine en sentido cultural o artístico sino como mero espectáculo, intencionalidad por supuesto perfectamente lícita, aunque parece claro que cualquier parecido entre esta película, y, pongamos por caso, Gritos y susurros, de Ingmar Bergman, es mera coincidencia.

Estamos de nuevo con la banda de exdelincuentes que ahora trabajan para la Policía, siempre en busca del indulto definitivo (que no termina de llegar: hay que seguir explotando la gallina de los huevos de oro…); todos han tomado diversos caminos, entre ellos Brian, que se ha casado (con la hermana de Toretto, el exlíder de la banda, con el careto –he estado por escribir caretto, para que rimara…--  de Vin Diesel) y ahora tiene un rorro, y los otros cada uno va a su bola, disfrutando de la vida. Cuando aparece la figura de un individuo que pretende hacerse (con fines eminentemente lucrativos: aquí el que no corre vuela…) con el elemento clave que protege la comunicación del sistema de seguridad de los Estados Unidos, el policía al cargo (otro armario empotrado: Dwayne Johnson, también conocido como The Rock, que se hiciera en cine un nombre en la serie de La momia) recaba el concurso de los ex chorizos, que sólo consentirán cuando el líder se entera de que su mujer, que creía muerta, está vivita y coleando (eso sí, trabajando para el malo…), aunque con ciertos problemas para acordarse de lo que comió por la mañana, no digamos ya de quién es su marido…

Si hay algo que agradecerle vivamente a Fast & Furious 6 es su total sinceridad: aquí no hay coartadas más o menos culturalistas, ni hay dramatizaciones innecesarias: el protagonista tiene que recuperar a su chorba, pero tampoco se mata precisamente en la interpretación; sólo se mata, o medio mata, en las ciertamente extraordinarias escenas de acción, como la que tiene lugar en la autovía, o la secuencia final, con un avión intentando levantar el vuelo mientras varios coches, a duras penas, lo mantienen lastrado con cables de acero.

Son ese tipo de escenas las que suponen la salsa del filme, evidentemente, y lo que van buscando los espectadores, así como las carreras trepidantes, los automóviles rugiendo a miles de revoluciones por minutos, en haigas de infarto con motores que chupan como ministros. Este público no pide exquisitas interpretaciones, sino aturdimiento y un chute brutal de adrenalina.

Si hubiera una calificación en términos de capacidad taquillera, Fast & Furious 6 tendría que tener cinco estrellas, porque está reventando los rankings. Pero, claro está, el cine no es eso, o al menos no el cine que nos interesa. Desde un punto de vista puramente cinematográfico, el filme está solventemente resuelto pero no aporta nada nuevo, como no sean varios ceros más a la cuenta de sus productores.

El taiwanés Justin Lin dirige de nuevo, aseadamente, el correspondiente capítulo de la serie; lo ha hecho en todos ellos salvo el primero, que se le encargó a Rob Cohen, que tampoco es que fuera John Ford, y no es por señalar… Entre los intérpretes, además de Diesel, que hace denodados esfuerzos por poner más cara de palo que el viejo y olvidado Stallone, citaríamos, además de la presencia imponente (dos metros de altura por, me temo, otros dos de anchura: tiene espaldas para echarse a la ídem la Estatua de la Libertad…) de The Rock, y, en un papel secundario, nuestra Elsa Pataky en su carrera norteamericana que, aunque no demasiado brillante, al menos le está permitiendo ser más o menos conocida en el país del Tío Sam, donde se ha afincado con su marido, el musculitos Chris Hemsworth.

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130'

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Fast & Furious 6 - by , May 31, 2013
1 / 5 stars
Todo por la pasta