Garçon stupide

Lionel Baier es un joven cineasta más que peculiar: suizo, pero de ascendiente polaco (lo que le servirá de coartada para el argumento de uno de sus filmes posteriores, Comme des voleurs), es lo más parecido a un hombre-orquesta: él mismo escribe, dirige, protagoniza, produce y firma la fotografía de la mayor parte de su hasta ahora corta filmografía.

Homosexual fuera del armario, sus películas siempre suelen tocar, de lleno o de pasada, las relaciones homófilas. En el caso de este Garçon stupide (estrenado en España tres años después de su fecha de producción, si bien pudo verse en festivales, como en el Sevilla Festival de Cine) estamos ante un descenso a los infiernos, el de un veinteañero gay, chapero nocturno por vocación, empleado diurno de un trabajo idiotizante y analfabeto funcional, un chico que no sabe qué quiere hacer con su existencia, y que vive con una joven que supone para el muchacho una especie de madre y hermana.

Rodada a ratos prácticamente como si fuera un filme porno, la historia de este chico no termina de interesar en ningún momento, ni cuando, al principio, parece tener las cosas claras en su intención de acostarse con cualquier cosa con pantalones, ni al final, cuando, una vez agotadas las etapas de pérdida del único ser querido que tiene y del efímero fervor por la estrellita de turno, parece encontrar su razón de existir en un romántico flechazo con un hombre al que interpreta (ejem…) el propio director, Lionel Baier, lo que confiere al filme un inesperado tono autobiográfico.

Así que pasamos sin solución de continuidad del “hardcore” a un meloso cuento naïf, y lo cierto es que no sabe uno cual de los dos es más pornográfico… No es una buena película, por muy moderna que quiera dárselas: ni tiene ritmo cinematográfico ni lo que nos cuenta tiene interés más allá de confirmar que, como anunciaba el título del film, este chico es realmente estúpido...