Pelicula:

En Hollywood son de la opinión de que con las cosas de comer (caviar) no se juega: así que tras tres primeras entregas de la saga de Bourne con creciente taquilla, todas ellas con Matt Damon al frente del reparto, el hecho de que la cuarta, El legado de Bourne, ya con Jeremy Renner de protagonista, bajase estrepitosamente en recaudación, ha hecho que la propietaria de la serie, Universal, vuelva a Damon y se deje de tonterías. Como diría el clásico, si puedes tener el original, para qué te conformas con una copia…

Claro que el problema en la serie de Bourne es que empieza ya a ser redundante. Es difícil recordar, aunque sea a vuela pluma, las tramas de las hasta ahora cinco entregas (incluyendo la apócrifa de Renner, cual Alonso Fernández de Avellaneda); nos quedamos con que estamos ante un agente de la CIA al que se le ha borrado la memoria y al que la demoledora maquinaria de la Compañía busca implacablemente para eliminarlo. Pero no nos pidan detalles, porque ciertamente no se quedan en la memoria, signo evidente de que no hay mucho más que lo que recordamos.

Así las cosas, ya sabemos que en Jason Bourne nos encontraremos de nuevo al agente del título, al que la CIA persigue a muerte, y también algunos (algunas más bien) espías que ayudan a nuestro hombre a salir con bien (otra vez) de las innúmeras refriegas a las que su condición aboca.

Al británico Paul Greengrass, que es un exquisito y uno de los cineastas actuales con más estilo (como tiene demostrado en filmes como United 93 o Green Zone: Distrito protegido), y que ya fue responsable de dos de los filmes de la saga (El mito de Bourne y El ultimátum de Bourne), se le ve ya muy fogueado en el tono, en el look, en el manejo del personaje, y su película es irreprochable estilísticamente, aunque ese look conlleva la inevitable cámara en mano y el tembleque continuo en el encuadre. Desde el punto de vista de dar fuerza a las escenas de acción puede estar bien, pero para el espectador es con frecuencia mareante e incluso insalubre. Por lo demás, las escenas de acción son impresionantes, en un más difícil todavía que hace pensar que las pistas de circo se han mudado hogaño a las pantallas de cine y a los sets de rodaje (o localizaciones en exteriores, que tiene más mérito aún).

Pero la redundancia temática juega en contra de la película, por mucho que Greengrass nos la vista de seda, como la mona del dicho. Eso sí, hay que apuntar en el haber de la historia algunas referencias colaterales a temas actuales, como las consecuencias de las filtraciones de Snowden de las cloacas de las agencias de seguridad nacional USA, y también la posibilidad (no tan de ciencia ficción como pudiera pensarse) de que una red social del tamaño de FaceBook (aquí con el nombre ficticio de DeepDream; pero redes sociales con 1.500 millones de usuarios sólo hay una…), fuera obligada por la Administración Pública a espiar a sus afiliados en beneficio del Estado. Por cierto que es gracioso ver a Riz Ahmed, un actor británico de obvias raíces pakistaníes (musulmán, por tanto) interpretando a un judeoamericano como el supuesto Aaron Kalloor bajo cuyo nombre se esconde, obviamente, el auténtico Mark Zuckenberg, el boss de FaceBook, aunque los productores de Jason Bourne se han cuidado muy mucho de que el ficticio Kalloor y Zuckenberg no tengan el más mínimo parecido físico.

A Matt Damon se le nota ya perfectamente imbuido de su personaje. Bourne, como el Ethan Hunt de Cruise en la serie cinematográfica de Misión Imposible, es ya como una segunda piel para el actor bostoniano; está tan implicado que, además, coproduce la película. Buen reparto de secundarios: Tommy Lee Jones, como siempre, espléndido; el tiempo, que le ha devastado (aún más) el rostro, le ha conferido también la credibilidad del maestro: hace bien cualquier personaje, bueno, malo o mediopensionista. Aquí es un villano con un poder casi omnímodo, el que ha colocado en sus manos el pueblo norteamericano con sus impuestos. Alicia Vikander, la “chica Bourne” (me pido royalties por la acuñación, entre el remake y el reboot nominal…) del filme, está también para quitarse el sombrero, un personaje con luces y sombras que ella compone apenas con miradas de soslayo y silencios atronadores; Vikander está llamada, si no lo es ya, a ser una de las mejores actrices mundiales de su generación. Por último, Vincent Cassel confirma que está especialmente dotado para malos integrales, pérfidos carentes de escrúpulos; su Activo es uno de los villanos más violentos y sanguinarios que hemos visto en los últimos tiempos (y eso es mucho decir…).


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123'

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Jason Bourne - by , Aug 04, 2016
2 / 5 stars
Ser redundante