Pelicula:

Andrey Zvyagintsev es uno de los nuevos valores del cine ruso. En mi opinión se le estima demasiado: en su filmografía hay un horror como Izgnanie (2007), una bosta de vaca que se reputó en su momento como el no va más de la angustia existencialista, aunque ni provocaba angustia (bueno, sí, en el espectador, que no veía llegado el momento de que se acabara su insoportable metraje) ni tenía asomo alguno de existencialismo. Después mejoró a ojos vista con Elena (2011), un drama urbano sobre la fuerza de la sangre y sus consecuencias, y ahora nos trae este drama de alguna forma entreverado de thriller.

Un hombre sojuzgado por el alcalde corrupto de su ciudad, que pretende, apoyado por la sectaria administración pública a su inicuo servicio, expropiarle por tres perras gordas su hogar. Un amigo abogado que viene desde Moscú a ayudarlo, con un dossier sobre el político encanallado como para empapelarlo. La mujer del sojuzgado, que quizá tenga algún interés especial por el abogado. El alcalde, compelido por su amigo el pope ortodoxo a inspirar temor entre los demás para hacerse respetar.

No estará de más recordar que leviatán es el monstruo que la Biblia menciona como reencarnación de la serpiente que embaucó a Eva en el Paraíso. Aquí el alegórico leviatán será esa bestia parda con aspecto de alcalde del GIL (nota para los no españoles: partido político creado por Jesús Gil, que fuera primer edil de Marbella, cargo desde el que la saqueó a modo), aunque también con un parecido físico más que razonable con Boris Yeltsin, el zar republicano anterior al actual (sí, ya sé que por medio ha estado también Medvedev, pero éste no era sino una marioneta de Putin).

Cuando el protagonista y su amigo el leguleyo moscovita pretendan presionar al corrupto con tirar de la manta de sus muchas tropelías, se habrá abierto la veda para que la sedicente maquinaria burocrática rusa arrolle al pobre incauto: Job en Murmansk, la ciudad costera cercana a Noruega, donde la voluntad del preboste de turno es ley.

Pero, aunque Zvyagintsev ha mejorado mucho con respecto a aquel infecto Izgnanie, lo que sí es verdad es que sigue sin saber lo que es la economía de medios: esta misma película se podría haber contado en poco más de hora y media, ahorrándonos los cuarenta minutos que, evidentemente, le sobran. Cine no es premiosidad, mucho menos inanidad, aunque ese axioma, tan evidente, no ha debido de aprenderlo (aún: soy de los que creen en la conversión de los pecadores) el cineasta ruso.


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140'

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Leviatán - by , Jan 02, 2015
2 / 5 stars
No despertar a la bestia