Pelicula:

La cuarta parte de Los chicos del maíz supone prácticamente exprimir “ad nauseam” los caracteres e ideas creadas por Stephen King en un cuento de veinte páginas. Que de tan poca materia literaria se haya producido celuloide de una duración aproximada a seis horas en total es todo un récord. Ciertamente que la huella de King en esta última (por ahora…) entrega es muy escasa, pues de hecho no se mantiene aquí ya ninguno de los personajes originales (entre otras cosas porque prácticamente morían todos, menos los adultos que pusieron pies en polvorosa), ni siquiera el pueblo donde ocurrían aquellos hechos, el siniestro Gatlin.

Así las cosas, lo que queda es la parafernalia del maíz, los niños de mirada torva, las prédicas apocalípticas y, como cierta novedad, una relectura bastante tópica sobre el Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street, pues aquí el asesino en serie, Josiah, será también hijo ilegítimo de su madre, que lo repudió, y será quemado también, como su macabro colega de uñas demasiado afiladas. Así que la serie de Los chicos del maíz se “enriquece” (por decir algo) con aportaciones de otra serie del “gore” USA. No es ocioso hablar de “gore”, pues ciertamente este cuarto capítulo, si tiene algo llamativo, es precisamente lo horrible de sus asesinatos, en todos los casos realizados de la forma más salvaje y morbosa posible: hachas que se sepultan en las partes pudendas, horcas que crucifican (en ambos casos al borracho, primera víctima), niños que atacan con guadañas y amputan dedos de manos (a la madre de Marcus), empalamientos por la espalda (al sheriff) y por el cráneo (a Mary Anne), en ambos casos por guadañas, camillas teledirigidas que parten en dos el cuerpo de un hombre (el médico)... Todo un ritual sangriento en extremo, que hace de este cuarto capítulo seguramente el más desagradable de la serie, pero no por ello el mejor; al contrario, es con toda probabilidad el peor, pues a la inconsistencia del guión, que parece girar todo en torno a la vieja estrella Karen Black, a la que se le da un papel a todas luces exagerado para las posibilidades del personaje y está metido con calzador en el guión, se une el hecho de que la historia es inconexa y errática, sin el más mínimo intento de hacer una narración coherente. Por momentos se diría incluso que se trata de una película abstracta, de puro irreal, de pura incoherencia, aunque no porque así la haya concebido el desconocido Greg Spence, cuyos menguados medios presupuestarios saltan a la vista, en una producción de escaso relieve, pero cuya imaginación, tanto como guionista como realizador, no es precisamente desmesurada, sino más bien al contrario.

Citaremos algunas, muy pocas, curiosidades que nos han llamado la atención: cuando uno de los personajes ve que todos los niños se han arrancado una muela, le dice a su amiga que no quiere estar allí cuando las cabezas de éstos empiecen a girar y a vomitar sopa verde, recordando la célebre escena protagonizada por Linda Blair en El exorcista, en un chiste más bien macabro pero llamativo. En definitiva, Los chicos del maíz. La reunión no aporta nada significativo ni al universo kingiano ni, por supuesto, al del cine en general.



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81'

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Los chicos del maíz. La reunión - by , Sep 27, 2014
0 / 5 stars
La zurrapa de la mazorca