Misteriosa obsesión

Hubo un tiempo, allá por los años cincuenta, que hizo furor cierto cine sobre alienígenas que nos invaden de forma solapada (o no tanto). El film por excelencia de ese subgénero fue, sin duda, La invasión de los ladrones de cuerpos, de Don Siegel. Había, desde luego, una soterrada (o quizá tampoco tanto...) plasmación del miedo de la época, en Estados Unidos y países de su órbita, hacia el comunismo que parecía invadirlo todo, sin saber que menos de cuarenta años después se disolvería como un azucarillo en sus propias contradicciones.

Estamos lejos de aquel momento político, aunque ahora hay otro terror, el islamista, aunque no parece ser ése el que anima al enemigo que propone este desvaído thriller, que comienza con cierto entonamiento, con mujer impactada por la pérdida de su hijo, al parecer muerto en un accidente de aviación, aunque nunca se recuperaron ni el aparato ni los cuerpos, y cómo, de la noche a la mañana, todo su entorno familiar y de amistad empieza a negar que tuviera un hijo, e incluso su marido niega estar casado con ella. Esta especie de imparable camino de locura se detendrá cuando conoce al padre de otro de los niños desaparecidos, y con él comienza una huida desesperada, perseguida por agentes de la Agencia de Seguridad Nacional (que son como la CIA, pero al parecer con algo menos de mala leche...) y por fuerzas misteriosas.

Pero lo que parecía un thriller conspirativo con el ominoso Estado como protagonista que acorrala a víctimas indefensas que habrán de vencerle con sus escasas fuerzas y bla, bla, bla, resulta ser un thriller con marcianos pérfidos y, por supuesto, sin emociones, que juegan a experimentar con los seres humanos.

El bajo perfil artístico del habitualmente anodino Joseph Ruben como realizador tampoco aporta nada, y la sorpresa apenas dura los primeros minutos de metraje: una vez que le pillas el truco, ya todo se ve venir. Lástima de Julianne Moore, últimamente metida en fregados (véase Hasta que la ley nos separe) que son muy inferiores a su clase como actriz. Eso sí, el título original es precioso: "Los olvidados", como una de las obras maestras de Buñuel.

(02-01-2004)