Pelicula:

Luke Scott es hijo de Ridley Scott, y su primer largometraje (como su anterior trabajo cinematográfico, el corto Loom) se inscribe en el mismo género que ha dado fama y prestigio mundial a su padre (es obvio decir que hablamos de, fundamentalmente, Alien y Blade Runner). Morgan trae a colación de nuevo el tema de la inteligencia artificial, si bien con unas características muy peculiares. Así, no estamos ante un ordenador que adquiera consciencia de sí mismo y sea capaz de pensar y de tomar decisiones como un ser humano, sino que será un experimento genético en el que a un zigoto, un óvulo ya fecundado por un espermatozoide, se le implanta materia inorgánica, de carácter sintético: se trata entonces de introducir en un futuro bebé cierto material cibernético que sea capaz de modificar desde dentro el cuerpo del sujeto para dotarlo de facultades insospechadas.

Una circunspecta analista con plenos poderes es enviada al apartado laboratorio donde su empresa se dedica en el mayor de los secretos a fabricar prototipos híbridos entre humano y ordenador. Ha acontecido un grave suceso en el laboratorio que pudiera hacer necesaria la eliminación del último prototipo. El híbrido, con apariencia de mujer joven (aunque sólo tiene cinco años reales) pronto da muestras de unas extraordinarias aptitudes físicas que pondrán en serio peligro el laboratorio y sus integrantes…

Morgan es un filme que, ciertamente, no carece de interés. Luke Scott parece haber heredado el buen gusto en la puesta en escena y la capacidad para transmitir emociones de seres no humanos (un puñetero microondas, lo llama el temerario evaluador que intenta analizarla). De hecho, algunas escenas, como esa evaluación, remiten directamente a la famosa que tiene lugar (con el resultado por todos conocido) en Blade Runner entre un analista y un posible replicante. También la historia en su conjunto (y no digamos su resolución) juega también, como en el clásico de Ridley, con la ambigüedad entre humanos y androides.

Esos homenajes no juegan a favor de la película, si bien es cierto que la escena del evaluador y el híbrido está filmada con notable fuerza, beneficiándose del (como siempre) espléndido trabajo de Paul Giamatti, para mi gusto uno de los mejores actores secundarios de los últimos veinte años. Tampoco la insistencia en las escenas de violencia física, con múltiples peleas que hacen pensar que de un momento a otro va a aparecer por allí Jackie Chan o Jet Li, es lo ideal para este tipo de ciencia ficción que se supone aspira (como las aludidas obras ridleyanas) a reflexionar sobre el ser humano, su mismidad, y la posibilidad de que existan otros seres igualmente pensantes creados por nosotros: el Hombre convertido en Dios.

Hay, además, una línea argumental que se desaprovecha, la de la relación entre los integrantes del laboratorio con el híbrido, en una suerte de síndrome de Estocolmo inverso que llega incluso a establecer vínculos cuasi maternofiliales o fraternales. Lástima que Luke prefiera la baza de la galería (tanto mamporro termina cansando) en lugar de explorar esas relaciones entre humanos y androide.

Por supuesto, el diseño de producción es exquisito, como corresponde a la productora de papá Ridley, cuyo sello de distinción (entre otros) es precisamente ése. Morgan, entonces, es una película interesante que podría haberlo sido mucho más si hubiera contado con un director más experto y con más personalidad. A Luke lo vemos, al menos por ahora, demasiado a la sombra de su padre, y ya se sabe lo que tuvo que hacer Edipo para crecer y tener su propia vida…

De los intérpretes me quedo con una Kate Mara que parece haberse especializado en productos de ciencia ficción o fantásticos, en filmes como Iron Man 2 (2010), Transcendence (2014), Cuatro Fantásticos (2015) y Marte (2015), a los que aporta un rostro con facilidad para el hieratismo pero también para transmitir emociones (o la ausencia de ellas) con gran economía de medios. Pero sin duda la revelación es Anya Taylor-Joy, que ya descubrimos en La bruja (2015), en un papel diametralmente opuesto a aquel, y que la jovencísima actriz resuelve con pasmosa facilidad.


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Duración

92'

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Morgan - by , Sep 21, 2016
2 / 5 stars
Un puñetero microondas