Pelicula:

Parece que estamos ante nueva franquicia del cine yanqui: el éxito en taquilla de Ocean’s Eleven y de su secuela Ocean’s Twelve ha dado pie a esta tercera entrega de la serie, Ocean’s 13 (en España han obviado lo del Thirteen original porque su pronunciación es para nota…). Habrá que decir, antes que nada, que ojalá todas las franquicias cinematográficas actuales que buscan fundamentalmente la rentabilidad en taquilla fueran como ésta: los desvalijamientos de casinos de estos cacos de buena ley (perdón por la contradicción…) son entretenidos, con buenas dosis de humor, con intrigas progresivamente más comprensibles y con cierta capacidad para la autoironía que les redime de sus convictas y confesas intenciones comerciales.


Ocean’s 13 participa de todas esas virtudes, si así puede llamárseles, además de la evidente clase de su director, un Steven Soderbergh que parece haber encontrado la fórmula magistral para hacer cine, con dos líneas diferenciadas, aunque quizá no tanto. En una, consigue buenos rendimientos en taquilla, como en esta serie; en la otra, apuesta por títulos más difíciles, que colindan con el cinematógrafo independiente, y con alguna frecuencia se pega los lógicos costalazos en el cine de riesgo (véase, por ejemplo, su versión de Solaris).


Pero en su faceta comercial al frente de esta (por ahora…) trilogía de ladrones de guante blanco, Sodebergh no renuncia, ni mucho menos, a imponer su estilo, esa reconocible impronta de cineasta elegante, probablemente el heredero de Martin Scorsese en el trono de director exquisito que sabe hacer cine comercial como nadie, un Velázquez pintando cómics, para entendernos. Así, el director nos obsequia con recursos de alta clase cinéfila, como la “split screen” o pantalla partida, y su elegancia en la realización es, como es habitual en él, sobresaliente.


El tema, además, tiene el tono de lo agradablemente conocido, con los ladrones que dan un imposible golpe en un casino, siempre contando con un villano al que vencer al que le adornan todos los defectos o vicios habidos y por haber; si en otras entregas ese papel le tocó en suerte a Andy García (compinchado aquí con nuestros once angelitos, aunque no revuelto con ellos…), ahora los productores se han buscado un pez incluso más gordo, el mismísimo Al Pacino, que compone un personaje definitivamente odioso: arrogante, carente por completo de honestidad, envidioso, pagado de sí mismo, creyendo (como decía aquel viejo capítulo de Aquí no hay quien viva) que “escrúpulos” es un archipiélago griego… en fin, una joya, un tipo al que cualquiera le gustaría ver, metafóricamente hablando, morder el polvo. ¡Qué pena que en la vida real eso no suceda nunca!


Así las cosas, el público espera lo que sabe le van a dar: singulares trucos enhebrados en complicadas maniobras para hacer saltar la banca (aquí casi literalmente, con esa tuneladora que simula un terremoto con una facilidad pasmosa), chistes inteligentes entre nuestros cacos preferidos, clase, elegancia y guapura por parte de los jefes del clan, algún que otro percance, que parece desbaratar el plan, pero que sólo hará que sea aún más curioso el desenlace, y así todo.


Es cierto que el tercer segmento de esta por lo que se prevé larga serie no es una gran película, quizá ni tan siquiera una buena película. Pero cuenta con otros atractivos: un estilazo en la dirección, una trama entretenida y razonablemente comprensible, vistosos escenarios donde el oropel es a la vez medio y mensaje (léase Las Vegas, la capital mundial de la nada), humillación final del villano y, como buenos Robin Hood hodiernos, reposición de los estropicios hechos por el camino…



Ocean's 13 - by , Jul 11, 2018
2 / 5 stars
Cacos de buena ley