Óscar, Kina y el láser

Estamos ante un típico producto infantil realizado en la España de la Transición, un film digno que se dirigía específicamente a un público de niños y adolescentes, y que fue profusamente premiado en el Festival de Cine Joven de Gijón y por la administración cinematográfica de la época. Basado en un relato de la escritora Carmen Kurtz, su autor, el novel José María Blanco (aunque como actor ha tenido una dilatada aunque poco distinguida carrera), puso en escena una historia agradable sobre un niño prodigio, Óscar, que consigue fabricar un pequeño láser de juguete. El científico en ciernes se entera del secuestro de otro niño, Tony, y decide acudir en su ayuda, con la colaboración inestimable de su nuevo invento y de su oca, Kina.

Óscar, Kina y el láser es un buen ejemplo de cual pudo ser la línea a seguir por el cine infantil español a partir de la Transición, algo prácticamente inexistente, y que cuando se cultivó fue para hacer productos infumables tipo Las aventuras de Zipi y Zape, o los insoportables vehículos a mayor gloria del grupito musical de turno (tan habituales en aquellos años setenta y ochenta), como la serie de La guerra de Parchís. José María Blanco, sin embargo, trabajó sobre un buen material literario, y se acercó con respeto al peculiar mundo del niño.

A pesar de tan modélico itinerario artístico, la película de Blanco fue un estrepitoso fracaso comercial, probablemente porque en España, cuando de cine para niños se trata, no daba (ni da) dinero más que los edulcorados productos Disney. Sin embargo, la película fue muy estimada en los medios cinéfilos de la época, por tratar a los más jóvenes de la casa sin paternalismos, sin tomarlos por retrasados mentales, como tan habitual era (y es…).

(29-03-2008)