Pelicula: A finales de los años sesenta, mientras una buena parte del arte moderno, y por lo tanto del cine moderno, se debate en el dilema de una incomprensión mayoritaria, en tanto lo más avanzado y valioso del arte sufre una crisis interna de planteamiento que se viene alargando ya desde hace tiempo, es positivo y valioso que haya autores que plantean sus trabajos a un nivel de lenguaje clásico y conocido, para desde esa base, presentar una temática y unos problemas claramente conectados con el hombre actual y comprensible para todos.

Creo que eso es lo que hace Gillo Pontecorvo en su Queimada. Porque el film no supone nada nuevo en lo estilístico, su narrativa es clásica y su factura no aporta nada especial al cine como medio expresivo. El valor y la fuerza de la cinta vienen dados por la importancia de su tema y la hondura y profundidad con que se ha abordado su argumento.

En una de las pequeñas Antillas, la población de color vive esclavizada por sus dominadores europeos. Los criollos conspiran a nivel “de salón”, influenciados por las ideas de la Revolución Francesa que les llegan a través de los barcos y los libros venidos de Europa. La represión cae sobre los negros, en tanto aparece en escena Sir William Walker, de la Marina de Su Majestad Británica, para intrigar tanto entre los criollos como entre la población de color una posible revolución que llevase al poder a un gobierno más “flexible” con quien establecer bases comerciales mas ventajosas. Conoce a José Dolores, joven negro que se convertirá en líder de la mayoría oprimida, y a quien ayuda en sus primeros pasos. Y así, en medio de este ambiente caribeño, en este “siglo de las luces”, Queimada hace su revolución al fin. ¿Para qué, para quién? Como tantas veces pasaría después en tantos otros sitios, sólo para pasar de unas manos a otras, de unos amos a otros. Del colonialismo al neocolonialismo.

“No queremos tener otros amos, no queremos tener ninguno”, se dice en el filme. Porque Queimada supone una reflexión profunda, honrada y seria sobre el destino del Tercer Mundo, manipulado una y otra vez por las potencias poderosas en busca de explotar sus riquezas. Terriblemente actual a pesar de estar ambientado en el primer cuarto del siglo XIX, el film se conecta directamente con cualquiera de las mil y una situaciones similares que vemos hoy día en nuestro mundo. Aplicable a Latinoamérica, pero también a África, vemos hasta qué punto las conveniencias y las recuperaciones del capitalismo no se detienen ante ningún escrúpulo para lograr sus propósitos.

Personajes como Sir William Walker, intrigante al servicio de los opresores pero consciente de la bajeza de su causa; José Dolores, guerrillero eficaz y sin idealismos al servicio de su pueblo oprimido, o Teddy Sánchez, el demócrata bienintencionado superado por los acontecimientos, tienen demasiadas conexiones con figuras de nuestros días para que se pueda seguir considerando a Queimada como simple film de aventuras.

Amarga y violenta, la cinta no cae nunca en el derrotismo, y, para Pontecorvo, nunca esta revolución habrá sido inútil, a pesar de que haya sido aplastada. Porque los nuevos amos estarán equis años o equis siglos, pero tarde o temprano habrán de caer. En esto el autor es claro y el film toma un aire casi épico y didáctico, sin impedir por ello una explicación compleja y real del problema.

Cine político, sin duda alguna, su valor viene esencialmente por la manera en que el autor ha abordado un tema importante con seriedad y rigor. Gillo Pontecorvo no aporta nada nuevo en su lenguaje, pero realiza su obra con soltura y corrección impecables en lo formal. Con su factura brillante de cinta de aventuras, su excelente color y música, la presencia de Marlon Brando en una actuación apasionada y claramente identificada con el espíritu del film, se ve secundada por una excelente actuación de Evaristo Márquez y todos los demás.

Pero por encima de su calidad formal, pienso que Queimada es una cinta totalmente defendible en razón de su eficacia. Muy clara para todos, la cinta plantea a nivel ficticio algo que todos conocemos; nos sabe presentar en forma novelada y dramática (y por tanto con mayor influencia) algo que a diario vemos en la prensa o la televisión y cuya frecuencia nos acaba por embotar sentimentalmente. Aquí están las masas oprimidas, la CIA, los grupos de presión, los moderados inoperantes, los reformistas inútiles, el guerrillero que nada tiene que perder, la intervención extrajera para ayudar a la “libertad de un pueblo amigo”; en fin, todo un fresco de un mundo como el que nos rodea.

A señalar también lo inútil y absurdo, a mi parecer, de la polémica habida en torno a Queimada sobre si los dominadores iniciales son portugueses o españoles. En el film, está claro que se presenta a los portugueses, pero históricamente parece más lógico que fuesen españoles, unido esto último a varios detalles ambientales de la cinta. Pienso que da igual, porque Pontecorvo no plantea su cinta a nivel de denuncia de la obra histórica de ninguna nación en concreto; lo que él denuncia en su film es el colonialismo a escala general, y todo lo demás sólo sirve para desvirtuar el sentido global de la importante cinta de Pontecorvo. Sentido global, pero a la vez muy concreto en sus planteamientos y situaciones, evitando el concebido y abstractizante canto a la libertad de la que se libra esta Queimada directa y sencilla, sin humanitarismos inútiles y sobrepasados.

Cinta valiosa, comprensible y abierta, creo que puede llegar a todos en su exposición. Porque el problema que plantea nos afecta a todos, porque su temática está ligada a la del hombre actual. Porque, a pesar de sus diferencias, pienso que no hay tanto camino que recorrer entre obreros, combatientes, mineros, minorías oprimidas o un negro de --la ya lejana en el tiempo— Queimada.

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132'

Año de producción

Queimada - by , Jun 04, 2013
3 / 5 stars
La Historia ante el espejo