Pelicula:

Parece que este honesto film fue objeto de cierta rechifla en el último festival de Venecia, como ya parece habitual cuando el cine trata de emociones a flor de piel, seguramente extremas, no por ello menos humanas. No es Reencarnación un gran film, pero sí tiene elementos de interés que hacen que se desmarque del mero drama más o menos romántico en el que parece lo quieren inscribir. Por de pronto, el tema es peculiar, poco tratado por el cine: una mujer, viuda, encuentra a los diez años de la muerte de su marido a un niño de esa misma edad que dice ser el difunto. A la inicial incredulidad de la mujer (aún secretamente enamorada de su infortunado esposo) le seguirá, tras detalles íntimos que el crío manifiesta de la relación de la pareja, un proceso de conocimiento y creencia de que, tal vez, dentro del cuerpo de aquel mocoso gordezuelo, serio como funeral y de sobrias palabras, pudiera estar reencarnada el alma del muerto.


Es cierto que la temática se presta al exceso, pero el director, Jonathan Glazer, casi nunca se deja llevar por él. Sólo alguna escena, como la de la explosión del nuevo novio de la viuda, da la sensación de que el cineasta hubiera buscado la misma impresión que Haydn con su famosa sinfonía 101, llamada "Sorpresa" o "Golpe de timbal": despertar a los espectadores, hasta entonces llevados con un "tempo" moroso que, es verdad, bien conviene a la película.


Porque una de las cosas peculiares de esta Reencarnación es su tono en do menor, sus planos muy largos, como el inicial, que nos lleva tras el inminente muerto mientras, todavía vivo, trota por Central Park, pretendiendo con ese "jogging" prolongar la vida que, sin embargo, tan pronto se le cortará; o ese primer plano de Kidman (espléndida, como siempre) en la ópera, cuando por primera vez intuye que aquel chaval adusto y taciturno podría ser el hombre tan amado.


A esas veleidades europeístas seguro que no ha sido ajeno el coguionista Jean-Claude Carrière, que fuera fiel guionista de la última etapa de Buñuel; está claro que el francés habrá aportado mucho a este film extraño y en ese sentido poco norteamericano. La trama un poco detectivesca que desentraña el enredo no entorpece el tono de extremo romanticismo, en buena medida necrófilo, que se cierra con la última escena, seguramente algo pasada de rosca (esa Nicole enfundada en un traje de novia, empapada del agua de la playa), pero que tan bien cuadra con el tono general de la película: querer es creer, parece decir Glazer y su coguionista Carrière, y el mero hecho de que el fantasma del ser amado, incluso en el cuerpo impúber de un niño, reviva el amor nunca apagado, es el mejor reflejo de que el sentimiento amoroso, si es verdadero, no acaba nunca. Quienes crean lo contrario, que se olviden de esta rareza imperfecta pero tan hermosa, y se vayan a ver 5x2, de Ozon, a machacarse confirmando sus seguridades sobre la evanescencia del amor.


(28-02-2005)


 


Reencarnación - by , Jan 27, 2024
3 / 5 stars
Querer es creer