John Guillermin, como casi todos los realizadores de cine, tuvo un momento álgido en su vida como cineasta. Fue en 1974, cuando le cayó en suerte rodar la costosísima superproducción El coloso en llamas, una película del género de catástrofes, con el que Hollywood pretendía en aquella época luchar contra la cada vez más creciente influencia de la televisión. Ese momento de estado de gracia se prolongó con la versión de King Kong que Dino de Laurentiis le encargó dos años más tarde. A partir de ese momento, Guillermin fue perdiendo fuelle y aprecio por parte de los grandes productores americanos, y su filmografía fue cayendo cada vez más en productos de presupuestos modestos y falta de ambiciones.
Éste es precisamente el caso de Sheena, reina de la selva, una más bien suicida versión del cómic protagonizado por la tarzana del título, una serie que en Estados Unidos alcanzó cierta popularidad por plantear una versión femenina del mítico rey de los monos. Sheena es una huérfana criada en plena jungla africana por los miembros de una tribu de telépatas. Por allí aparecerá un periodista de televisión, y nuestra tarzana se enamorará de él. Pero el reportero tiene serios problemas, y la chica habrá de ayudarle.
Aunque no alcance la dignidad de un buen producto comercial, esta Sheena, reina de la selva tiene un medio pasar, toda vez que está rodada con ciertos medios económicos que no la reducen a un mero ejercicio de cutre tarzanismo. Además, Guillermin es un buen artesano, como tiene ya sobradamente demostrado.
Sheena, Reina de la Selva -
by Enrique Colmena,
Feb 18, 2012
1 /
5 stars
Una versión femenina de Tarzán
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