Esta película pudo verse en la Sección Oficial a Concurso del Sevilla Festival de Cine Europeo 2011.
Si no fuera por los procelosos vericuetos de la distribución mundial, celosamente guardados por Estados Unidos y sus adláteres, películas como esta Siempre feliz podrían verse en otros países que no fueran Noruega o su área de influencia (vale decir los países escandinavos). Porque se trata de una comedia de enredo, con sus amores impulsivos, sus infidelidades, sus dimes y diretes, todo en un tono agridulce perfectamente asumible por cualquier espectador medio.
No es que el filme de Anne Sewitsky sea la octava maravilla, pero está bien hecho, cuenta una historia posible (al menos en aquellas heladas latitudes: aquí en el sur de Europa, o al norte de África, según se quiera, se ve menos probable…), los personajes son razonablemente reconocibles y, en general, el tono es agradable de ver. Entonces, ¿por qué hay que ver siempre las mismas comedias tontorronas americanas? ¡Qué bien nos tienen pillados por salva sea la parte…!
Anne Sewitsky ha contado con un guión bien equilibrado, que mueve más a la sonrisa que a la risa, con personajes de carne y hueso y algunas historias colaterales, como la de los niños que reproducen, medio en broma, medio en serio, una relación amo/esclavo, y un tono no exento de algunas aristas que, ciertamente, se agradecen.
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