Pablo Berger (Bilbao, 1963) no se puede decir que sea un director prolífico: en 20 años de carrera profesional como tal (antes se dedicó a la enseñanza y a filmar videoclips) solo ha rodado cuatro largometrajes, a saber: Torremolinos 73 (2003), una dramedia romántica ambientada en el turbio (y cutre...) ambiente de la industria del porno casero durante el tardofranquismo; Blancanieves (2012), brillantísima y nigérrima revisitación del cuento clásico, que le encumbró como una de las voces más interesantes del cine español de este siglo XXI; y Abracadabra (2016), que rebajó considerablemente las expectativas, una comedia negra que no tenía muy claro qué es lo que estaba contando.
Ahora esta Robot dreams nos reconcilia con él. De entrada, lo que se aprecia es que Berger es un ecléctico de manual, con cuatro películas y cuatro temas distintos, aunque haya coincidencias entre ellas, desde luego. Y lo que es inusual es que un director de cine español de acción real, es decir, con actores, se pase al cine de animación (es cierto que Fernando Trueba lo ha hecho, pero no es frecuente), lo cual habla también de curiosidad artística, de interés por hacer cosas nuevas, por hollar sendas sin explorar.
La acción de esta deliciosa comedia con irisaciones de drama se desarrolla en un alternativo Nueva York habitado por animales antropomórficos; conocemos a Perro (aquí los animales tienen como nombre propio el común de su especie), un can que vive solo; la contemplación en la tele de un anuncio en el que se publicita un robot como amigo mecánico le incita a abandonar esa soledad que le aburre; una vez el p ...
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DISPONIBLE EN NETFLIX.
Ryan Murphy (Indianápolis, 1965) es un guionista, productor y director de cine y televisión que lleva en el mundo del audiovisual desde principios de este siglo XXI. Ha obtenido varios éxitos notables, sobre todo como guionista y creador de series, con títulos emblemáticos de las últimas dos décadas como Glee y American Horror Story. Militantemente gay, varias de las series o películas que ha producido o guionizado inciden en esta temática (Pose, Halston, la nueva versión de Los chicos de la banda, The normal heart...), ya sea de forma central o tangencial.
También esta miniserie de 7 capítulos, Hollywood, comparte esta temática, si bien no es el asunto central pero sí resulta relevante en la trama. La historia se ambienta en el Hollywood clásico, tras la Segunda Guerra Mundial, en ese momento en el que la euforia por haber ganado tan dura conflagración bélica no se había batido todavía en retirada ante la posterior y arrolladora irrupción de una pujante juventud que reclamaba cambios drásticos, que se irían reflejando fundamentalmente en diversas muestras artísticas: cine (James Dean), música (Elvis)... En ese momento mágico en el que el país estaba contentísimo de haberse conocido, Murphy y su co-creador Ian Brennan (con el que ha escrito y producido un buen número de productos audiovisuales) ponen en escena una historia que se desarrolla en el Hollywood clásico, con varias líneas argumentales que irán confluyendo en una sola, esencialmente la que gira en torno al rodaje (producido por el ficticio estudio Ace Pictures, al parecer inspirado en el verídico Paramount) de un film rompedor para la época, con guionista y protagonista femenina ambos de raza negra, cosa absolutamente impensable en el cine yanqui de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, época en la que se ambienta.
Conoceremos así a varios personajes, como Jack Castell ...
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El lector interesado puede consultar el capítulo I para generalidades y contextualizaciones
Luis Buñuel. “Hamlet”
1. “Obra literaria”. Ediciones de “Heraldo de Aragón”.
2. Ed. Clan. 103-118
Luis Buñuel (1900-1983) fue antes escritor que cineasta. La fama universal de éste no debe empañar la de aquél ya que su obra literaria contiene múltiples elementos de una aguda cosmovisión que, más tarde, tomaría cuerpo en su enjundiosa filmografía. Un perro andaluz es primero libro de poemas y, más tarde, título de película.
“Hamlet” es una pieza teatral escrita en 1927; representada para una concurrencia de amigos, el propio autor interpretaba al personaje principal entre un reparto exclusivamente masculino y en la misma línea lúdica de otras escenificaciones semejantes llevadas a cabo en la madrileña Residencia de Estudiantes.
El profesor Sánchez Vidal ha señalado los antecedentes de la obra; el nombre de Apollinaire se hace evidente aunque Buñuel personalice sus preocupaciones culturales y convierta, por ello, su texto en un avanzado de nuestro teatro surrealista; desde otro punto de vista, parece que el aragonés puso música a Valle Inclán cuando en “Luces de bohemia” se dice que Hamlet y Ofelia “serían dos tipos regocijados” en la dramática española; y aún cabe citar a Ramón Gómez de la Serna (quien escribiría algunos guiones a petición de su amigo Luis) que en “Las cosas y el ello” establece un discurso donde se defiende un arte abierto que otorgue a los objetos nuevas dimensiones, significaciones y actuaciones superadoras de su anodino contexto habitual, de modo semejante a como antes hemos indicado.
Teniendo esto en cuenta, el lector del peculiarísimo “Hamlet” buñueliano debe estar prevenido a que temas como el de “el doble” ( Agrifonte pregunta, “¿quién es el hijo de mi madre?” y Hamlet contesta, “Sois Doña Iracunda de Álvaro Menor”) y “l ...
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